Jaime Valle y Stalin Floreano le dan forma a un animal salvaje. En el cerro “El Tablazo, un grupo de artesanos efectúan el tallado de las piedras con habilidad y gran destreza. Se unen para compartir experiencias y conocimientos sobre este trabajo.

El tallado en piedra, una tradicion en Santa Elena

Estos obreros que se dedican a la extracción de piedras para la construcción en sus tiempos libres cogen martillos y cinceles para realizar verdaderas obras de arte.

En varias zonas de la península de Santa Elena últimamente se han hallado osamentas de quienes habitaron hace cientos de años. Junto a los esqueletos humanos también se han descubierto vasijas y figuras de piedras esculpidas que pertenecían a los habitantes de esos tiempos.

El tallado de las piedras es una actividad ancestral que aún se mantiene en esta jurisdicción. Y de manera especial la conserva un grupo de trabajadores de la cooperativa minera “El Tablazo”, en la ciudad de Santa Elena.

Estos obreros que se dedican a la extracción de piedras para la construcción en sus tiempos libres cogen martillos y cinceles para realizar verdaderas obras de arte.

Los clientes que acuden en busca del material para la edificación de las casas, al ver las piedras talladas deciden adquirir estos trabajos. Los artesanos también inculcan a otras personas interesadas en el aprendizaje de esta tarea para que se unan al grupo. La idea es que no desaparezca esta actividad ancestral.

Las figuras de animales salvajes, pilas o pequeños reservorios de agua, la Venus de Valdivia y hasta los escudos de Barcelona y Emelec figuran entre las obras que más atraen a los visitantes que llegan hasta lo alto del cerro, donde laboran los humildes artesanos.

Jaime Valle lidera al grupo de los talladores. El obrero cuenta que el arte lo heredó de manera natural de sus antepasados porque en su caso nadie le enseñó. Por eso cree que nació con ese arte en sus manos.

“Todo ocurrió cuando era niño. Un día encontré una piedra grande y empecé con un desarmador de tornillos a crear la figura de un muñeco. Mi trabajo quedó muy bien y en ese momento descubrí que tenía este talento”, reseña.

Valle se encontró en el cerro “El Tablazo” con una docena de peninsulares que con habilidad y gran destreza también efectúan el tallado de las piedras.

Recientemente ellos culminaron varias pilas de agua, que son recipientes que utilizaban los nativos peninsulares para almacenar el líquido. En esos envases el agua se mantiene pura y fresca.

“La piedra caliza que utilizamos para tallar el recipiente sirve como purificador, explica el obrero Jimmy Salinas.

Aunque los artesanos utilizan piedras de todo tamaño para los tallados, siempre buscan las más suaves para que facilite la labor. De preferencia siempre es la caliza.

“Aquí no se utilizan moldes, todo es idea de nosotros. La clave es saber manejar bien el cincel y el martillo”, asegura Stalin Floreano, uno de los talladores.

Los esculpidores de piedra caliza en el cerro “El Tablazo” esperan coordinar con alguna institución cultural de la Península con el objetivo de dictar cursos de aprendizaje.

“Así como se enseña a tocar guitarra o a pintar cuadros, nosotros también queremos que más personas se interesen por aprender este arte”, indicó Jaime Valle. (F)