
Susan Sarandon “Extrano estar enamorada”
Fabián WaintalEspecial para SEMANA
Para Susan Sarandon, 2016 no es un año cualquiera. No se nota, pero el 4 de octubre cumple 70 y festeja 25 años del estreno de la famosa cinta ‘Thelma & Louise’. Estrena la película ‘The Meddler’, en Las Vegas, y fue reconocida por la Asociación de Dueños de Salas de Cine como una de las leyendas vivas de Hollywood, con el premio Cinemacon Icon Award. Llega a la entrevista con un pie enyesado.
¿Qué pasó con su pie?
Escalaba una montaña en Colombia con mi hijo mayor, tras el Festival de Cine en Cartagena. La primera hora prestaba mucha atención, pues no es fácil, y cuando estábamos bajando pasó lo peor. No presté atención y caí de rodillas y me fracturé tibia y tobillo.
¿Gritó en español o en inglés?
(Risas) En todos los idiomas. Todos fueron muy amables, me pusieron hielo... Fue al final de mi viaje, así que esperé hasta llegar a casa para hacerme los análisis. Al aeropuerto me llevaron en silla de ruedas. Tuvieron que revisarme antes... tenía todo morado, pero me dieron medicina y ya estoy mejor.
Veinticinco años después de ‘Thelma & Louise’ se ve mejor que antes. ¿El secreto?
Ni idea, ni me lo pregunto, ni quiero averiguarlo. Estoy feliz de a mi edad tener un trabajo que disfruto y la gente parece disfrutarlo. Tengo suerte.
¿Y el secreto del éxito en Hollywood después de tantos años?
A los 40, las cosas empiezan a caer en picada. No creo que se pueda estar en este negocio tratando de conseguir éxitos o fracasos; hay que salir, disfrutar la experiencia y recordar lo más que puedas. Siempre pensé que tendría un final, pues me tomé varios años para criar a mis hijos y pensé que no podría conseguir trabajo.
¿Qué es ser superestrella de cine?
Es un buen oficio. Hay que aceptar la pérdida de privacidad. Es parte del juego. El sistema del cine cambió para las mujeres. Antes debías elegir entre la carrera y tu vida. Hoy mostramos que es posible tener ambas. Como trabajo es maravilloso. No sé como estrella de cine. Hay actores buenos que no tienen oportunidad de los mejores trabajos y siguen trabajando. Hay que tener suerte para lograr más control con el trabajo, como llevar la familia al estudio. Te conviertes en estrella de cine y cuando hablas... te prestan atención (risas).
El 4 de octubre de 1946, en Nueva York, nació Susan Abigail Tomalin, hija del productor de TV Philip Leslie Tomalin. Adoptó el apellido Sarandon al casarse en 1967 con el actor Chris Sarandon. A él le debe su carrera cuando después de graduarse de la Universidad Católica de Washington, fueron juntos a una audición en Nueva York porque él intentaba lograr un personaje para el filme ‘Joe’. A él lo rechazaron. Susan probó suerte y consiguió el rol de la hija del protagonista. Ella pagó su propio pasaje de Roma a Los Ángeles para que la contrataran como pareja de Kevin Costner en ‘Bull Durham’, pero terminó siendo pareja de otro de los actores de ese elenco: Tim Robbins. El año anterior, Susan había destacado con otro romance cinematográfico con Jack Nicholson, al lado de Cher y Michelle Pfeiffer en la inolvidable película ‘The Witches of Eastwick’. En 1982, la nominaron al Óscar por ‘Atlantic City’ y diez años después fue nominada por el clásico ‘Thelma & Louis’ con Geena Davis. Habían pasado 15 años de la primera nominación, cuando en 1996, con ‘Dead Man Walking’, recibió el Óscar como mejor actriz. Muchos han sido sus premios, pero los que más aprecia son sus nietos: la niña Marlowem, de dos años, y el varón que está por venir.
