Divididos para juzgar al ministro de Finanzas: los correístas quieren un trofeo y la cabeza de Carlos de la Torre está a la mano. En lo demás, se cuidan las espaldas.

De la Torre, a la picota; Jorge Glas, a salvo...

Correístas y morenistas se pelean, pero cuidan sus espaldas. Ayer lo demostraron.

El correísta Juan Lloret atravesó el salón plenario por la parte más visible, caminó hasta el escaño de Tanlly Vera (CREO) y ahí permaneció un buen rato, conferenciando, para inquietud de los morenistas que no le quitaban los ojos de encima. El tema de conversación solo podía ser uno: la suerte del ministro de Economía y Finanzas, Carlos de la Torre. Un nuevo juicio político se cocina en la Asamblea. Otro, el que se seguía contra Jorge Glas, quedó definitivamente muerto y enterrado. Morenistas y correístas se unen o se separan según la coyuntura del día.

El desvío de 300 millones de dólares del fondo de reconstrucción de Manabí y Esmeraldas para garantizar la liquidez del Estado (con el pretexto de que se trataba de “recursos ociosos”) puede costarle caro a De la Torre. Ayer, CREO y los correístas llegaron con ese tema bajo el brazo y una idéntica estrategia: ambos bloques propusieron un cambio del orden del día para discutir la comparecencia del ministro y ofrecieron sendas ruedas de prensa, comandadas por Tanlly Vera y Juan Lloret, respectivamente, para anunciar su intención de interpelarlo. El tema fue incluido en la agenda pese a la cautelosa abstención de los morenistas, que en este empeño perdieron el apoyo de algunos aliados (Silvia Salgado, por ejemplo).

Eso de que los 300 millones eran “recursos ociosos” no convence a nadie. Lloret dijo haber visitado Manabí el fin de semana pasado y haber constatado la paralización de los trabajos de reconstrucción iniciados durante el gobierno de su líder máximo. Vera recordó a los damnificados que continúan viviendo en carpas; a la gente de Chone, Pedernales y Bahía que sigue esperando un hospital; a los usuarios del sistema de riego Carrizal-Chone, cuyo arreglo aún no concluye “por falta de recursos”. Y su compañera de bancada Rina Campain, de Esmeraldas, pronunció palabras mayores: “en lo que ha hecho el ministro -dijo- hay indicios de peculado”. Todos van a la yugular.

El asunto quedó aplazado para el martes. Carlos Bergmann, vicepresidente encargado de la Presidencia, aplicó la ya habitual estrategia de José Serrano: suspender la sesión antes de llegar a los temas espinosos. Entretanto, De la Torre anunció la devolución de los 300 millones al fondo de reconstrucción antes de que las aguas se enturbien sin remedio. Está por verse si tan oportuna transferencia le salvará el pellejo.

En lo demás, la sesión de ayer demostró que el mapa político de la Asamblea es algo que se rediseña en cada votación, según las necesidades coyunturales de correístas y morenistas. Si ambos grupos se dividieron en torno a Carlos de la Torre, volvieron a unirlos férreamente Jorge Glas y la Ley de Comunicación.

Lo de Glas, está visto, fue una pérdida de tiempo. Durante dos días la Comisión de Fiscalización escuchó las pruebas de cargo contra el exvicepresidente; recibió las de descargo, enviadas por escrito; invitó al fiscal general y debatió interminablemente sobre la continuidad del juicio. Ahora resulta que correístas y morenistas no quieren enterarse de lo que ahí se dijo. Un pedido de Homero Castanier (CREO) para exigir a la Comisión la entrega de un informe (pues su presidenta, María José Carrión, se negó a considerar siquiera la idea de hacerlo) fue rechazado con sus votos.

Esos mismos votos se volvieron a unir para garantizar la vigencia de la Ley de Comunicación y aplazar indefinidamente su reforma. Correístas y morenistas rechazaron una propuesta presentada por Paola Vintimilla para conformar una comisión que analice los ocho proyectos de reforma que reposan en la Asamblea y elabore una nueva ley. No estuvieron solos: la abstención del BIN les facilitó las cosas. PK, ID, FE... Ingeniosos aliados de sus sepultureros.

CREO y SUMA eligen callar

Arrancó el debate sobre el veto presidencial a la ley contra la violencia machista. Carondelet pretende echar para atrás en algunas de las conquistas de esa ley. La principal: la obligación del Estado de garantizar la reparación de las víctimas. Los correístas y el PSC se pronunciaron por la ratificación. CREO y SUMA guardaron silencio durante todo el debate.