La Tierra duerme con la luz encendida
Las noches son cada vez más brillantes. La contaminación lumínica aumentó 9,1 % en 4 años.
Ni la falta de dinero, ni las restricciones legales ni el despegue de nuevas tecnologías han logrado reducir la cantidad e intensidad de la luz artificial. De hecho, solo una cosa lo ha logrado en algunas partes del planeta: la guerra.
Lo dicen las estadísticas: las superficies iluminadas artificialmente en la Tierra aumentan más de un 2,2 por ciento al año y, entre 2012 y 2016, la iluminación artificial nocturna creció un 9,1%.
El análisis ha sido realizado con los datos recopilados por el Radiómetro de Imágenes por Infrarrojos Visibles (VIIRS, por sus siglas en inglés), un sensor satelital con una resolución espacial de 750 metros.
Una de las teorías es que a mayor eficiencia y menor coste de la tecnología led estaría provocando un efecto rebote, facilitando un aumento del consumo de energía en vez de su ahorro.
¿El problema? La luz artificial es un contaminante que amenaza a los animales nocturnos y afecta a las plantas y microorganismos. En porcentajes, esta contaminación lumínica amenaza al 30 % de los vertebrados y al 60 % de los invertebrados nocturnos.
Los cambios de iluminación varían según el país, superando en mucho la tasa global en algunos casos, y con descensos en el brillo en solo unos pocos, como Yemen y Siria. En algunas de las naciones más brillantes del mundo, como Estados Unidos y España, el resplandor se mantuvo estable, mientras que, para la mayoría de los países en América del Sur, creció.
Según los autores del estudio publicado en Science Advances, Christopher Kyba y sus colegas, a medio plazo, la iluminación artificial seguirá en aumento.
Y, por si fuera poco, otra investigación publicada en BioEssays, por Cathy Wyse, de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido), explica que la luz artificial que nos rodea interrumpirá los ciclos de luz natural de nuestro cuerpo. Los sincronizados con nuestros ciclos de vigilia y sueño, por ejemplo, gestionado por un reloj molecular que se encuentra en todas las células.
Este desequilibrio producido por fuentes de luz, llamado: desincronía circadiana, altera los sistemas del cerebro que regulan el metabolismo, aumentando así la probabilidad de desarrollar obesidad y diabetes.
Recomendaciones
Instale bombillas led o de sodio de baja presión. Ambas bombillas son energéticamente eficientes por la luz que producen. Las segundas producen una luz cálida que no afecta significativamente a la atmósfera y las primeras tienen la capacidad de atenuarse para alcanzar niveles de brillo más bajos.
Instale bombillas led o de sodio de baja presión. Ambas bombillas son energéticamente eficientes por la luz que producen. Las segundas producen una luz cálida que no afecta significativamente a la atmósfera y las primeras tienen la capacidad de atenuarse para alcanzar niveles de brillo más bajos.
Que las luces exteriores apunten hacia abajo. Esto ayuda a prevenir que la luz parásita entre en la atmósfera. La luz reflejada por el suelo, proporciona suficiente luz para actividades nocturnas.
Apueste por las luces inteligentes. Este tipo de iluminación se puede controlar y programar mediante un dispositivo inteligente, permitiendo alcanzar un nivel preciso de eficiencia en tu hogar.