La Vicepresidencia de Ecuador debe ser repensada
El caso de Verónica Abad hace reflexionar a analistas sobre el rol del vicepresidente. En otros paísese le dan mayor protagonismo al segundo al mando
Una institución que debe evolucionar. El 10 de enero próximo se cumplirá el primer mes de Verónica Abad en Israel. Un periplo que arrancó tras los impases que mantuvo con el presidente Daniel Noboa en campaña y el mismo día de la transmisión de mando.
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Leer másTras ganar las elecciones anticipadas, etapa donde Noboa y Abad tuvieron declaraciones encontradas, una de las primeras acciones del primer mandatario fue designar a la vicepresidenta como embajadora de Ecuador en Israel para sumarse a los esfuerzos por la paz en el conflicto israelí-palestino.
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Decisión que, según la exlegisladora Wilma Andrade, se enmarca en lo que dicta la Constitución de la República. “En estricto sentido, se dio cumplimiento a lo que dice la norma”, sostiene Andrade.
De hecho, según el artículo 149 de la Carta Magna ecuatoriana, quien ejerza la Vicepresidencia de la República, además de reemplazar al mandatario en ausencia temporal o definitiva, tendrá que cumplir exclusivamente las funciones asignadas por el primer mandatario.
Normativa que debería ser complementada, según el analista electoral Esteban Ron, para evitar los impases entre autoridades. “La falla que tenemos, como en muchos países de Latinoamérica, es la falta de organización interna y de representación y carrera política dentro de las organizaciones políticas”, anota Ron.
Esto, según explica, implica que los partidos políticos deberían ser el primer nivel de confianza y confiabilidad de que un binomio presidencial cuenta con el escrutinio, respaldo y militancia de la organización. Algo que se dificulta cuando los partidos políticos son escogidos como vehículos electorales para una elección en particular.
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Leer másPese a esa complicación, Ron sostiene que la Vicepresidencia no debe ser eliminada, pero sí repensada. “No tenemos un proceso de subrogación institucional que dé estabilidad. Sin embargo, la confianza y la confiabilidad deben traducirse a que el vicepresidente tenga funciones designadas desde el plan de trabajo o de gobierno”, dice.
La propuesta de Ron es que, como requisito para las inscripciones de binomios presidenciales, los planes de gobierno de los candidatos a presidente y vicepresidente de la República contengan ya las funciones y roles que asumirá el segundo mandatario en caso de ganar las elecciones. Requisito que sería revisado por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
“Esto lo que permitiría es que el vicepresidente tenga rendición de cuentas”, continúa Ron y destaca que esto implicaría una reforma al Código de la Democracia y, sobre todo, el escrutinio del órgano electoral.
Por su parte, la exlegisladora Andrade, asiente que es momento de repensar el rol de la Vicepresidencia. A diferencia de Ron, Andrade considera que se podría explorar las fórmulas aplicada en otros países.
“Nuestro país ha ido acoplando la normativa”, dice y recuerda que esta figura ha tenido cambios a lo largo de la historia. El último de ellos en la Asamblea Constituyente de 2008 donde se designa funciones al segundo mandatario.
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Leer másEn ese sentido, Andrade sostiene que “sería una figura interesante” que a la Vicepresidencia se le dé un rol más político que electoral, simulando lo que la figura del vicepresidente representa en otros países de la región y del mundo.
En Argentina, por ejemplo, la Constitución establece que quien ejerza la Vicepresidencia de la Nación, además de reemplazar al presidente en ausencia temporal o definitiva, será el presidente del Senado. La misma figura se aplica en Estados Unidos y en otros países del mundo. Otros sistemas, como el español, escogen al vicepresidente del gabinete ministerial.
“Esto tiene una lógica política”, sostiene Andrade y destaca que un sistema similar en el país podría ayudar -más no garantizar- gobernabilidad para el gobierno de turno. Sin embargo, recuerda que, al tratarse de personas, siempre puede haber intereses que se interpongan entre el vicepresidente y el presidente de la República.
No obstante, Ron aclara que esta propuesta no sería viable en el país. “Complicado porque nosotros tenemos el principio de independencia de funciones. En regímenes parlamentarios, si bien también tienen independencia de funciones, esta es de carácter interno y no externo, por lo que son acciones colaborativas con la figura del primer ministro, por ejemplo”, dice.
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Leer másPor ello, según insiste Ron, la mejor vía para dotar de mayor relevancia a la Vicepresidencia es reformar el Código de la Democracia para integrar el requisito de las funciones del vicepresidente en los planes de gobierno de los binomios. “Que sea un estándar legal, que se especifique las funciones y que la rendición de cuentas será con base a esa información”, resalta.
Tanto Ron como Andrade coinciden en la necesidad de revitalizar la institución de la Vicepresidencia de la República. Pese a los retos que esto implicaría, coinciden en que el primer paso será el fortalecimiento de partidos para que estos funcionen como un primer filtro de los binomios presidenciales y se pueda reducir el margen de conflicto entre autoridades. Sin embargo, sostiene que, además de la entidad, eso conlleva también una renovación de la clase política ecuatoriana.
El presidente de la República, Daniel Noboa, firmó un decreto ejecutivo con el que reduce el plazo de protección y seguridad de expresidentes y exvicepresidentes a solo seis meses.
— Diario Expreso (@Expresoec) January 6, 2024
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