Verónica Abad: La cuencana que llega a Carondelet
La vicepresidenta electa tenía en la carpeta de pendientes el alcanzar una dignidad pública de elección popular
María Verónica Abad Rojas llega al palacio de Carondelet de la mano de Daniel Noboa, como la alternativa para enrumbar al país, en medio de una situación caótica por las pugnas de poder en varias instituciones, una economía que no despega y el crimen organizado que echa raíces y empuja la migración.
En la carpeta de pendientes de Abad estaba alcanzar una dignidad pública de elección popular.
Antes de integrar el binomio presidencial de ADN, Abad corrió como aspirante a la Alcaldía de Cuenca, con el movimiento Amigo, en febrero pasado. En el 2021, en cambio, buscó una curul en la Asamblea, por CREO.
Ella tiene 46 años de edad y no registra títulos universitarios, según el portal web de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Senescyt).
De acuerdo con los registros de la Contraloría, cumplió el cargo de asesora 5 en la Secretaría Técnica Ecuador Crece si Desnutrición Infantil, en 2022.
En su cuenta de Linkedin, ella se presenta como miembro de la Red de Mujeres Directivas, que tiene como objetivo fomentar la colaboración entre empresarias y directivas. En ese portal web también se lee que ha integrado otras organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales.
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Al igual que con el binomio del correísmo, con Andrés Arauz, el foco de las críticas recayó sobre la candidata Abad. Desde antes de la campaña electoral, cuentas afines a la Revolución Ciudadana o que no se identifican con ese sector político han publicado extractos de declaraciones de Abad.
En varios videos, ella habla a favor de privatizar servicios públicos y de un estado limitado.
Eso contrasta con los recientes mensajes de su cuenta X, antes Twitter, con los que pregona seguridad, salud y educación gratuita y de calidad.
En campaña, su papel también se ha enfocado en promover la imagen y propuestas del binomio en las comunidades de migrantes ecuatorianos en el extranjero.
La diferencia de edad, de unos diez años entre Abad y Noboa, y también de sus criterios en ciertos temas genera expectativa sobre el estilo que tendrá esta fórmula de políticos al momento de gobernar en los próximos cuatro años.
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