Torrejón de Ardoz: un foco sin pánico
De esa localidad madrileña partió la primera paciente con coronavirus que llegó al país. Allí viven 583 ecuatorianos y 4.000 latinos
Once minutos. Ese es el tiempo que tardó en aparecer una señora con mascarilla por la plaza que está junto a la estación de Torrejón de Ardoz, una localidad de 130.000 habitantes, que hace pocas semanas encabezó los titulares, cuando el Ministerio de Sanidad español declaró la alerta porque el coronavirus se había colado en sus calles.
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Leer másPero desde esa población madrileña, de donde partió la primera paciente infectada en llegar a Ecuador y uno de los dos focos de contagio más preocupantes para las autoridades de España, el origen del brote sigue siendo una incógnita. Mientras, la vida mantiene su ritmo.
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Leer másEn los mismos once minutos, una veintena de personas bajó del tren sin mascarillas o guantes y en la plaza, 17 personas se habían saludado con un apretón, beso o abrazo.
Aunque los comunicados oficiales señalan permanentemente su preocupación, en Torrejón no le temen al coronavirus. “La gente está tranquila”, asegura Ana María Cando, una otavaleña de baja estatura que vive en la ciudad desde hace ocho años y que es dueña de una tienda, ubicada en diagonal a la estación. “Si nos alarmamos, no conseguimos nada... Tampoco es que podemos escondernos”, añade. El mayor cambio que esta enfermedad ha provocado es sustituir el alcohol con el que se limpiaba las manos, luego de manipular el pan, por gel desinfectante.
Las contradicciones también son un virus
Leer másAlexa Delgado tampoco tiene miedo. Mientras espera en la concejalía de Inmigración, una oficina de paredes moradas y que guía jurídicamente a los migrantes de la ciudad - el 20 % de su población-, cuenta que el coronavirus ha estropeado sus planes. Esta manabita iba a traer a su hijo de vacaciones por haber terminado el año escolar, pero por “prevención y no miedo” decidió no hacerlo.
Las mascarillas tampoco le fueron un accesorio nuevo. “Trabajo en limpieza, por eso siempre cargo. Soy asmática”, justifica. Abre entonces con sutileza su abrigo y señala que su barrera protectora está en el bolsillo de su blusa.
En Torrejón, las calles empedradas y finas, las aceras angostas y los balcones del popular barrio son vecinos de largas avenidas y parques industriales que llegaron en los 70, con el crecimiento de la manufactura en Madrid. Entre las naves empresariales, en una esquina, se erige una especie de salón de reuniones de la comunidad latina. Su nombre es ‘El rincón de la parrilla ecuatoriana’ y su especialidad, la ‘tripita’. “Aquí nos juntamos de todo: ecuatorianos, peruanos, bolivianos, colombianos, dominicanos. De todo”, insiste la quiteña María Eulalia Cumbal, su propietaria.
El coronavirus no le ha restado clientela al negocio, que maneja con su esposo. Aunque sí se ha vuelto más difícil conseguir guantes para la cocina y gel desinfectante, un producto que se ha convertido casi en un nuevo accesorio de los vehículos de los pobladores. Pero los encuentros siguen. Hoy, los ecuatorianos celebran en su restaurante una misa en honor a la Virgen de El Quinche.
Los juegos de barajas y el rebote de la pelota de volley tampoco paran. Esta ciudad satélite de Madrid y que acoge a 583 ecuatorianos ofrece en el Parque del Ocio un escenario de recreación para los latinos. Las redes tricolores anuncian la presencia de ecuatorianos y el coronavirus, que en otros países se ha convertido en fuente de pánico, aquí lo es de risas. Uno de sus integrantes posee como apodo el nombre de la enfermedad y otro llega a saludar con los pies en señal de supuesta prevención.
En el partido, Jefferson Vásconez anotó otro punto. Sus compañeros lo abrazan. No hay miedo. Sobra la tranquilidad y confianza, que llevaron a Eduardo Brito a venir a jugar por primera vez hace quince años y quedarse. “Los compatriotas nos sentimos como una familia”, indica. Y contra aquel lazo no hay virus que valga.
LAS CAMPAÑAS NO LLEGAN A TODOS
Miguel Ángel Méndez es el ‘Señor de negro’ del mercado ‘Los Mostenses’ y presidente de la Asociación de Empresarios cocineros hosteleros ecuatorianos en España. Para él, los “ecuatorianos (en España) se toman muy a la ligera el coronavirus”. Insiste además que “en Ecuador sí se está tomando en serio el tema”. A su vez reconoce que el Consulado ecuatoriano le ha comunicado información sobre el coronavirus, por ser representante de compatriotas, pero lamenta que ningún miembro de su gremio se interese por conocerla.
Vladimir Paspuel es presidente de la Asociación Rumiñahui. Él indica, en cambio, que no le ha llegado información de parte de las autoridades ecuatorianas en España y que lo único que se les ha solicitado es restringir los servicios como medida de precaución.
INQUIETOS POR LA FAMILIA EN ECUADOR
Ana María Cando teme por sus padres. “Ellos ya son mayores”, insiste, en referencia a que esta población es una de las más vulnerables frente al coronavirus. Pero para Alexa Delgado, María Eulalia Cumbal y Jessica Cortez, todos ecuatorianos radicados en Torrejón, el miedo se relaciona con la calidad del sistema sanitario. “Más seguridad me da acá. Allá todo es dinero”, afirma Delgado. “Nos preocupa más Ecuador porque acá uno sabe que lo van a curar. Allá si no hay dinero, pues no te curan”, señala Cortez, quien atraviesa su sexto mes de embarazo y cuya mamá vendrá a Torrejón, luego del parto.