Las soluciones que vende Daniel Noboa, lejos de “resolver” los problemas
Asegura que brinda soluciones contra la inseguridad, crisis energética y de salud. Expertos ven medidas con fines electorales
La frase con la que Daniel Noboa apuntaba a distinguir su gestión de expresidentes solo se quedó en texto. La afirmación de ser el Gobierno del “nuevo Ecuador que resuelve”, que daría soluciones a los problemas del país, es parte de un mensaje propagandístico que ha contribuido a revelar las falencias del régimen.
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El eslogan acompaña los videos que la Presidencia publica, en los que Noboa asegura que su Gobierno “resuelve” para exponer sus actividades. Los últimos fueron sobre las obras en las Escuelas del Milenio y en parte del sistema vial afectado por las lluvias.
“Construimos escuelas sin robarles a los ecuatorianos”, dice el mandatario junto a la ministra de Educación, Alegría Crespo. “Reactivamos proyectos en 10 provincias y adquirimos 21 puentes tipo Bailey”, asegura el ministro Roberto Luque, en otro video.
El que más se recuerda es el que se promocionó luego de seis meses de gestión, en el que se habló de “control de las cárceles, no más apagones”, así como de los casos Nene, Metástasis, Purga y las detenciones de Jorge Glas, Pablo Muentes y Wilman Terán en La Roca, pese a que se trataban de procesos legales que lleva adelante la Fiscalía.
Aunque el Gobierno ha tratado de posicionar que “resuelve”, siguen desatendidos los problemas que más aquejan a los ecuatorianos. Sobre las prioridades de la ciudadanía (seguridad, reactivación económica y la crisis energética) no existe al menos una propuesta que encamine una solución a largo plazo, pese a que ya pasaron los 100 días para que conozca la realidad del país. Ya está por cumplir siete meses de gestión, señala Juan Francisco Díaz, catedrático de Ciencias Políticas.
“A pesar de declarar la guerra interna, los niveles de inseguridad siguen, al igual que delitos como la extorsión, el secuestro y las ‘vacunas’. Hay un endeudamiento con multilaterales de 25 mil millones de dólares y al FMI le debemos 400 mil millones, lo que significa que no hay inversión privada. A eso se suma el temor de que vuelvan los apagones, porque no se generan proyectos de infraestructura para largo plazo”, explica Díaz.
El analista político Mauricio Alarcón coincide con ese diagnóstico y añade otra preocupación: la corrupción. “Ningún problema está siendo solucionado de fondo, sino que se trata de manera coyuntural para llegar de mejor manera, con el objetivo de buscar réditos electorales”.
Cita la cifra oficial de que se redujeron en un 17 % las muertes violentas, “pero hace pocas horas mataron a un excandidato. ¿De qué soluciones estamos hablando? ¿Este es un gobierno que gestiona o que comunica?”, cuestiona el director de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo.
Esteban Ron, decano de la Universidad SEK, observa que “hay una estrategia de marketing político” que se generó por un cambio de agenda gubernativa, que es el plan de trabajo con el que llega un gobierno, debido a la conmoción causada por la inseguridad. Por ende, “descuida otros temas”.
Los tres expertos consideran que aunque Noboa ha tomado medidas referentes al tema de la seguridad, la falta de políticas efectivas ha dejado desatendida a la población en los ámbitos de salud, educación y empleo. “Puede ser porque no hubo un plan de Gobierno (planificación) o existió una incapacidad que se traduce en el desconocimiento de los funcionarios que están en esas carteras de Estado”, estima el catedrático.
Díaz sugiere que el Gobierno debe aplicar “soluciones estructurales de largo plazo. Se requiere más que una nueva ley, decreto o nuevo ministro; se necesita planificación”.
La falta de soluciones efectivas se reflejará cuando los ciudadanos noten que siguen enfrentando ataques, que no encuentran empleo o que sus conocidos aún migran porque no hay las condiciones para subsistir en el país. La situación “generará una bomba de presión al Gobierno, lo que afectará su credibilidad y pondrá en riesgo la reelección”, reflexiona Ron.
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