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La Novena es una costumbre que las familias lleven sus propios Niñitos.Foto: Juan Ruiz/ Expreso

La tradición y la modernidad se entrelazan en Cumbayá

Priostazgos se han mantenido 30 años en San Marcos Pese al crecimiento, los vecinos se resisten a abandonar esta costumbre

Cuando María Dolores Moreno llega a la casa barrial de San Marcos, en Cumbayá, es recibida como toda una celebridad. El afecto es evidente. Las mujeres la saludan con un beso en la mejilla; otras, en la mano. A los más pequeños, Lolita, como le dicen de cariño, les toca la cabeza.

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En sus manos, María Dolores lleva el ‘Niñito’ que limosnó hace casi 30 años y lo coloca en el escenario que se levantó en la casa barrial para el último día de novena.

Parece que el tiempo no hace mella en la memoria de Moreno que, como si fuera ayer, recuerda el inicio de la tradición de los priostazgos en el barrio de la parroquia.

“Todo empezó en la calle Eloy Alfaro como una muestra de fe de una vecina que tenía al hijo con cáncer y que le pedía al Niñito que lo salve”, narra.

En un pequeño espacio de la cancha que había en la calle, los moradores se organizaron y levantaron un pesebre. Cada uno llevaba un animal y varios adornos. Otra vecina donó un Niño pequeño. En ese entonces, máximo 40 personas llegaban a la novena. También compartían alimentos, como choclos y habas.

Con el paso del tiempo, el espacio en la Eloy Alfaro quedó pequeño y los devotos trasladaron las novenas a las lavanderías públicas donde luego se construyó la casa barrial, en la administración de Gustavo Valdez.

El primer Niño se lo entregaron al entonces joven que sobrevivió al cáncer, y Lolita donó uno nuevo que lo compró en San Francisco, en el centro de Quito. Desde entonces se convirtió en la comadre símbolo.

El crecimiento de la tradición

Pablo Toapanta, hijo de Dolores, resalta que la tradición se ha mantenido, inicialmente por una fe de sanación a la que se unieron familias del sector y luego como una forma de unión que cada año convoca a más personas.

La acogida fue tal que hace más de 25 años se eligió a priostes para que organicen el evento religioso. Antes, dice Valdez, quien ha vivido 60 años en Cumbayá, se hacía a título personal. Sin embargo, por la gran convocatoria, se instauró la figura del priostazgo. “Es una fiesta de fe, de reconciliación, para unir a las familias”, menciona.

El barrio San Marcos es pequeño y casi todas las familias han sido priostes. Este año, el turno le llegó a Óscar Hidrobo. A inicios de 2024, en la misa que cierra la tradicional novena, sus primas le entregaron una canasta de frutas y otros alimentos para que aceptara el priostazgo. Para él fue un honor y desde ese momento, con siete acompañantes, se puso en la tarea de organizar el nuevo festejo.

Los priostes nos preparamos durante todo el año para el inicio de la novena, la misa y la fiesta”, explica. El inicio de la novena se lo hace con banda de pueblo. Los vecinos se disfrazan y una procesión visita a la comadre símbolo. De donde Lolita retiran el Niñito y luego van donde los otros priostes.

Cada día de novena, los vecinos rezan, piden por su comunidad y comparten comida. También hacen rifas con premios como vajillas y juguetes, que donan los propios vecinos.

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El último día es el que más acogida tiene. El espacio en la casa barrial de San Marcos nuevamente queda corto para las más de 200 personas que suelen acudir. Es común ver una gran cantidad de jóvenes que llegan con los Niñitos. Al final, a los más pequeños les entregan una funda de caramelos y también tienen la costumbre de recolectar donaciones para las personas más necesitadas del barrio.

Jhoiz Carrillo es oriunda de Loja, pero ha vivido 26 años en San Marcos y siempre ha participado en la novena. Considera que es valioso que la tradición se mantenga como una muestra de fe. “Es algo que nos une, compartir con los vecinos, ser solidarios”, expresa.

También reciben a devoto de otros sectores

Toapanta dice que incluso llegan vecinos de otras parroquias y valora que pese al gran crecimiento que ha experimentado Cumbayá en los últimos 20 años y al auge inmobiliario con grandes urbanizaciones, la tradición de los priostazgos esté más viva que nunca y que todos los priostes se esmeran cada año por cumplir esa tarea mejor que su predecesor.

Una vez finalizada la novena, en San Marcos esperan la misa que cierra el ciclo y que será celebrada el próximo 4 de enero. Bandas de pueblo, artistas, comida... ese día será una fiesta en la que también se revelarán los nombres de los nuevos priostes.  

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