Teleamenazas y sin pandemia
Las llamadas para estafar se triplicaron el año pasado frente a 57 casos registrados en 2018. Son redes de extorsión que actúan desde el extranjero
“Lo mejor que puedes hacer es mantener la comunicación conmigo. Si decides resolver el problema que tienes acá por la mala, inmediatamente voy a ir con mis hombres directamente hasta su dirección a hacerle la visita”. “No le va a gustar para nada porque le vamos a arrancar la cabeza a usted y a cada una de las personas que están ahí. Luego le vamos a quemar el cuerpo para no dejar nada, ningún rastro de ustedes. Así que lo mejor que puede hacer es pagar la multa por las buenas. Así se sale del problema o si no, ya verá”.
Un hombre con acento extranjero lanza esos mensajes en un video de 27 segundos. Su rostro está oculto. Un gorro cubre su cabeza. Tampoco se sabe si es un arma lo que lleva entre las manos en las que porta manillas. Lleva puesta una camiseta que, aparentemente, no le cubre el ombligo.
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Leer másEs uno de los mensajes que constan en el registro policial de estafas telefónicas. Se han incrementado en el país en el último año. La Dirección Nacional de la Policía Judicial registró 57 casos en 2018, pero el pasado ejercicio, según las cifras completas del año ahora disponibles, los casos se triplicaron: 137 llamadas para estafar. Y este 2020, se mantiene la constante: en lo que va del año ya suman 93 casos, 51 de ellos en Quito.
Las ‘teleamenazas’ llegan por distintas vías: llamada telefónica, mensaje de WhatsApp, mensaje de texto... El cineasta Carlos Andrés Vera fue una de las víctimas de esa modalidad de estafa y contó su experiencia en Twitter. “Ahora el tema denso. Anoche recibí mensajes amenazantes vía Whatsapp. Me exigían dinero o amenazaban con matarme y matar a mi familia”, escribió.
Vera relató que le empezaron a llamar por esa vía, pero no contestó las llamadas. Hasta que terminó por contestar a la amenaza de presentarse en su casa. “Vengan”, les dije. “Estaba seguro de que se trataba de una red de esas que pescan gente al azar, sin conocer sus datos. Lo supe porque el video que mandaron no se dirigía a mí, sino que era genérico”. Y tenía razón. Nadie fue a su casa. Aun así, llamó a la Policía. La Unidad de Delitos Informáticos investigó y evaluó los mensajes. Los uniformados coincidieron en que se trataba de una red de extorsión y que no eran amenazas para él.
Carlos Andrés Vera, cineasta.
Otros afectados, en cambio, fueron sorprendidos con aparentes retenciones de familiares o situaciones de peligro que motivaron el envío de dinero o transferencias al exterior, pese a las campañas difundidas por redes sociales de la Policía para prevenir caer en esa trampa. “No te dejes engañar. Ante la nueva modalidad de estafa vía llamada telefónica, te recomendamos seguir estas acciones. Trabajamos por tu seguridad”, dice la Policía.
El coronel Willian Martínez, jefe de la Policía Judicial de Pichincha, conoce de la existencia de decenas de casos. Contó, por ejemplo, que una persona fue contactada por un supuesto programa de cocina que se emite en un canal de televisión para decirle que se ganó un premio. Quienes le contactaron querían saber todos los detalles: dónde vivía, con cuántas personas y el sector para acudir para una supuesta demostración. La víctima llamó al canal y comprobó que no había ningún premio. Denunció a la Policía que, cuando quiso llamar a ese número, ya estaba apagado.
El oficial relata que en otro caso un hombre fue contactado por un supuesto subteniente de Policía para decirle que su sobrino tuvo un accidente por el sector de la Mitad del Mundo. Le pedían dinero para arreglar el problema. Llamó de inmediato a su sobrino y comprobó que no había sufrido ningún siniestro. Denunció a la Policía y se armó un operativo de localización. El responsable fue detenido y presentado ante la Fiscalía, que respondió que el delito no se consumó y el hombre fue liberado.
Otro hombre recibió una llamada diciendo que su sobrina, quien vivía en Inglaterra, había mandado maletas con mercadería, pero como tenían sobrepeso se presentaron problemas en Aduana. Para solucionarlos le pidieron que transfiriera 3.000 dólares. Envió 1.000 dólares. La cuenta no estaba en el país y poco tiempo después la cuenta ya no existía. El afectado llamó a su sobrina, quien le informó que nunca envió nada. Perdió los 1.000 dólares.
El cuerpo policial recomienda que, en caso de ser alertado sobre la supuesta detención de un familiar, no entregar ningún tipo de información a personas desconocidas. Y antes de creer cualquier amenaza de ese tipo en la que mencionan a un familiar, se soliciten los nombres completos. Ni entregue dinero ni realice ningún depósito sin contactarse primero con la policía.
Delincuentes
Información en redes.
Facebook, Instagram y Twitter son fuentes de información de delincuentes, dice el coronel Willian Martínez, jefe de la Policía Judicial de Pichincha. Por ejemplo, cuando se produce un robo de auto o moto y la víctima sube fotos para recuperarlo. Desde las cárceles ven las noticias y llaman para extorsionar. En un caso, un hombre recibe un mensaje por WhatsApp de otro hombre rastrillando un arma y asegurando que tiene su auto. Pide dinero y el afectado, en la cita, entrega una parte. El otro dijo que ya volvía con el carro, pero se esfumó.