Los usuarios de la aplicación de mensajería miran la pantalla de sus móviles unas ochenta veces al día.

La vida despues de WhatsApp

Es un fenómeno social que ha cambiado la forma de comunicarse, de ir por la calle, de relacionarse.

WhatsApp es todo en un fenómeno social que en sus ocho años de vida ha cambiado todas las formas de comunicación, de ir por la calle, de relacionarse o de estar localizado.

Sus usuarios, según cifras de la misma aplicación, miran la pantalla del teléfono unas ochenta veces al día, como poco, en busca de notificaciones que indiquen que alguien no les ha enviado un ‘Wasap’. Según los expertos esa costumbre funciona como un modo de pequeñas gratificaciones que llegan a ser adictivas.

El problema es cuando se vuelve una tortura y aquí entran los famosos grupos. Casi todos los usuarios están en varios y casi todos se quejan de alguno. Porque envían muchos mensajes, porque hay muchos chistes malos, porque se habla de política o religión, o porque se abrió para planear la fiesta de la tía, que ya pasó, pero que nadie se anima a eliminarlo...

También como problemas figuran: el spam disfrazado de Marketing, la persecución por el ‘en línea’ y el ‘doble check’, la falta de privacidad, las constantes actualizaciones, las interminables notas de voz... y consecuencias más graves como las rupturas de pareja por un chat indebido o las peleas familiares porque un miembro bloqueó a otro.

Lo cierto es que esta herramienta que aunque ha traído molestias, peleas y angustia, es valorada y descargada como ninguna otra. Es la plataforma que aprendieron a usar las abuelitas para mantener el contacto con los hijos y nietos. La que hizo que nos olvidáramos de las llamadas impertinentes (siempre se puede preguntar antes de llamar). La que permite el contacto constante, para bien o para mal, con el mundo. Y, la que nos ahorró el roaming en las vacaciones, entre otras cosas.

Para una convivencia en paz con sus contactos, ya que no existe un código de conducta claro, ni explícito ni implícito, en lo que respecta al uso de esta app; lo mejor será emplear el criterio personal y los modales adquiridos tal como en una conversación real.

La vida después de WhatsApp
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