
La tradicion del pan de San Antonio de Padua perdura entre los playenses
Cinco mil panes se recolectaron en la misa por San Antonio de Padua. Estos se repartieron gratuitamente.
Ana Lucin llegó presurosa a la iglesia Madre del Buen Pastor, en el barrio Ecuador, del cantón Playas. A las 19:00 estaba prevista la misa y su apuro era ganar los primeros puestos en las gradas del altar.
Su afán tuvo éxito. Llegó y enseguida depositó una funda con cien panecillos. “Es para que les caiga el agua bendita y el pan sea provechoso para el cuerpo y el espíritu”, se justificó la mujer de 70 años, que desde niña guarda devoción por San Antonio de Padua.
El santo, al que acuden para encontrar las cosas perdidas y a quien las mujeres piden novio poniéndolo de cabeza, también convocó a Rosa García, de 76 años, y a cientos de fieles que llegaban al templo con canastas, fundas y cartones con panes.
Es una tradición de años que en Playas se conserva y que recuerda que San Antonio “tenía preferencia por los más pobres y repartía alimentos a los más necesitados”, indicó Luis Carrillo, párroco de la iglesia.
Todos los años los playenses reciben la invitación del prioste José García a las fiestas. “Nosotros sabemos de antemano que hay que llevar el pan, como símbolo de generosidad y de compartir con el prójimo”, dice Freddy Yagual. Él y su esposa, Katy Luna, fueron los padrinos que ciñeron una banda en la imagen.
Cada devoto gasta entre 5 y 10 dólares, dependiendo de la cantidad, en mandar los panes, que luego de ser bendecidos al término de la misa son repartidos entre los asistentes. “Lo que hacemos es seguir el ejemplo de San Antonio, compartir lo que uno tiene”, afirmó Luisa Ramírez, mientras repartía los panes de una gran canasta.
La imagen del santo es llevada y traída en procesión hasta el templo desde la casa de José García, organizador de los festejos, en medio de juegos pirotécnicos y las marchas de las bandas de paz de los colegios del barrio. A su paso, la gente desde las veredas y ventanas se santigua, pide y agradece favores. “Así son las fiestas de mi pueblo: mezcla de fe, tradición y folclor”, dice la soberana Gandhary Flores. El acto religioso termina con la repartición de chicha y seco de pollo. (F) NM