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Daniel Noboa
  • El presidente de la República, Daniel Noboa.Crédito: Presidencia de la República

    La Secretaría de Comunicación tira una oportuna alfombra para Daniel Noboa

    ANÁLISIS. Entrevista evidencia lo difícil que será distinguir la fina línea entre el interés del Gobierno y del candidato

    Al presidente Daniel Noboa solo le gusta presentarse en entrevistas donde se le garantice que no será cuestionado y nadie lo va a poner incómodo. Por eso, no va a ciertos medios que cumplen con su rol periodístico de cuestionar al poder, como a Diario EXPRESO. Pero cuando el presidente Noboa quiere una entrevista que también sea parte de su campaña electoral, su equipo de asesores hace especial cuidado para asegurarse de que esté listo un formato inocuo e inofensivo. 

    Es lo que pasó en la entrevista en un enlace radial con más de 200 emisoras, este lunes 8 de julio, a primera hora de la mañana.

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    El formato de la entrevista, que se le hizo al presidente Noboa, es en efecto el prototipo de la entrevista que un presidente-candidato como él necesita. Vino, además, con una particularidad inédita: que dos de sus más importantes funcionarios estuvieron en el set para que participen no solo como entrevistados, sino también como entrevistadores. Si bien uno de los ministros, Michele Sensi-Contugi, no hizo preguntas y si apenas contestó lacónicamente la única que le hicieron, lo cierto es que la otra funcionaria, la secretaria de Comunicación, Irene Vélez, cumplió a la perfección su doble papel de entrevistada y entrevistadora. Es más, lo de entrevistadora lo hizo con particular entusiasmo. Lo insólito de este formato fue precisamente, en el caso de Vélez, que haya una secretaria de Comunicación que esté modulando el tono y el contenido de la entrevista.

    La secretaria de Comunicación haciendo las veces de entrevistadora

    Este detalle llegó a un clímax cuando en medio de la entrevista, Vélez interrumpió al radiodifusor y entrevistador para hacerle notar que el presidente había soltado una primicia y que él no se la había pillado. 

    Suena increíble, pero fue real. ¿Cuál era la primicia que no se había pillado? Básicamente que el presidente Noboa había dado algún dato sobre condonación de deudas para deudores pequeños de la banca pública. Estuvo tan bien armada la participación de la secretaria de Comunicación que, en algún momento, ella dijo que le gusta meterse en el rol de periodista y que quería hacerle una pregunta al presidente. A esto, el entrevistador le dijo que claro, que está muy bien y que lo haga. Desde ese momento se produjo una auténtica aberración para cualquier espacio de periodismo independiente: la Secretaria de Comunicación se convirtió en un apuntador del presidente al que asiste y al que hace ocasionalmente preguntas. El radiodifusor, ese momento, renunció a cualquier pretensión de actuar como un periodista independiente.

    Una de las cosas más inauditas fue que cuando el entrevistador le preguntó a Vélez sobre cuáles serán sus próximas acciones al frente de la Secretaría de Comunicación, la funcionaria le respondió que fomentar ese tipo de relación entre las radios y el Gobierno. Es decir, que su plan es consolidar esa aberrante relación entre la Presidencia y la comunidad de la radiodifusión.

    La entrevista fue, en realidad, un ejercicio de campaña electoral. Fue tan evidente eso que, en un momento, el presidente le dijo al radiodifusor que no se olvide de hacer una determinada pregunta al resto de candidatos. Es insólito que el periodismo entre en ese juego perverso en el que quienes se supone deben ser cuestionadores haciendo preguntas, mostrando cifras y poniendo en duda lo que dice el poder, decidan reducir su papel a lo que los gringos llaman un “yes man”, es decir alguien quien solo asiente. La entrevista de marras es la demostración de que se necesita un periodismo con agenda propia, no un periodista que esté repitiendo la agenda de las fuentes.

    Todo menos incomodar al Daniel Noboa

    Gracias a ese formato y a ese ecosistema de complacencia, el presidente estuvo cómodo haciendo lo que mejor sabe hacer en sus presentaciones: lanzar afirmaciones y datos con tanta autoridad y seguridad que lo que dice produce una reacción de admiración y absoluta credibilidad. Lo hizo una vez más, en esta ocasión, cuando repitió el discurso que empleó en el debate de primera vuelta cuando sostuvo que el problema del sector eléctrico ecuatoriano no era la generación sino la transmisión. 

    Noboa insistió en su argumento cuando, en realidad, el país está nuevamente comprando electricidad a Colombia y, cuando se sabe, precisamente porque sus funcionarios lo han dicho que hay un déficit de mil megavatios.

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    Lo de la entrevista pone en evidencia lo difícil que será en las próximas elecciones distinguir la fina línea que separa el interés de un gobierno y de un candidato que resulta ser el presidente del país. Y ahí es cuando si no hay una prensa independiente y crítica, los papeles pueden confundirse fatalmente.

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