El tango seduce a Guayaquil
El ritmo gana adeptos. Cafeterías y restaurantes son los escenarios que se toma esta danza. Algunas canciones de JJ eran tangos antes de ser boleros.
Marginal, vulgar y suburbano. Esos eran los adjetivos que describían al supuesto baile erótico que escandalizaba a las familias. Su escenario eran los burdeles y casas de citas a donde extranjeros y locales concurrían a danzar al compás del licor y de la brisa que envolvía al puerto ubicado a orillas del río de La Plata. Dos siglos después, su concepto ha cambiado a elegancia y pasión. El tango es historia con ritmo y movimientos que han seducido a muchas ciudades del mundo, entre ellas Guayaquil.
Esta urbe y el tango tienen un romance de larga data. El historiador Alberto Sánchez Varas asevera que sus inicios se remontan a la primera parte del siglo XX, una época en la que las casas de tango eran lugares recurrentes en la Perla del Pacífico. Su influencia llegó hasta esta ciudad por su condición de puerto, y su entrelazado se refleja en hechos como que el Ruiseñor de América, Julio Jaramillo, haya ‘abolerado’ (dio ritmo de bolero a temas que originalmente eran tangos) más de un centenar de canciones. Así lo confirma el investigador Francisco Romero.
Décadas después, el tango vuelve a la pista de baile contemporánea de la mano de Mercedes y Teodoro Veloz, dos hermanos que promueven este ritmo. Desde hace cuatro años, ellos hacen de dos cafeterías de la ciudad, sucursales de este baile argentino. Ellos cuentan que nunca se despertaron con el sonido de una alarma cualquiera. El tango ‘Churrasca’, cuyo nombre significa ‘de extrema belleza’, era el que siempre les daba la bienvenida a un nuevo día.
Su talento ha llamado la atención de varias compañías de baile que les han propuesto unirse a su grupo. Sin embargo, tienen una meta fija: lograr que Guayaquil baile tango.
Como “un aporte cultural a la ciudad”, ambos se han propuesto, una vez que terminen su carrera, dar clases gratuitas en algún establecimiento. Por el momento, ya lo han hecho con más de 20 personas en las cafeterías en las que bailan.
Otro de los promotores de este ritmo es Duval Barrezueta, un maestro de esta danza desde el año 2000. Él y su pareja, Vanessa Batallas, son los únicos en haber participado en el Mundial de Tango, en Buenos Aires. En su labor como docente Barrezueta ha enseñado a más de 200 alumnos en sus 18 años de carrera. Organiza semanalmente una milonga, término que hace referencia a un género de baile similar al tango, pero también al lugar donde se baila este ritmo.
La cita es cada jueves en El Tanguito y en cada sesión acuden, en promedio, 20 amantes de este género. Pero no son un club cerrado, pues cualquier aficionado puede acudir a pulir sus conocimientos y a disfrutar de la danza.
Barrezueta se reconoce como el único milonguero de Guayaquil, debido a que en sus citas se respetan códigos tradicionales en el tango, tales como el uso de los zapatos adecuados o el no hablar durante la danza.
Por otro lado, los hermanos Veloz creen que para masificar el baile el único código que debe primar es el respeto y la complicidad durante el abrazo.
“El tango debe evolucionar y adaptarse a Guayaquil. No podemos exigir todas las claves cuando queremos hacerlo masivo”, argumenta Teodoro. Con esta premisa está de acuerdo Sánchez Varas. “La música debe evolucionar. No podemos estar escuchando lo mismo toda la vida” dice el historiador.
Cada uno desde su trinchera busca atraer a más jóvenes hacia este ritmo, que cada vez suma adeptos en Guayaquil. Una misión cultural que tanto los hermanos Veloz como Barrezueta y sus alumnos luchan por conseguir.
NACIONAL
Julio Jaramillo, un tanguero a la ecuatoriana
Títulos como ‘Alma en pena’, ‘Cicatrices’, ‘Muchachita’, entre otros, son referentes en la cultura guayaquileña. Sus nombres se asocian con el pasillo. Sin embargo, lo que se desconoce es que estas son canciones que originalmente eran interpretadas en los compases del tango. Fue Julio Jaramillo quien las trajo al país y las adaptó al ritmo del bolero. Este personaje era amante del tango, tanto así que es una casualidad o misterio el que haya nacido en el mismo año que falleció Carlos Gardel, el ícono más grande del tango. Así lo confirma Francisco Romero, investigador y director cultural del grupo cultural Julio Jaramillo.
CREENCIAS
Ni difícil ni elitista
A este baile lo envuelve una sombra errada. La percepción que muchos tienen de esta danza es que es exclusiva de las clases sociales altas. Sin embargo, el maestro argentino Daniel Cruz, un docente con más de 35 años de experiencia, señala que “si en algo el tango es discriminatorio es en que los que saben bailar buscan a parejas que también lo sepan”. Mientras que Duval Barrezueta destaca que este género no mira “ni edades, ni estratos”.
Teodoro Veloz explica que existen dos clases de tango: uno de espectáculo y otro de salón. En este último no se usan coreografías ni acrobacias y es de más fácil aprendizaje.
De hecho, el tango no fue elitista ni en sus orígenes. Mercedes Veloz asegura que fue la sociedad burguesa parisina la que gustó de esta danza y la que la realzó socialmente.