Subastas en los hospitales, una vía opaca para comprar medicinas o contratar servicios
Pujas con una sola empresa, ahorros mínimos y proveedores que no cumplen con los requisitos entorpecen la transparencia
Como piezas de dominó, los siete oferentes fueron descalificados uno por uno. Quedó una compañía y la subasta inversa se realizó únicamente con esta: Consorcio Turbo Limpieza (Turbolimse S.A. y Asoserlicang).
Sin medicamentos, la lucha por la salud es cuesta arriba
Leer másEl 8 de abril pasado, a las 13:47, la compañía pujó contra ella misma y el precio referencial bajó un 7 %. Es decir, pasó de $ 2,3 millones a $ 2,1 millones. Así fue cómo Turbo Limpieza ganó el contrato para la limpieza y desinfección del hospital Teodoro Maldonado Carbo, en Guayaquil.
En la ley de Contratación Pública, la subasta inversa electrónica tiene como finalidad “lograr la mayor participación de oferentes que permitan obtener los mejores beneficios económicos para el Estado a partir de una puja competitiva en precios”. En la práctica, las pujas se dan entre una, como este caso, o hasta tres personas.
Y en varios casos son procesos arreglados previamente, como publicó EXPRESO el 12 de diciembre en la nota titulada ‘Los hospitales del IESS compran medicina cara’.
“Hay proveedores aliados o vinculados entre sí. Se turnan quién va a ganar la puja, después de unos meses ganará el que quedó segundo. Por eso el ahorro es casi mínimo”, dice Carlos Figueroa, vocal alterno del Consejo de Participación, quien ha denunciado a las mafias hospitalarias en la Fiscalía.
He presentado varias denuncias en la Fiscalía contra las mafias hospitalarias, pero no han avanzado
En el hospital de Especialidades Teodoro Maldonado Carbo, que es parte de la red del IESS, la adjudicación del contrato de limpieza estuvo lleno de anomalías, al punto que en marzo el Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop) emitió una alerta por la descalificación de todos los oferentes menos uno, el que ganó.
La autoridad suspendió el proceso de contratación por 28 días hasta que se aclaren las dudas. En este tiempo surgieron más cuestionamientos contra Turbolimse S.A. La empresa apenas tiene un capital suscrito de $ 10.000, es decir el 0,5 % del valor del contrato y fue creada en 2018. Asoserlicang inició sus operaciones en 2016.
En los pliegos, el hospital exigió que los oferentes tengan 15 años de experiencia general. Turbolimse no cuenta con este requisito, como tampoco con los cinco años de experiencia específica, es decir, en desinfección de hospitales y quirófanos.
Incluso sus ingresos son pocos. Desde 2018, el único período que pagó el impuesto a la renta fue en 2021; canceló $ 3.033. Este Diario llamó y envió correos electrónicos a la empresa, pero no respondió.
En el portal web del Sercop no consta aún el contrato, aunque según la ley el plazo era de 15 días, por lo que el proceso de contratación no ha avanzado. Este Diario se contactó con el gerente del hospital, quien tampoco ha respondido hasta el cierre de esta publicación.
La lucha de los niños con enfermedades catastróficas es constante y cuesta arriba, sobre todo ahora que las perchas de las farmacias y laboratorios de los hospitales del Ministerio de Salud Pública y del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social no disponen de medicinas.
— Diario Expreso (@Expresoec) May 6, 2022
El caso podría parecer aislado. Sobre todo cuando el Gobierno ha prometido un combate a las mafias hospitalarias, en especial a las que venden medicamentos en el sector público. Su mejor arma es la subasta inversa corporativa, que es una compra centralizada y en grandes cantidades para proveer fármacos a centros médicos del IESS, Ministerio de Salud Pública, de la Policía y de las Fuerzas Armadas. La realizada en abril logró un ahorro del 48 % del precio referencial, es decir $ 153 millones.
Sin embargo, los hospitales del IESS aún pueden adquirir insumos, repuestos y servicios para su funcionamiento.
El 3 de diciembre, el Hospital General de Milagro organizó una puja para el mantenimiento preventivo y correctivo de tres ascensores. La oferta comenzó en $ 204.872 y se presentaron solo dos personas, ya que otros tres oferentes fueron descalificados.
Los que participaron en la subasta fueron dos personas naturales que no cumplían los requisitos. La primera tiene un RUC para vender insumos médicos, quirúrgicos y dentales, y la segunda tiene un RUC para realizar instalaciones de redes de telecomunicaciones, antenas parabólicas, redes de fibra óptica y calefones.
Esta última presentó el precio más bajo, que fue $ 198.750, es decir, un ahorro de apenas el 3 % o $ 6.122. En abril de 2021, este mismo ingeniero en Sistemas recibió otro contrato del hospital para el mantenimiento correctivo y preventivo de la planta generadora de oxígeno por $ 169.190.
El oferente que quedó en segundo lugar, en cambio, ganó un mes antes una subasta por $ 287.670 para proveer de insumos médicos al hospital IESS de Babahoyo y, un año antes, en el hospital IESS de Milagro obtuvo la adjudicación por $ 95.980, por materiales e insumos eléctricos, pese a que su RUC es para otra actividad.
El contrato para el mantenimiento de los tres ascensores en el hospital de Milagro es, además, el más caro del país, según la página web del Sercop.
En enero, el hospital Carlos Andrade Marín, en Quito, adquirió el mismo servicio. Pero pagó $ 72.955 por el mantenimiento y la reparación de 12 ascensores. El 28 de enero, el Hospital Naval de Guayaquil desembolsó $ 18.240 por el mantenimiento de tres ascensores y 14 puertas automáticas.
Las pujas arregladas son un mecanismo que siempre hemos denunciado y que se siguen dando
Las funerarias y los deudos timan al IESS
Leer másMientras los recursos se van en estos contratos, el Directorio el IESS ha señalado sus problemas para pagar una deuda de más de $ 140 millones con Solca, que pone en incertidumbre la atención de adultos y niños que padecen cáncer.
Si los recursos de los trabajadores se van en compras caras son los pacientes los que sufre; se les niega la atención
Gustavo Dávila, de la Fundación Jóvenes contra el Cáncer, ha sido muy duro al señalar que la negligencia y la corrupción han cobrado la vida de pacientes a quienes el tratamiento no llegó a tiempo. “Si los recursos de los trabajadores se van en compras caras, son los pacientes quienes sufren; se le niegan sus derechos”.