Cuatro países de la región tienen leyes que regulan esta modalidad. Otros, como Ecuador, poseen acuerdos ministeriales o proyectos.

Teletrabajo, un modelo laboral cuestionado pero que sigue desafiando a Ecuador

Su auge en el mundo empezó hace menos de una década y su permisividad legal en Ecuador lleva pocos meses, pero en ese corto camino el Teletrabajo, aquella modalidad que defiende las jornadas laborales desde casa o fuera de oficina, encuentra a sus pr

Su auge en el mundo empezó hace menos de una década y su permisividad legal en Ecuador lleva pocos meses de adopción, pero en ese corto camino el Teletrabajo, aquella modalidad que defiende las jornadas laborales desde casa o fuera de oficina, encuentra a sus primeros detractores.

“Ha hecho mucho daño. Las organizaciones no han entendido el concepto y lo han utilizado mal. Por eso algunas han dado marcha atrás”. La sentencia vino de Andrés Ortega, responsable de talento de la firma ING, durante el Sage Summit 2017 de Madrid, un evento donde se buscó dar evidencia al ‘smartworking’ (trabajo inteligente), la nueva práctica empresarial que empieza a ser tendencia.

Esta nueva modalidad promueve la creación de ecosistemas que permitan a los profesionales decidir en función de su ocupación dónde van a llevar a cabo cada tipo de tarea. La decisión debe ser del empleado, a quien se le presupone un nivel de madurez profesional suficiente como para valorar qué reuniones deben ser presenciales y en cuáles puede estar virtualmente. Es la manera cómo las compañías deben crecer en eficacia y productividad a través de la tecnología: poniendo el poder en manos de sus trabajadores.

Este arribo constante y rápido de nuevas modalidades está dado, según los expertos, por la necesidad de crear ecosistemas que mejoren las condiciones laborales y el desempeño de los trabajadores. Mucho más, dice Irene Acin, decana de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), si hay una población laboral cada vez más exigente. “Cada vez hay más millennials (los nacidos en los 80) que se aburren rápido de los trabajos, que cambian constantemente, que no quieren sentirse atados”. A ello se suma una mayor incorporación laboral de la mujer que desea trabajar y emprender a la vez “sin necesidad de estar atadas a una silla”.

No obstante son exigencias, dice, que en el mundo tienen un nivel de atención que va de acuerdo a la cultura de cada país. “En Alemania, Suecia, Finlandia basan su cultura laboral en la autonomía, el empoderamiento y la confianza. Nosotros estamos a años luz de eso”.

En octubre de 2016, Ecuador decidió dar sus primeros pasos validando un acuerdo ministerial que regula el denominado Teletrabajo, una metodología que con un 0,2 % de adopción, demuestra sus dificultades de calar en la cultura local.

Sin embargo, para Jaime Guerrero, exministro de Telecomunicaciones y hoy consultor de temas de tecnología e información, sostiene que todo es cuestión de tiempo. Él es de los que siguen apostando por el Teletrabajo. Se niega a creer que la aparición del ‘smartworking’ pueda liquidar al Teletrabajo. Para él, lo encierra y lo complementa.

Para aprovechar los beneficios de estas tendencias, dice, los países de América Latina deben someterse a una transición, que primero pasa por la adopción del Teletrabajo.

Para Guerrero, ambas modalidades dan mayor flexibilidad, en cuanto a horarios y libertad para poder trabajar y ofrecer resultados en base al cumplimiento. No obstante, reconoce que al Teletrabajo le hace falta mayor flexibilidad, en cuanto al lugar en que este debe estar. “Con el tiempo nos hemos dado cuenta de que el trabajador tiene la necesidad de sentirse parte de la organización. A través de eventos, actividades que les permitan interactuar con compañeros. Si es una persona que se desempeña mejor en su puesto de trabajo, hay que devolverla a la oficina”.

La falta de resultados esperados en la región y los cuestionamientos que se hacen al Teletrabajo en países desarrollados son parte de la etapa de transición que se vive. Así lo cree Sonia Boiarov, una argentina que posee el cargo de presidenta de International Telework Academy (ITA), una organización que promueve a nivel mundial el trabajo desde casa, como un método de ahorro y eficiencia empresarial.

Boiarov explica que dentro de las organizaciones aún existen antiguas generaciones que se resisten a utilizar los métodos que propone la sociedad de la información, hoy dominada por el uso y los beneficios que deja la tecnología. “O, porque simplemente, la adopción del modelo no estuvo legalmente bien establecido”. Lo que puede generar abusos por parte de las empresas o de los mismos empleados.

Para embarcarse a estas nuevas tendencias, hace falta que las empresas empiecen a madurar estas ideas; no obstante, los expertos reconocen que en el medio local, las compañías aún requieren hacer pruebas para no aventurarse. Los resultados no solo dependen del liderazgo de un equipo, sino del equipo en sí con el que se trabaje. “Si yo tengo a gente en la que confío y sé que puedo darle flexibilidad, esto es lo mejor porque cuando el empleado es autónomo es mucho más rico el producto final”. No obstante, como en la mayoría de casos, existen excepciones.

La evaluación

Verónica Cevallos, gerenta de Herbalife.

“Más resultados y menos ausentismo”

En el país, se estima, unas 15.500 personas trabajan bajo la metodología del Teletrabajo. Entre las empresas que lo han adoptado en los últimos cincos años están Seguros Equinoccial, Herbalife, Kimberly Clark, IBM, entre otras.

Herbalife Ecuador fue una de las primeras en aplicarlo en el 2014. De sus 48 empleados, el 32 % trabaja desde casa una vez a la semana.

Verónica Cevallos, gerenta de Recursos Humanos, cuenta que embarcarse en esta tendencia les ha significado un “ejemplo de éxito, de responsabilidad y desarrollo empresarial”. “Hemos podido identificar que al reducir el tiempo del trabajador por problemas de tráfico (promedio 2 a 3 horas), el colaborador ha podido cumplir con objetivos en menor tiempo de lo establecido. Otro beneficio, dice, es el haber podido bajar a cero el nivel de ausentismo.

Para adaptar este sistema, la empresa tuvo que ofrecer las facilidades para que los colaboradores puedan trabajar desde casa, sin incurrir en gastos adicionales. Herbalife entrega a los colaboradores que participan del programa una compensación de $ 50,00 que cubra el pago adicional de costos de electricidad, teléfono, conexiones de internet y suplementos de oficina. A esto se añaden ciertas herramientas digitales que la firma ya venía usando con anterioridad. Plataformas como Cisco, Webex y VPN permite a los trabajadores estar en línea y conectados al servidor, indistintamente del lugar donde estén.