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El presidente Guillermo Lasso
El presidente Guillermo Lasso en una actividad reciente.Crédito: Presidencia de la República

Seguridad: Guillermo Lasso terminó pareciéndose a Rafael Correa

Un análisis de Martín Pallares sobre el reciente decreto del Presidente con el que dispone que se le otorgue seguridad hasta después de dejar el cargo

Cuando se hizo cargo del poder, Guillermo Lasso quiso enviar señales que lo diferenciaran de Rafael Correa y de su tóxica herencia política, pero resulta que a su salida de la Presidencia ha terminado comportándose exactamente igual que él. 

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Lasso amplía el beneficio de seguridad a exmandatarios a puertas de dejar el poder

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Esto, en aquello que tiene que ver con su seguridad personal y la de su familia luego del ejercicio del poder; un tema que retrata, quizá mejor que cualquier otro, la relación que una persona tiene y desarrolla con el poder.

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En efecto, Guillermo Lasso acaba de decretar para su beneficio personal algo que él le había quitado durante sus primeros días en la Presidencia al mismísimo Rafael Correa: el servicio de seguridad en el exterior para expresidentes y exvicepresidentes y sus familias. Con un agravante, en la movida de Lasso se prevé esta protección por un tiempo mínimo incluso mayor al que el expresidente prófugo de la justicia se había otorgado a sí mismo en 2017. 

En el decreto de Lasso la protección es por dos años con la posibilidad de extenderse si hay un informe que diga que eso amerita. En el decreto de Correa era por un año y medio.

En un país donde la inseguridad campea, sobre todo por acción de las mafias del narcotráfico, resulta normal que un expresidente y exvicepresidente y sus familias tengan protección dentro del territorio nacional. Pero de ahí a extender ese beneficio por un período mínimo de dos años con la posibilidad de alargarlo indefinidamente resulta no solo indelicado por tratarse de un beneficio personal de quien tiene la atribución de expedir decretos, sino porque puede convertirse en una carga fiscal abusiva si el expresidente o exvicepresidente deciden viajar a menudo o, incluso, instalarse a vivir en el exterior.

La historia de este tema durante el correato fue así: en julio de 2010 Correa decretó que se establecía la protección del presidente y vicepresidente y sus familiares dentro y fuera del país. Esa protección también era para el secretario de la Administración Pública y a sus familiares. Luego, en 2017, cuando ya le faltaban apenas meses para dejar el poder, Correa expidió otro decreto, el 1369, que extendía esos beneficios a los dos exmandatarios cuando estuviesen fuera del país. 

A diferencia de Lasso, Correa sí intentó que se aprobara una ley con esos beneficios por temor que llegara un gobierno que retire o reforme el decreto: una ley es mucho más complicada de cambiar. Esa intención, en todo caso, no cuajó.

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¿El decreto de seguridad para expresidentes firmado por Lasso beneficiará a Correa?

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El decreto de Correa disparó una gran controversia en la opinión pública: según una investigación hecha por Fernando Villavicencio, la custodia de su hija Anne Dominique, que estudiaba en la ciudad francesa de Lyon, le costaba 914.289 dólares al año al Estado ecuatoriano. 

De acuerdo con sus cálculos, si los otros miembros de la familia Correa tomaban servicios similares al de la mayor de los hermanos, el costo total podía alcanzar los 5 millones de dólares anuales. En el caso de Lasso no se sabe aún nada sobre estos costos, pues dependerán de la periodicidad de sus desplazamientos al exterior.

Pues bien, cuando Lasso llegó a Carondelet echó abajo estas canonjías que se había otorgado a sí mismo Correa: con el decreto 179 del 31 de agosto de 2021 se establecía que la seguridad asignada a los exmandatarios se limite al territorio ecuatoriano. 

También expidió otro decreto en el que dispuso que la Casa Militar presidencial no debía otorgar seguridad a los familiares del presidente y vicepresidente, ni a sus cónyuges y familiares. La austeridad fiscal era, en ese momento, lo que inspiraba al Lasso recién instalado en Carondelet que quería proyectar la imagen de un demócrata que no quería abusar del poder ni beneficiarse personalmente de él. 

En otras palabras, quería marcar una diferencia con la conducta de Correa. Es posible que el tiempo transcurrido ejerciendo el poder cambie a las personas y que Lasso haya terminado pareciéndose a Correa, al menos en su visión sobre la seguridad personal.

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Pero lo de Lasso también es un monumento a la torpeza. Se trata de una persona con una importante fortuna que le permitiría sufragarse esos gastos en caso de que estuviera fuera del país y evitarse así echar una palada más de tierra sobre su ya triste y empobrecida imagen. 

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