Los siniestros, una constante en aguas de las islas Galápagos

Después de Manta y Guayaquil, la zona de Galápagos ha registrado un alto número de siniestros marítimos desde hace más de una década, en dos análisis que ha realizado la Armada en el periodo 2011-2018 y 2019-2020, de acuerdo con los registros públicos a los que accedió Diario EXPRESO.

La Dirección Nacional de Espacios Acuáticos (Dirnea) es la entidad de la Armada que se encarga de controlar las actividades en esas áreas. Uno de sus departamentos investiga los accidentes que involucran a embarcaciones, como el percance del yate de dos pisos Angy, que se hundió en medio de un viaje entre las islas galapaguenses Isabela y Santa Cruz, la noche del domingo pasado. Ahí murieron cuatro personas (3 nacionales y 1 extranjero).

Los detalles de los percances que se investigan constan en dos informes. Uno recoge los siniestros del periodo 2011-2018 y el otro documento aborda aquellos de 2019-2020, según la data de la Armada, por su lugar de incidencia o por la capitanía del puerto más cercana al siniestro.

En el informe del primer periodo, cuando esa institución solo registraba los accidentes más grandes (por un estándar internacional), se detallan 104 percances. Manta aparece en primer lugar, con 24 siniestros; en segundo puesto está Galápagos, con 23; y en tercer lugar consta Guayaquil, con 17 registros. Los demás eventos ocurrieron en Puerto Bolívar, Salinas, Esmeraldas y en áreas de la Amazonía.

En el boletín del segundo periodo, de dos años, se registran 59 accidentes. La mayoría de esos eventos se reportaron en Guayaquil: 25 situaciones de riesgo en total. Por su pare, Galápagos presenta 10 incidentes; Manta, 8; y el resto corresponde a áreas de Salinas, Esmeraldas, Puerto Bolívar y la Amazonía.

¿Qué sucede en Galápagos? “Muchas embarcaciones de turismo de las islas Galápagos han tenido que parar sus operaciones por la pandemia mundial. Se espera que en el presente año se retomen las operaciones y para aquello es necesario que las compañías den cumplimiento del código de gestión de seguridad, realizando actualizaciones y el mantenimiento de sus equipos”, contestó semanas atrás David Guevara, jefe del Centro de Análisis y de Investigación de Accidentes Marítimos de la Dirnea, para un reportaje que este Diario preparaba sobre los siniestros.

Ante la repregunta para precisar si esa recomendación que se hizo en 2021 se debe a que se detectaron problemas mecánicos en el análisis de embarcaciones que zarparon y se siniestraron, dijo que sí, aunque una funcionaria del área de Prensa lo interrumpió. Ella aseguró que si las embarcaciones carecen de la inspección de rigor, no pueden navegar. En otro episodio similar se pidió “tener mucho cuidado con la información porque a Galápagos llega la parte turística, que recién se esta activando”.

Los efectos de la pandemia se evidencian en la flota de embarcaciones, añadió Guevara, pues en mayo pasado unas 350 naves estaban activas y otras 280 inactivas.

En el momento de la entrevista, la Dirnea aún procesaba los datos del 2021. Mientras que en el presente año, los accidentes marítimos ascienden a 7, según un conteo del Parque Nacional Galápagos (PNG), entidad que colabora en la atención de los siniestros por el tema ambiental.

El oficial Guevara, de la Dirnea, aseguró que con la tecnología disponible detectan las embarcaciones que carecen de las autorizaciones para navegar. En cambio, sobre las condiciones de seguridad que deben cumplir las naves reguladas, como el stock correcto de chalecos salvavidas u otros aspectos de seguridad, el director nacional de esa entidad, Pablo Caicedo, dijo el lunes que es “imposible hacer la revista (inspección) diaria a todas las embarcaciones”, pero que lo hacen de manera aleatoria.

Varios usuarios de ese servicio de transporte consultados por este Diario contaron que el sistema de movilidad tiene fallas desde su origen hasta la fase de operaciones, porque aseguraron que hay embarcaciones que trasladan a más usuarios de los que la estructura soporta, que hay capitanes de barcos que supuestamente entregan dádivas a quienes hacen los controles, entre otros problemas que estarían incidiendo en la seguridad de locales y turistas, nacionales y extranjeros.

Este Diario solicitó comentarios a la Armada sobre estas observaciones, pero hasta el cierre de la edición no hubo respuesta.