
Slow food: Alimentacion rica, sana y a conciencia
La comida no solo es nutrición, también debe vinculársela con cultura, política, economía y medioambiente. De eso se trata este movimiento y filosofía de vida.
Sale del trabajo a las 18:00 y no cree que el tráfico la deje llegar pronto para preparar la merienda. Por eso decide llevarles a sus hijos papas fritas, hamburguesas y gaseosas. ¿Le suena familiar la escena? Es muy común, a causa del veloz ritmo de vida actual.
Y justamente para contrarrestar este aceleramiento, surge en 1986 el Slow Food (comida lenta) movimiento mundial fundado oficialmente en 1989, en Italia. Su fin es combatir el desinterés respecto a los alimentos que ingerimos (calidad, procedencia y procesos); prevenir la desaparición de culturas y tradiciones alimentarias locales; evitar que las elecciones de consumo afecten al mundo; valorizar a las personas más importantes de las relaciones alimentarias (campesinos, agricultores, pescadores, recolectores), quienes son los más vulnerables y menos favorecidos financieramente.
Además se oponen a la estandarización del gusto, la cultura y al poder ilimitado de las multinacionales alimentarias, la agricultura industrial, los agrotóxicos y transgénicos, que solo favorecen a las empresas que los producen.
“Ingerir la comida pausadamente y disfrutar de la mesa también es parte de esta ideología”, dice Esteban Tapia, coordinador de la red en Ecuador, quien pertenece al convivium Amawta Kawsay (organización local) y es consejero de Slow Food para la región andina.
Alimentación con principios
- Debe ser buena: Prioriza el uso de alimentos de temporada que sean parte de la cultura local.
- Limpia: Que las técnicas de producción y consumo no afecten al medio ambiente ni al bienestar animal o humano. No al uso de químicos ni al abuso de la tierra... Se requiere de leyes que regulen los procesos.
- Justa: Alimentos con precios asequibles al consumidor y retribución para el productor.
- Biodiversa: Hay especies en vías de extinción que deben preservarse, al igual que tradiciones alimentarias (identidad de los pueblos).
La comunidad
Es el nombre que actualmente se usa para referirse al antiguo convivium. Son comunidades conformadas por personas interesadas en difundir esta filosofía con el fin de provocar un impacto tangible y positivo en la sociedad, a través de acciones concretas, explica Nathaly Arroba, convivium del Guayas, gastrónoma, alumna de la Universidad de Ciencias Gastronómicas, fundada por Slow Food.
En Ecuador
Para el chef Diego Gutiérrez, propietario del restaurante La Caleta, el Slow Food está recién iniciando, pero va tomando fuerza. Todo dependerá de cómo lo vea cada uno.
A su criterio, no es una tendencia sino una forma de vida que ha practicado desde la infancia porque su familia se la inculcó. “Debemos aplicarla desde la casa a nuestros hijos, así no será una simple moda”, dice el experto.
“En el país hay cocineros, campesinos, productores artesanales, nutricionistas, antropólogos, historiadores, profesores, universitarios, permacultores y más personas que accionan por una alimentación basada en nuestros principios; quienes trabajan mancomunadamente con organizaciones aliadas como la Red de Guardianes de Semillas (grupo que trata de rescatar las semillas, sus productos y usos) y varias ONG del país”, señala Tapia.
¿En contra del Fast Food?
Varios expertos en gastronomía dicen que sí, pero la respuesta de Tapia es “no necesariamente”, porque hay un Fast Food bueno, responsable y cultural.
Por ejemplo, la venta de bolones, encebollados y otros productos que están bajo esta lógica de comercialización de alimentos. Sin embargo, es una buena manera de difundir cultura.
“Lo negativo está en las cadenas de alimentos industriales que afectan la salud, perjudican la economía local y devastan la cultura gastronómica de un pueblo”, enfatiza el coordinador del movimiento Slow Food en Ecuador.
No al desperdicio
Es una de las más importantes campañas que lleva a cabo la Alianza de Cocineros, amplia red de chefs comprometidos en usar y promover los productos de los proyectos El Arca del Gusto, Baluarte, etc.
El chef italiano Carlo Colombara, de Casa di Carlo, aplica el Slow Food como estilo de vida en su restaurante desde hace cinco años, pues piensa en el planeta y la salud de sus clientes.
Para él, las enfermedades se pueden evitar con una buena mesa. “Algo muy importante es comprar bien, no solo fijarse en la calidad del producto sino también en la cantidad; comprar lo necesario, para no generar desperdicios”, puntualiza.
Datos
- El Slow Food ha creado tres entidades en Italia: la Universidad de Ciencias Gastronómicas, que educa a los futuros profesionales de la alimentación; la Fundación Slow Food para la Biodiversidad, que apoya proyectos que defienden la biodiversidad y las tradiciones; y la Fundación Terra Madre, que apoya el crecimiento de una red global que trabaja para conseguir un sistema alimentario sostenible.
- Este año, por sexta vez consecutiva, la delegación de Ecuador (28 compatriotas) irá a Terra Madre, la mayor cita mundial de alimentación, a finales de septiembre, en Turín, Italia.
Cifra
- 6 agrupaciones locales hay en el país (en Imbabura, Pichincha, Manabí, Guayas, Galápagos y Azuay). Cerca de 120 personas las integran. El Slow Food está en más de 160 países.
- 1986 fue el año en que nació este movimiento a nivel mundial. Su precursor fue el italiano Carlo Petrini, sociólogo, periodista y experto en gastronomía.