Serotipo 3 y resistencia a insecticidas entre causas que disparan el dengue

Las cifras de dengue ya igualan a las de todo 2023 en poco más de cuatro meses y van a convertir a 2024 en un ‘año epidémico’. Son el resultado de la multiplicación de las causas y factores que favorecen la propagación de esta enfermedad.

No solo se trata de los factores climáticos como las altas temperaturas, las intensas lluvias por la presencia de El Niño y las consecuentes inundaciones; o aspectos estructurales, como el déficit de servicios básicos que mantiene la necesidad de la población de almacenar agua en tanques o reservorios y utilizar pozos sépticos.

A esas recurrentes causas se agrega la resistencia adquirida por los mosquitos a los insecticidas tradicionales utilizados en las campañas de fumigación, además de la poca efectividad de otros repelentes. Y por si fuera poco, también influye la inusual circulación en el país del serotipo 3 del dengue -que se suma a los habituales 1 y 2- el cual ha encontrado sin defensas naturales a la mayor parte de la población.

“Desde el año pasado empezamos a tener circulación del serotipo 3. Existe el reporte de un caso de serotipo 4, aparentemente introducido, pues no lo hemos detectado en la vigilancia del dengue aquí en el Ecuador, sino únicamente los serotipos 1, 2 y 3”, dice el doctor Diego Morales, quien se desempeña como experto zonal de Laboratorio de Vigilancia Epidemiológica y Referencia Nacional.

El biólogo e investigador del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi) aclara que no hay otro nuevo aparte de los cuatro. Pero acota que cada uno tiene a su vez varios genotipos. “En la epidemia de dengue en Perú del año pasado, se halló que la mayor parte era causada por un genotipo del serotipo 2, el ‘genotipo cosmopolita’, aparentemente más agresivo que los demás. Hemos encontrado algunos registros del ‘genotipo cosmopolita’ en Ecuador”, afirma.

En eso coincide Juan Carlos Navarro, director de Investigación e Innovación de la Universidad Internacional SEK. Ve en ello una de las causas del incremento de los casos, ya que la población ha estado expuesta básicamente a los serotipos 1 y 2, pero no al 3.

“No hay inmunización cruzada. Usted puede infectarse de dengue 1 y en dos o tres semanas del dengue 2 o del 3”, expresa el biólogo en Ecología de Vectores de Enfermedades. Resalta que en estos años, una parte de la población pudo haberse infectado de dengue 1 o 2, pero no del 3, por lo que ese grupo no tiene anticuerpos para este tipo y el cuadro médico puede ser más fuerte.

“Otro factor que también hay que tomar en cuenta es la resistencia a los insecticidas que ahora presentan los mosquitos transmisores”, advierte el doctor Morales. Se refiere a los que se utilizan en la salud pública de manera general, como la deltametrina; o focalizados, como el malatión y el temefos. Esto significa que las campañas de fumigación han perdido o reducido su importancia en el control de los vectores.

Navarro agrega la poca efectividad de la fumigación aérea, pues mientras el insecticida se esparce en las calles, el mosquito y sus criaderos están dentro de las casas o en los patios, en los enseres y recipientes que se acumulan allí.

De igual modo, concuerdan en que las altas temperaturas registradas este año, sobre todo en las provincias de la Costa, han favorecido y acelerado la reproducción de los vectores. Según Navarro, la evolución de larva a mosquito adulto, que antes podía tardar hasta nueve días, ahora se produce en solo cinco días.

Hay algo más: con el aumento de las temperaturas, los vectores están llegando a zonas geográficas ubicadas por encima de los 1.680 o 1.700 metros sobre el nivel del mar, que por la altura y el frío antes eran su techo natural.

Experto: Sin servicios básicos, nunca se podrá controlar el dengue

Para el doctor Morales, 2024 apunta a convertirse en un ‘año epidémico’ de dengue. Es decir, no solo tendrá cifras por encima de las esperadas en relación con los años anteriores, sino que estas marcarán un nuevo récord, como en 2015 y 2023. Cita otros factores como la alta densidad poblacional en algunas ciudades y la movilidad interna en el país.

En tanto, el doctor Navarro considera que ni las campañas de fumigación ni endosarle la responsabilidad al ciudadano en la prevención de la enfermedad son suficientes contra el dengue. Afirma que la principal forma de reducir la incidencia es dotar de los servicios básicos de agua potable y alcantarillado por red a la mayor parte de la población. “El problema estructural de los servicios públicos es importantísimo y sin eso no lo vamos a controlar nunca”, enfatiza.

En todo caso, ambos investigadores también hacen un llamado a la ciudadanía a que evite procurarle a los mosquitos transmisores espacios o enseres donde reproducirse, sea dentro de la casa o en los patios y jardines. Y, a quienes presentan los síntomas característicos de la enfermedad como fiebre, dolor de cabeza y dolores musculares, que eviten automedicarse para que el cuadro no se agrave. 

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