Por soluciones para la inseguridad claman en el Distrito Centro

La circunscripción urbana 2 de Quito, que se ubica en su zona céntrica, está compuesta por cerca de 463 mil electores para las elecciones seccionales de este año, en las que la población deberá elegir a cinco representantes que ostentarán el cargo de concejales en el Consejo del Distrito Metropolitano.

En el centro de la ciudad hay un tema en particular en el que coinciden los moradores de varios sectores y por el que piden mayor atención a sus futuros concejales: el combate a la delincuencia.

Doña Lucía Mendoza, de 56 años, quien vive en el barrio de San Juan, lado occidental del centro de la ciudad, comenta a este Diario que los robos en el sector son casi a diario y no existen controles por parte de la policía. Asegura que desde el Municipio no han visto acciones para ayudar en la lucha contra el hampa.

“Han arreglado varias calles, pero eso no lo es todo. Aquí queremos un sistema de alarmas o cámaras de seguridad. Muchos vecinos han instalado sus propias cámaras, porque caminar de noche por algunas calles de este sector es un riesgo”, dice doña Lucía.

La lucha contra la delincuencia es competencia del gobierno nacional, pero de acuerdo con el Código Orgánico de Organización Territorial (Cootad), aprobado en el 2010, cada gobierno autónomo (municipio) debe “coordinar con la Policía Nacional, la sociedad y otros organismos, lo relacionado con la seguridad ciudadana, en el ámbito de sus competencias”.

En Quito los ciudadanos propietarios de bienes inmuebles pagan desde 2003 una Tasa de Seguridad Ciudadana a la hora de cancelar el impuesto predial. Recaudación que alcanza los $ 8 millones anuales. De dicho fondo deben salir las “ayudas” para el trabajo de los entes de seguridad, entre ellos la Policía Nacional.

El Centro Histórico de la capital también forma parte de este distrito. Una zona concurrida por turistas locales, nacionales y extranjeros, pero que se ve afectada por el comercio informal a gran escala y los ladrones.

Hay opiniones divididas. Hay quienes claman por más controles a los vendedores informales, pues aseguran que estos perjudican a los negocios establecidos en locales, por lo que solicitan a las nuevas autoridades ordenanzas más eficientes para regularizarlos. En cambio, a otros no les molesta la presencia de informales.

Pablo Andrade, quien vive cerca al Centro Histórico, se indigna cada vez que ve controles de los agentes de Control Metropolitano que sacan a los vendedores de las calles. “Si así fueran con los delincuentes, la situación fuera otra. No entienden que hay desempleo y la gente busca cómo sobrevivir”, sostiene Andrade. Aunque también está consciente de que se necesita despejar el espacio para los turistas.

Con él concuerda Alejandro Ortega, un ciudadano que lleva más de 30 años trabajando en los alrededores del centro. “No puede el centro seguir desordenado. Hay normativas, pero las hacen cumplir de vez en cuando. Deben ser más duros con el comercio informal, pero con soluciones para ellos, porque no es solo sacarlos, sino ubicarlos en lugares estratégicos para el comercio”, plantea.

Los moradores también claman por un embellecimiento de los barrios aledaños y mantenimiento de las zonas verdes, para que se vaya quitando de la mente de los mismos quiteños la percepción de inseguridad en los barrios de la zona.

Daysi Prado vive en la parroquia Puengasí, en el barrio Eloy Alfaro. Cerca de su casa hay un parque al cual le dan mantenimiento dos veces al año. “No podemos esperar tanto para que corten la maleza en los parques. Los concejales deben trabajar más en territorio, visitarnos y conocer las necesidades de los barrios. Siempre los vemos solo cuando van a inaugurar obras, que muchas veces ni nos consultan para saber si eso es primordial en el sector”, lamenta la ciudadana.