El turismo, sin voz ni voto en la lucha contra la inseguridad en Ecuador

El pasado 30 de noviembre, dos hombres armados llegaron a una concurrida panadería en el norte de Bogotá, Colombia, y se robaron dos celulares. Luego de la alerta, se desarrolló un enfrentamiento armado entre agentes del orden y los criminales; no hubo fallecidos ni heridos, pero sí escaparon.

Este hecho fue más que suficiente para que el alcalde Carlos Fernando Galán activara casi de inmediato la mesa de seguridad en la capital colombiana. “Un hurto en este sitio no tiene justificación con la vigilancia que se ha desplegado en la zona. Tenemos que evaluar y replantear las medidas de seguridad”, declaró.

La sesión extraordinaria fue para “tomar los correctivos” que se deben aplicar. Allí se identificaron las debilidades que permitieron el hecho. El objetivo es no perder turistas, mantener la percepción de contar con un ambiente seguro y garantizarlo para propios y extraños, especialmente en temporada alta.

Hugo Acero, exsecretario de Seguridad de Bogotá, explica que este tipo de posturas es el reflejo del aprendizaje por las afectaciones que dejó la violencia criminal en los 80 y 90, dado que no están dispuestos a perder lo ganado. 

“Es que la seguridad la vemos como una discusión social, hace mucho dejó de ser un tema de militares y policías. Es un frente articulado con la academia, el sector comercial, (implica) trabajar en todas las entidades y niveles de gobierno, evaluación y medición de resultado constante. Si algo falla, se cambia”, expresó.

Algo muy distante de lo que ocurre en Ecuador, donde pareciera que se ha normalizado la violencia criminal en los últimos tres años. Las imágenes de sicariatos, secuestros, atentados terroristas, brutales robos y masacres son noticias cada día.

Diario EXPRESO le consultó al Ministerio del Interior si la cartera de Turismo forma parte del Bloque de Seguridad, o si ha participado en alguna mesa o comité, en vista de los daños a la imagen internacional del Ecuador por la crisis de seguridad. La respuesta fue: “No es parte de ninguna reunión de seguridad hasta el momento, pero de ser necesario en algún punto, se lo realizará”.

En ese orden, este Diario solicitó al Ministerio de Turismo una entrevista con su titular, Mateo Estrella, para conocer cuál es la estrategia que se tiene para mejorar la imagen que existe del país en el ámbito internacional a causa de la violencia criminal, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

Para Wagner Bravo, exsecretario de Seguridad del Estado, descuidar este punto es dejarse ganar por el terrorismo. “Estos grupos quieren tener a la población asustada, no solo a la nacional, sino a la extranjera, para fortalecer su dominio. Esos panfletos que se dejan para advertir de extorsiones se suben por internet,    llegan a todo el mundo y obviamente se van a asustar los que no están aquí”.

Advierte que debe existir una campaña propositiva desde la Presidencia y que a esa iniciativa se deben unir los diferentes sectores del Ecuador. Bravo lamenta que sea el primer mandatario quien haga malas relaciones públicas de la situación del país.

 Cita como ejemplo el precipitado anuncio de las 2.000 hectáreas de plantaciones de coca que no existen, denuncias ante la ONU de ser un Estado bajo ataque del narcotráfico y otros tipos de calificativos en sus redes sociales, como decir que Ecuador está “de rodillas” ante el crimen organizado y es “cuna del narcotráfico” cuando anuncia algún tipo de propuesta.

“Hay una realidad y también hay una percepción, y esta solo se baja con buena información; pero si la información desde los estamentos está mal orientada, sálvenos quien pueda”.

El consultor político Oswaldo Moreno enfatiza que la imagen de Ecuador en el plano extranjero es importante, debido a que no somos un país desarrollado y dependemos mucho de la comunidad internacional para el financiamiento, asesoría, turismo, tecnología y más aspectos, los cuales pueden peligrar si se muestra que no se puede dominar la seguridad.

“Es que Ecuador se está aislando. Hay que tener mucho tino con las relaciones diplomáticas, porque se toman en cuenta muchas cosas. Ya tenemos una crisis energética y eso es muy preocupante para las inversiones de afuera; y si no hay seguridad, se vuelve más difícil. Eso explica por qué no hubo aceptación en la cumbre de jefes de Estado en Cuenca”, analiza.

Mientras que para el experto en seguridad Diego Pérez, Ecuador necesita ir construyendo su memoria histórica, como lo ha hecho Colombia, con el fin de establecer un trabajo mancomunado para que el país cambie su realidad de forma integral. 

“En Colombia se tiene claro que este tipo de sucesos como el robo en la panadería, por muy pequeño que sea, no tiene por qué ser tolerado, debido a que son espacios ganados. Entonces, por eso buscan confrontar con fuerza para evitar un rebrote. Y a la vez, construir una especie de respaldo a la ciudadanía para que no sienta desamparo frente a los hechos violentos”, apunta.

Bravo pondera que un punto por el cual se puede iniciar es la comunicación efectiva entre la realidad en Ecuador y los espacios ganados. Mientras que Pérez enfatiza que las brechas que existen con Colombia pueden acortarse si el Estado ecuatoriano se muestra más proactivo para que la ciudadanía también sienta que existe un amparo desde las autoridades.

Hugo Acero recuerda que no se puede descuidar el tema, porque la inseguridad en un país es como una enfermedad terminal. “No se puede perder la esperanza de recuperarse, su cura es lenta y si aparece fiebre, no se puede dejar que aumente, se la controla y se identifica dónde está el mal para (aplicar) el tratamiento oportuno”, manifiesta.

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