¿Los nietos se disfrutan más que todos los premios?
No hice demasiado para ‘ganarlos’ (ríe). Pero sí, ahora que mi hija va a tener un varón, estoy feliz porque mi nieta Marlowe tendrá un hermanito. Mi hija es increíble como madre. Estoy feliz por ella. Ser abuela es más fácil que ser madre porque no tengo tantas preocupaciones.
¿Y la llaman abuela?
Mi nieta me dice “mami”. Es típico entre la gente del sur, a la hora de llamar a la abuela. También “sani”, pensé que no lo iba a poder decir, pero le sale bien. A veces me dice “miel”. Es muy dulce.
¿Es difícil ser madre en Hollywood, sin entrometerse en la vida de sus hijos?
El secreto como madre es entrometerse en la vida de los hijos lo suficientemente temprano, para que después piensen que es algo normal. Yo soy así... y ellos también. Nos entrometemos mutuamente. No aparezco de sorpresa en la casa de ellos todo el tiempo, pero les envío cosas y no paro de pasarles mensajes de texto. No me atienden si los llamo por teléfono, así que les escribo... Les paso vídeos, música... y ellos hacen lo mismo. Me mandan libros, sugerencias y eso es una forma de entrometerse conmigo. Pero también creo que está bien cometer errores. A mis hijos les digo que a veces es bueno caerse, porque aprendes que se puede volver. Por eso asumo que pueden levantar-
se solos. Pero si me piden consejos, se los doy... aunque no pasa muy a menudo.
¿Cómo logró criar hijos tan saludables en un mundo como Hollywood?
Están en buen estado gracias a que crecieron en Nueva York. Ayudó, pues al menos sabían que eran privilegiados. No se criaron detrás de un enorme portón con amigos millonarios ni con los mejores autos. Caminaron por las calles entre todos los colores, religiones, idiomas y niveles económicos. Por eso, al menos pudieron ver que tenían suerte y debían ser responsables en ese sentido. Yo también los llevé siempre conmigo y aunque pasamos buenas y malas épocas, son buenos chicos.
¿Y ahora que los hijos crecieron?
Yo bromeaba con que me conformaba con criar hijos con los que quiera salir a cenar. Terminó siendo una buena idea. Ahora estamos en una faceta diferente, reuniones familiares entre muchos primos donde yo además tengo hermanos y no me llevo necesariamente bien con todos, especialmente después de que toman algunas copas de más. En esas situaciones, yo les digo a mis hijos que pretendamos que estamos en medio de una comedia de televisión. Y se puede disfrutar mejor la vida con buen sentido del humor. En los peores momentos, cuando alguien puede presionarte los peores botones, yo les digo a mis hijos que fumen un cigarrillo de marihuana, tomen algo y hagan lo que sea para mirar las cosas desde otra perspectiva, porque todos tenemos un límite de tiempo en esta vida, con fecha de expiración, para todo.
Más allá del éxito de su carrera como actriz, es famosa por sus opiniones políticas sobre temas sociales.
No toco ningún tema, hasta que me preguntan. Como ciudadanos creo que tenemos suerte de poder usar nuestra voz con entusiasmo, informando a la gente que no está informada. Y por estar tan conectada con los medios, me siento en un lugar bendecido para vivir secretamente entre esas voces, dando la información que por lo general la gente no tiene, porque los medios son corporaciones. Tampoco me preocupan las batallas. Lo único que me preocupa en mi vida son las cosas que no hice. Siempre puedo llegar a disculparme por mis errores, pero tampoco me voy a quedar quieta sin hacer nada que siento que quiero hacer o decir.
Como por ejemplo...
Recuerdo una vez que fui al Óscar y traté de pensar lo que podía decir en cierta circunstancia sobre la guerra. La verdad, me hubiese gustado ser más explícita porque tenía algo para decir y me puse mal porque no lo dije. Tuve la oportunidad y el público, pero no pude darme cuenta de lo que quería decir.
