Las Torres: hubo órdenes y presiones de autoridades
Pablo Celi dijo no conocer sobre la trama de corrupción. Pero un subalterno aseguró que él dispuso desvanecer glosas para NoLimit y otras empresas
El 13 de abril de 2021, a las 13:35, tras ser detenido por la policía, el contralor Pablo Celi dio una versión ante la fiscal Ivonne Proaño, delegada de la fiscal Diana Salazar.
Por la noche se instaló la formulación de cargos por posible delincuencia organizada y Celi fue uno de los procesados junto con su hermano Esteban, los hermanos Agusto Briones, entre otros sospechosos.
La fiscal Salazar habló de una estructura delincuencial y detalló los roles que habría cumplido cada participante.
Pero unas horas antes, los sospechosos dieron sus versiones en la oficina de Flagrancia, ubicada en la avenida Patria y 9 de Octubre, norte de Quito. Negaron la trama de corrupción en la que fueron involucrados.
El contralor habló de las funciones cumplidas desde junio de 2017. Mencionó que existían departamentos e instancias por los que pasan los procesos de control en cada fase, desde los exámenes de auditoría y sus informes, hasta la determinación de responsabilidades. Dijo que cuida el cumplimiento de los procesos en su propia actuación y en la de los funcionarios.
Se refirió además a los allanamientos y detenciones cumplidos entre la noche del 12 y la madrugada del 13 de abril en varios inmuebles de Guayaquil, Samborondón y Quito.
En su caso, consideró que fue “una actuación excesiva e innecesaria”. Sobre los hechos, afirmó: “No tengo ninguna relación ni conocimiento de la trama que menciona”. Indicó que conoce a José Agusto Briones porque ha tratado con él varios años debido a que ha estado en varios cargos públicos.
Negó conocer a los miembros de NoLimit, a la que se le habrían desvanecido glosas, previo pago de 8,5 millones de dólares en coimas. De Raúl de la Torre, quien admitió en Estados Unidos la recepción de sobornos, confesó que es hijo de una prima radicada en Estados Unidos y que de él solamente tiene un conocimiento familiar.
En las mismas instalaciones de Flagrancia y casi a la misma hora, la fiscal Jimena Mena recibía la versión de José Agusto Briones, exsecretario de la Presidencia. Inicialmente se acogió al derecho al silencio porque no había tenido acceso al expediente, ni su abogado.
Revisadas las carpetas, indicó que “dentro de mis atribuciones no estaba pedir pagos, ni tramitar planillas, ni nombrar funcionarios”. Pero conoció a Pablo Flores, exgerente de Petroecuador, y por sus funciones mantuvieron reuniones de trabajo.
De Raúl de la Torre reconoció que fue delegado de Flores como liquidador en la Refinería del Pacífico. Sobre NoLimit mencionó que pidió una reunión en la Presidencia para exponer sobre un proyecto.
Natalia Cárdenas, exasesora de Pablo Flores, a las 16:30 del mismo día le dijo a la fiscal Mena que, a los 15 días que ingresó a Petroecuador, entró Raúl de la Torre. “Tengo entendido que Pablo Flores tuvo muchísima presión para contratar a José Raúl de la Torre por parte del contralor Pablo Celi”. Añadió que hubo llamadas desde la Contraloría y la Presidencia para contratar al familiar de Celi.
Manifestó que De la Torre se fue a Estados Unidos sin permiso del gerente y que por eso hubo roces entre ambos y “no tengo nada que ver con ningún pago de Raúl de la Torre”.
Presumo que el señor Raúl de la Torre puede haber solicitado dinero a mi nombre.
Luis Miño fue director de Responsabilidades de la Contraloría. Afirmó que subrogó varias ocasiones al contralor Celi. Con NoLimit “recuerdo haber suscrito el desvanecimiento de cuatro glosas conforme los proyectos presentados por Daniel Fernández, director de Responsabilidades”.
Contradijo al contralor en su nula responsabilidad en el desvanecimiento de las glosas de NoLimit. “Con respecto a estos desvanecimientos, hubo una disposición directa y verbal por parte del señor Pablo Celi, contralor, para que sean suscritos los proyectos tal y como fueron entregados por la Dirección de Responsabilidades”.
Pero no eran las únicas disposiciones. Miño mencionó a otras empresas, entre ellas una de telefonía móvil. Reveló que “si no cumplía, estaba la amenaza de remoción de mi cargo, o el sumario administrativo de mi destitución”. Mientras Celi fue contralor, le designó al menos 15 veces como subcontralor.
El detalle
Prisión. El contralor Pablo Celi y otros cinco procesados guardan prisión en la cárcel 4, ubicada en el norte de Quito.
