Símbolo. El presidente Moreno coloca a Frank Steinmeier una medalla como una condecoración al Mérito.

Steinmeier exalta el abrigo que Ecuador brinda a venezolanos

El presidente alemán se reunió ayer con su homólogo Lenín Moreno. Hablaron sobre conservación y política mundial. Hoy tiene previsto llegar a Galápagos.

La mañana fue agitada en el Palacio de Carondelet. Los funcionarios corrían por los pasillos. Los granaderos de Tarqui sacaban brillo a sus instrumentos. El presidente Frank-Walter Steinmeier estaba por llegar. Y esta, la segunda vez que un jefe de Estado alemán visita Ecuador en 26 años, debía ser impecable.

A las 12:20, Steinmeier y su esposa Elke Büdenbender ingresaron a la Presidencia de la República, en Quito. Calle de honor. Himno Nacional. Alfombra roja. Los dos caminaron con pausa –pese al retraso de 20 minutos según la agenda– hasta donde los esperaba Lenín Moreno y la primera dama, Rocío González.

Tras estrechar las manos, los dos hablaron 40 minutos en la Sala Diplomática. En el Salón Amarillo los esperaron el vicepresidente de la República, Otto Sonnenholzner; la ministra del Interior, María Paula Romo; una delegación diplomática de Alemania...

Llegó la hora. A las 13:27 salieron felices. No firmaron acuerdos –aún–, pero sí fue una “reunión fraterna”, dijo Moreno. Intercambiaron criterios acerca de la conservación y de la política mundial, sobre “lo que tanta falta nos hace a los ecuatorianos: alcanzar por fin el impulso de la ciencia y la tecnología para salir adelante y alcanzar un pleno desarrollo... además, existen excelentes perspectivas para el intercambio comercial”.

Steinmeier felicitó la “solidaridad del país frente a los vecinos venezolanos”. Y Moreno no desaprovechó la oportunidad para mencionarle el pedido de exención de la visa Schengen a los ecuatorianos que le hizo al rey de España y al presidente Pedro Sánchez.

Con escarapelas en sus trajes –con las banderas de ambos países entrelazadas–, recorrieron los pasillos, vieron cuadros, plantas. No dejaron de sonreír.

En el Salón Amarillo, donde la prensa alemana miraba extrañada los cuadros de los antiguos presidentes del Ecuador, Moreno condecoró a Steinmeier. “‘Esteinmer’, ¿así se pronuncia?, ¿lo digo otra vez?”, bromeó. El alemán se inclinó para recibir la Orden Nacional al Mérito en el grado de Gran Collar, en honor a Alexander Von Humboldt por la conmemoración de los 250 años del natalicio del científico, quien hace dos siglos visitó Ecuador y cuyos estudios geográficos, astronómicos y de botánica constituyen aportes notables a la ciencia universal.

Steinmeier es el segundo presidente alemán que llega a Ecuador después de que Richard Freiherr von Weizsäcker lo hiciera en 1993. Es el jefe de Estado, pero no de gobierno; el Poder Ejecutivo lo tiene la canciller Ángela Merkel.

Se despidieron y, tras anunciar que Steinmeier visitará hoy Galápagos y posteriormente Guayaquil, desaparecieron del Salón Amarillo. Detrás, los guardespaldas.

Raíces con grandes empresas

Alemania es clave para el sector bananero

El mercado alemán tiene un significado relevante para el banano, el producto emblema de Ecuador por décadas.

Alemania, que echó raíces en Ecuador con grandes empresas que perduran, fue clave en la llamada “guerra del banano”, cuando la Unión Europea impuso cupos y aranceles al guineo procedente de América Latina o área dólar como se conoce también. Su gobierno defendió la posición ecuatoriana: el libre acceso.

Este es el principal mercado para la fruta ecuatoriana en el Viejo Continente, con una facturación de 214,6 millones de dólares entre enero y noviembre de 2018, de acuerdo con las estadísticas del Banco Central. Aunque Italia aparece con $ 242 millones, esto se debe a que a sus puertos del Mediterráneo llega fruta que luego se reembarca a otras naciones, en especial a Europa del Este. El 2018, en 11 meses, Ecuador colocó productos por un total de 450 millones, 28 más que el 2017. GLC