“Me volví un satélite alrededor de Mario, pasé mucho tiempo con él trabajando muy cerca”, contó Bastidas. (Cortesía)

Victor Bastidas, un aprendiz de Mario Testino

El filmmaker lojano pasó seis años al lado del fotógrafo de moda más reconocido del mundo y nos contó su experiencia.

Para él, un golpe de suerte. Para su madre, el resultado de la ola de sacrificios que hizo durante su estadía en Shanghái, China, donde obtuvo un título universitario en Negocios.

La oportunidad que le cambió el futuro laboral a Víctor Bastidas, de 29 años, apareció en noviembre de 2012. Por una persona allegada asistió a una exposición del fotógrafo peruano Mario Testino, sin saber quién era.

No lo pensó y se le acercó cuando se dio cuenta de que no estaba entendiéndose con su traductor, trabajo que también hacía de vez en cuando, y sorprendió a Testino por su conocimiento en tres idiomas: mandarín, inglés y español.

Click instantáneo. Le ofreció que sea parte de su equipo de trabajo en el área audiovisual, y al lojano no le pareció desubicado aceptar pues el arte fue un tema recurrente en su hogar durante su infancia, y además había sido pasante en una productora de ecuatorianos en Shanghái a la par que estudiaba. Contaba con algo de experiencia y sobre todo ganas de aprender.

Empezó una travesía que duró seis años. Pudo conocer más que cientos de ciudades, el profesionalismo y compromiso de estar al lado de uno de los fotógrafos más reconocidos de la industria de la moda global.

Aunque confiesa que al principio no sabía si lo que le gustaba eran las cámaras, la edición o el fashion world, tenía claro que si aprendía del mejor en su línea le iba a ir bien

“Era un ejemplo a seguir muy grande”, asegura. Exigente y con requerimientos que a veces sonaban un poco locos, Víctor vivía jornadas laborales en las que a veces ni tiempo para dormir había.

Una de las cosas que más recuerda era que se le prohibía tanto a él como a la otra parte del team salir con las modelos con las que se trabajaban. Una vez tuvo un ‘romance’ con una y Testino se enteró.

“Ella me preguntó al frente de él cuándo la iba a invitar a tomar algo. Terminamos saliendo como un mes y me hizo la vida imposible ese tiempo (risas). Aprendí que si es que pasaba algo, Mario no se podía enterar”, cuenta.

Combinar sus dos realidades, la de un estilo de vida glamuroso con la calidez de su familia y casa en Guayaquil, nunca le fue difícil.

Desde hace un año que ya no trabaja con Mario Testino, pero el vínculo no se ha roto. Es su colaborador freelance en ciertos proyectos.

Luego de unas vacaciones en la ciudad, se regresará a Londres sin quitarle los ojos de encima a Ecuador, país al que le ve mucho futuro en lo audiovisual.

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