La Semana Santa nos anima a pensar en la reconciliacion

Acabamos de celebrar el Domingo de Ramos, día muy especial por ser una fiesta de paz en que se recuerda la alianza entre Dios y su pueblo, que sale al encuentro del Señor clamando: ¡Gloria a Dios en las alturas!, agradecidos por todos los prodigios por Él hechos.

No podemos decir que hay paz en la tierra, ni en la Iglesia, la esposa de Cristo. No hay paz en muchos corazones porque vivimos muy intranquilos dando prioridad a lo material, lo que hace que la vida actual sea muy agitada. Sigamos a Jesús. Él es nuestro camino, olvidémonos del egoísmo, el orgullo y el individualismo que nos hacen tanto daño. Jesús pide que seamos sal y luz de la tierra, hombres de fe. Sigámoslo en su vida de triunfo en Jerusalén y no lo abandonemos como lo hicieron tantos cuando estuvo en la cruz. En la Semana Mayor que comenzó el Domingo de Ramos no abandonemos nuestro combate espiritual; así lo acompañaremos en su pasión, siempre junto a su madre. El Santo Padre pide a sus fieles que no olviden el sacramento de la reconciliación, como pecadores que somos. Con humildad y mucho amor de Dios en nuestro corazón, los inconvenientes que se nos presenten para no seguir al Señor en su pasión en estos días santos, nos animen para que celebremos juntos como hermanos. Con nuestro párroco y demás sacerdotes esperemos con paz y alegría el Domingo de Resurrección, que nos traerá vida abundante, es decir, la salvación. ¡Felices Pascuas!

Martha de Ortiz