Tuarez o te haces
Creo que es y no se hace. Muy frecuentemente conocemos de nuevos escándalos en nuestro país, muchos de ellos tienen tintes delincuenciales. Uno de los últimos es la cuestionada participación electoral de José Tuárez, como candidato al Consejo Nacional de Participación Ciudadana. Ahora que fue elegido y posesionado como presidente de este organismo, han saltado las denuncias sobre todas las normas incumplidas e irregularidades alrededor de su candidatura y campaña electoral.
No entiendo por qué las autoridades permiten que se consumen hechos al margen de la ley, sin detenerlos de manera temprana para evitar sus desagradables consecuencias. Pero bueno, mejor tarde que nunca. Ahora les toca a las autoridades pertinentes imponer las sanciones que correspondan contra el infractor, sin miramientos, ni consideraciones políticas coyunturales.
El Consejo de Participación Ciudadana está haciéndose un ‘harakiri’ con sus lamentables actuaciones e intervenciones, que demuestran un alto grado de inexperiencia y desconocimiento de las funciones que les corresponde asumir. El sospechado presidente de ese organismo no aporta con pruebas para tirar abajo las serias acusaciones en su contra, simplemente ha decidido reunir a un grupo de paniaguados que le acolitan con gritos cada vez que da declaraciones o acude a diligencias públicas.
Carga ese coro de bochincheros y chifleadores de la Ceca a la Meca, al más puro estilo correísta. ¿Quién estará detrás de este personaje, financiando su pseudoestrategia de defensa y promoción? Hemos llegado a tal estado de descomposición, que los actos de corrupción y sus solapadores están por doquier y a la orden del día.
He dado mi criterio antes y lo reitero: este consejo no tiene razón de existir y debería desaparecer. Lastimosamente, su eliminación requiere de un cambio constitucional que no se logrará de la noche a la mañana.
La cirugía mayor no llega y la paciencia se agota. Debemos volver a los días donde la corrupción nos sorprendía y alarmaba, para así desterrarla como un hecho cotidiano del quehacer nacional.