Referencial. Según expertos, actualmente las empresas no están buscando personas sobrecalificadas porque no las quieren tener por largo años en la compañía.

Sobrecalificado para el trabajo: Halago o mentira piadosa

Algunos reclutadores de empresas se han escudado con este término para evitar contratar a personas que no son aptas para el trabajo. Sin embargo, también hay personas sobrecalificadas pero, ¿son un problema para la empresa?

“Estás sobrecalificado para este trabajo”... Más de una persona en búsqueda de empleo ha recibido esa respuesta tras una entrevista laboral. Pero, ¿por qué estar sumamente preparado puede convertirse en un problema al momento de conseguir ‘camello’?

Esa observación suele dejar un mal sabor, pues es algo que las personas no desean escuchar sobre sí mismas cuando intentan ganarse un puesto, asegura la ingeniera comercial María Pierina Cabezas.

Ella se ha desempeñado como reclutadora en varias empresas de la ciudad, como Hielos Dados, y advierte que lo primero que hace el seleccionador de personal es examinar las hojas de vida de los aplicantes. “Puede ser que, efectivamente, el CV sea perfecto para el puesto; pero los años de experiencia de los candidatos nos permiten rechazar algunas hojas de vida”, indica.

¿La razón? Según la ingeniera, la mayoría de las compañías de ahora buscan personal que labore medio tiempo o con contratos temporales; en algunos casos, los ‘patrones’ intentan evitarse de ese modo pagar algunas obligaciones que tendrían que cumplir si los colaboradores permanecieran ‘eternamente’ en la empresa.

Pone como ejemplo una situación que experimentó en su anterior trabajo: “A la empresa de cursos de inglés en la que fui reclutadora llegó un chico que sabía ‘full’ inglés, era máster en Mercadotecnia; pero no se lo contrató porque el trabajo era distinto a sus estudios. Era de vender cursos y llegar a una meta de 20 al mes si quería el trabajo”, recuerda.

Cuenta que el joven estaba sobrecalificado para el puesto porque, aunque tenía herramientas para poder vender, e incluso, tenía dominio del idioma, lo que quería la empresa era chicos que se dediquen únicamente a vender, pues “no había oportunidad para hacer carrera”.

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¿Mentira piadosa?

Cabezas señala que, en ciertas ocasiones, cuando le dicen a alguien que está sobrecalificado puede ser una “mentira piadosa”. “La verdad a veces es otra: no somos aptos para el puesto”, afirma.

“Somos la estrella del fútbol queriendo formar parte de un equipo de volley; el seleccionador por educación no quiere decirnos que somos bajos de estatura para ese deporte, y que correr rápido y patear bien la pelota no es importante”, dice a modo de ejemplo.

La mentira piadosa —explica— es peligrosa, pues permite a quien busca empleo mantenerse en ella, “creyendo que sí somos buenos en lo que pretendemos hacer”. “Esta mentira lleva a pensar que el candidato perdió el puesto por algún tipo de discriminación injusta; incluso, podrían querer insistir en buscar oportunidades parecidas”, sostiene.

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Pero, ¿es un problema estar realmente sobrecalificado?

La experta en Comunicación Corporativa, Mirtha Guerrero, considera que sí: “hay resistencia en los seleccionadores de contratar personas con más capacidades”, comenta.

“Esto pasa casi siempre. Sin embargo, en este proceso de selección hay muchos sesgos en contra de la contratación de personal sobrecalificado que no son justificados”, apunta Guerrero.

La comunicadora detalló, asimismo, tres casos para distinguir el problema de estar sobrecalificado:

▶La persona sobrecalificada proviene de un puesto que estaba a la altura de sus conocimientos y experiencia. “Esto le provocaría un descenso involuntario”.

Guerrero insiste en que también hay una pretensión de sueldo por parte de los “supuestamente sobrecalificados”, ya que todas las contrataciones definen siempre “de manera equivocada el nivel de sueldo”.

Las personas que tienen una amplia trayectoria siempre exigen más. En este caso, las personas que estudiaron más “pretenden ganar mejor que los demás haciendo el mismo trabajo; muchas veces son ‘vanidosos’ con sus capacidades y eso cualquier reclutador lo ve”, destaca.

Es común creer, según la experta, que se pasará por la empresa como un ‘rayo’, saltando a una posición más lucrativa en poco tiempo.

▶Que el puesto sea del mismo nivel que el nuevo.

Si la persona proviene de un puesto supuestamente superior, hay aspectos del nuevo a los cuales atribuye importancia más allá de la simple calificación profesional. “Se han observado casos de personas que quieren trabajar en un puesto con menores pretensiones, a cambio de factores personales como menor carga horaria”, remarca.

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▶Proviene de un periodo sin empleo al no conseguir trabajo “a su altura”

Si la persona ha vivido un periodo de desempleo, es posible que esté aceptando —más que eligiendo— el nuevo puesto. “En este caso podría tener sentido para el empleador preguntarse si el profesional se encuentra en dificultad y, ni bien tenga su CV nuevamente activo, buscaría irse”, advierte Guerrero.

También habría que preguntarse —considera— qué tan fácil sería para esa persona encontrar rápidamente otro puesto más calificado.

“En general, es difícil conseguir trabajo cuando se tiene una experiencia fuerte ya que, actualmente, los reclutadores se ‘casan’ con el perfil solicitado y no te dan la oportunidad de obtener el empleo porque esa experiencia demandaría un sueldo superior y ahora las empresas están en ‘modo ahorro’”, concluye.

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