¿El Óscar cambió algo en su vida?
No. Supongo que para alguien como Jennifer Lawrence, que fue nominada cuando nadie la conocía, marca una diferencia. O Halle Berry, que era una de las mujercitas de James Bond y consiguió un rol dramático que terminó en una nominación y eso despierta a la gente y cambia la forma de verte. Pero cuando estuviste en este negocio 50 años o algo así... solo es maravilloso para mostrar la parte de abajo del vestido, cuando te permiten pararte para ir al escenario. En vez de llamarme “la actriz que perdió cuatro veces” me llaman “la ganadora de un Óscar”, pero nada ha cambiado. Solo la etiqueta que me impusieron, una muy linda etiqueta.
¿El mejor recuerdo de esa noche?
Había tenido muchas nominaciones en un periodo corto y todos, creo, pedían por favor que me lo dieran. Cuando gané, Laurence Fishburne estaba sentado atrás mío y en ese momento de la ceremonia el nivel de azúcar lo teníamos por el suelo, tanto tiempo encerrados en un teatro sin comer, porque nuestra categoría es una de las últimas. Él se acercó a decirme: “Si esta vez no te lo dan, quemamos el edificio”. Ese simple comentario, por alguna razón, me calmó. Me pareció fabuloso.
¿Y el premio como un Ícono del Cine que ganó en Cinemacon?
Esa noche le dieron premio a todos. Hubo como cien. ‘El actor más valioso’, ‘el que mejoró más’... Todos ganaron. A medida que mostraron un vídeo de mi vida, sentí que yo también había pasado por todas las otras categorías como ‘la estrella revelación’ o ‘la estrella del año’.
En ‘The Meddler’, Susan interpreta a una madre que se muda para estar cerca de la hija... muy cerca, interfiriendo en sus conversaciones privadas, amigos y lo que una madre sobreprotectora desearía, pero no se atreve a hacer. Y en ‘Mothers and Daughters’ muestra otro estilo de historia maternal, junto a estrellas como Sharon Stone, Christina Ricci y Courtney Cox.
¿Cómo logra tan buenos personajes femeninos en Hollywood?
Hay muchas clases de mujeres... Hace mucho, alguien me dijo que una vez que las actrices empezamos a interpretar el rol de madres, tenemos que sacrificar la sensualidad. No creo que hoy sea cierto porque hay mucha gente de mi edad y actrices más grandes que interpretan toda clase de personajes femeninos en películas distintas. Creo que la mujer es fascinante. Y el lazo que une a una madre con su hija es especial y complejo.
En ‘The Meddler’ tiene una historia de amor y no es común en Hollywood para actrices de su época.
Las películas que hice fueron historias de amor. Nada mejor que alguien que decide tomar contacto con otra persona, con cierta intimidad, aunque no sea algo sexual. Genera cierta vulnerabilidad. Y cuando voy al cine busco ese contacto. Hasta cuando filmé ‘The Client’. Y en ‘The Meddler’ siento que la gente quiere ver a mi personaje enamorada, cuando le toma la mano a JK Simmons es tan poderoso como sacarse la ropa. En cualquier película y edad se siente la química entre dos personas, en una película.
¿Todavía cree en el romance?
Sí, desafortunadamente sí.
¿Cómo lo manifiesta?
Los domingos salgo y veo a todos como si estuvieran enamorados y los odio (ríe). Soy romántica, incluso con mis nietos. No extraño a una vieja relación, pero mi cerebro recuerda la parte de estar enamorada. Extraño esa parte. Extraño estar con alguien.
¿Todavía puede pasar?
Puede. Hace poco leía un libro que dice que los hombres aman a las ‘perras’. ¿Lo leíste? Básicamente, cada capítulo me deja en claro que hasta ahora... vengo haciendo todo mal.