Tradicion y contaminacion

Terminó el 2016. Ayer fue su último día. Transmitió al 2017 hechos, procesos y eventos que son relatos, memorias y huellas de historia social y personal que siguen marcando la vida del mundo. Anoche se reeditó una tradición y ritual de hombres y mujeres rememorando sucesos del pasado. En ella estuvieron presentes la cena familiar, el reunirse con la gallada del barrio y la quema de los “años viejos”, que no son tales sino muñecos mediáticos.

No es por nostalgia que rememoramos la reunión grupal de niños, jóvenes y adultos en los barrios, cuando colectivamente hacíamos el “año viejo”. Es, como diría Lavoe, “un periódico de ayer/ que nadie más procura ya leer/ sensacional cuando salió en la madrugada/ a medio día ya noticia confirmada/ y en la tarde materia olvidada”. Acción del pasado lleno de memoria que todos llevamos como seres de circunstancias históricas. Esa ritualidad grupal de amigos, panas y familiares ya no se da. No se recogen ropas y zapatos viejos, ni viruta, ni paja, ni se compra la careta para colectivamente hacer “el viejo”.

La nueva modernidad, posmodernidad y el efecto de la industria cultural han impuesto la moda y el comercio de esos nuevos muñecos mediáticos de todo precio. Ya no hay la sal en grano que poníamos al fuego del “viejo”, que reventaba y que celebrábamos alegremente. Eso no existe más. Hoy ingeniosos artesanos hacen muñecos que se compran. La industria china introdujo explosivos que revientan produciendo altos ruidos. Sin contar las mortíferas camaretas y tumbacasas que destruyen vidas, manos y dedos.

Anoche la ciudad de tres millones de habitantes quemó y explotó más de 800 mil muñecos, cuyo costo final fue de $8’000.000 más el precio de explosivos y destrucción del pavimento. Fue una urbe incendiada, que queriendo quemar el año viejo generó una altísima contaminación ambiental y auditiva, que da cuenta de una tradición que no repara en los perjuicios que genera cada fin de año. Son los nuevos tiempos, en los cuales la hoja de preservación y sustentabilidad ambiental urbana también se quema. Ojalá el 2017 se comprenda que esa página debe preservarse.

¡Feliz año estimado lectores!

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