El estadio se abrió a las 08:30. Desde las 12:00 se inició el juego en el estadio.

Desde temprano en el Jocay

22 hombres luchan durante 90 minutos ser los campeones del fútbol profesional ecuatoriano. Manta es la sede de la final.

Aún no rayaba el alba en Manta, cuando una marea de camisetas azules comenzó a inundar los alrededores del estadio Jocay. Eran los hinchas de Emelec y Delfín, quienes de forma pacífica se mezclaron para esperar las 08:00 del 17 de diciembre, hora en la que estaba planificada la apertura de las puertas del escenario, sede de la gran final del campeonato ecuatoriano de fútbol.

Desde la noche anterior la Policía Nacional había ubicado unas mallas alrededor del perímetro del estadio, era el inicio del operativo de seguridad.

Algunos revendedores ofrecían los últimos boletos disponibles. La llegada por la madrugada de la barra emelecista hizo que el papel se agote inmediatamente.

Un desayuno manaba, en el que no podía faltar el pescado y la salprieta reforzó a quienes se aprestaban a vivir una extensa jornada en la que solo uno terminaría celebrando.

El negocio antes del partido

Con el transcurrir de los minutos, las filas se hacían cada vez más extensa, especialmente en las filas que daban ingreso a las generales, divididas para cada una de las barras. La requisa policial evitó el ingreso de cinturones, botellas, palos y todo tipo de objetos peligrosos. Algunos vecinos del sector aprovecharon la oportunidad para asegurar un ingreso adicional, cobrando 50 centavos por la custodia de objetos personales y dos dólares por las pocas motocicletas que lograron acceder al perímetro antes de que los uniformados cierren completamente todas las vías.

Los miembros de la utilería millonaria arribaron antes de las 09:00, para preparar todo en el camerino donde se incubaban los sueños de la estrella 14.

El personal técnico de los canales y radios que transmitieron el encuentro apuraban el paso para que todo esté a punto.

Por los altoparlantes del Jocay se escuchaban canciones que identifican al equipo cetáceo. Algunos madrugadores integrantes de la Boca del Pozo se encargaron de poner bien en claro que el Bombillo no se sentiría visitante.

Todo estaba listo. Solo faltaba que dentro de la cancha 22 guerreros inicien el asalto final en busca del título de campeón.