En Socio Vivienda, los moradores cuidaran arboles
Ayer, temprano en la mañana, armados con escobas, recogedores y palas, 16 de los 18 miembros de la Asociación de Conservación y Mantenimiento de Socio Vivienda 1 y 2, empezaron a trabajar en los 2 kilómetros de la avenida Chucho Benítez, en la Mz 5 de Socio Vivienda 1.
Ellos son los moradores del sector que se encargan de mantenerlo limpio, de lunes a viernes. Nueve viven en la etapa 1 y la otra mitad, en la 2. Hubo dos menos porque estaban enfermos.
Elina Escobar, representante de la asociación, junto a Mercedes Paredes y Mireya Rentería barrieron el parterre central. Mientras que Clara Mancheno y Yolanda López separaron las piedras de la tierra de sembrado que Luis Avilés y Gonzalo Quinde echaron con palas para cubrir los hoyos donde plantaron 110 cedros en ese tramo.
Y sembraron 220 algarrobos a ambos lados de la avenida.
En total fueron 330 los árboles (de 1,20 metros de alto) plantados durante la Siembratón Socio Vivienda, que organizó el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) y en la que también trabajaron los ministerios de Cultura, de Ambiente y de Deportes.
El objetivo de la campaña es generar conciencia ambiental, dijo la ministra de Vivienda, María de los Ángeles Duarte.
“Es una excelente iniciativa para conservar el medioambiente y que la gente tome conciencia de lo importante que es esto y se da una mejor vista a la avenida Chucho Benítez”, dijo Escobar a EXPRESO.
Sus compañeras Mancheno y López, quienes aman las plantas y tienen sembrado papaya, verde, guineo y limón en sus casas, estaban entusiasmadas por participar en la jornada y por ser miembros del equipo que se encargará de cuidar lo recién sembrado.
Larissa Marangoni, directora Cultural Guayaquil, del Ministerio de Cultura y Patrimonio, indicó a este Diario que escogieron estas dos especies nativas de la zona porque el cedro es un árbol de sombra, propicio para el parterre central por donde trotan los habitantes, a quienes quieren ofrecerles una “sombra natural”.
El algarrobo tiene menos follaje, flores anaranjadas y amarillas y vainitas, cuyas semillas se secan para hacer aceite o se las muele para fabricar alimento para animales (vacas, caballos etc.) o pan, lo cual da pie a crear microempresas barriales.
“Cerca de las canchas de fútbol estamos sembrando mangos y guaba para que con sus frutos puedan hacer sus mermeladas y venderlas en la comunidad o hacer lo que tenemos pensado con Tía: crear un supermercado comunitario”, anunció Marangoni.