La tirania del desabastecimiento

Sin lugar a dudas el Gobierno erró la estrategia comunicacional al no anunciar primero las ventajas directas que traería a la población más pobre del país la eliminación del subsidio a los combustibles, independientemente de anunciar las medidas complementarias, tales como reducción del tamaño del Estado y aligerar la carga fiscal al sector productivo para crear condiciones de generación de empleo y la recuperación económica; pero eso es tema de otro análisis. Dadas así las cosas, es comprensible la protesta popular, la que aprovecharon los pillos que saquearon el país por más de 10 años y que se niegan a realizar el vómito prieto. De igual forma fue el escenario al que se treparon dirigentes indígenas y transportistas, pugnando por recuperar algo de protagonismo y cuota de poder, cumpliéndose la máxima de que “Dios los cría y el diablo los junta”.

El vandalismo organizado por quienes quieren mantener impunidad y poder, generó conmoción social, al dar cabida al vandalismo e interrupción de las carreteras que generaron desabastecimiento, convirtiendo a la angustia y la necesidad del pueblo en herramienta de terror y extorsión.

Las movilizaciones, bloqueos y vandalismo generan pérdidas por 270 millones de dólares diarios, dinero que tendremos todos que pagar, gracias al capricho de la dirigencia del transporte e indígena.

Para que se aplique aquello de que la ley es para todos, los 270 millones diarios, el Estado debe cobrarlos vía judicial a los organizadores de las paralizaciones para que no existan volantes ni ponchos privilegiados.

Hemos visto a dirigentes indígenas y del transporte tratando de desvincularse de la conmoción causada y del vandalaje. La manera de librar su responsabilidad es entregando a la autoridad a los cabecillas, autores intelectuales y financistas de los grupos vandálicos que participan de la paralización y caotizan la protesta, caso contrario, seguirán siendo responsables de la tiranía sindical desestabilizadora del orden constituido, generadora del vandalismo creador de la conmoción social y responsable del desabastecimiento general.