La vida pudo caer del cielo
Históricamente han habido distintas variantes de esta teoría. Algunas, inmersas en la más pura ciencia ficción, decían que en un pasado remoto llegaron naves extraterrestres que sembraron la vida en nuestro mundo. Otras, defendidas por científicos seri
Históricamente han habido distintas variantes de esta teoría. Algunas, inmersas en la más pura ciencia ficción, decían que en un pasado remoto llegaron naves extraterrestres que sembraron la vida en nuestro mundo. Otras, defendidas por científicos serios, postulaban que en el espacio interestelar, de alguna manera se forman organismos complejos que llueven del cielo fertilizando los planetas. Las variantes más conservadoras defienden que en la Tierra no se pudieron crear los compuestos químicos a partir de los cuales se formó la vida, sino que cayeron de cometas y meteoritos.
Completamente desacreditada durante décadas, hoy toma fuerza esta última teoría para replantear la posibilidad de que la vida pueda, después de todo, llover de los cielos.
Científicos franceses han desarrollado con éxito un experimento que demuestra que la ribosa, uno de los componentes principales del ácido ribonucleico (ARN) de los organismos vivos, puede formarse en las capas heladas interestelares, lo que plantea la teoría de que la vida pudo haber llegado en los cometas.
Aunque la existencia de la ribosa en cometas reales aún no se ha podido confirmar, “este descubrimiento completa la lista de componentes moleculares necesarios para que la vida se pudiera formar en el hielo interestelar”. Y además “respalda la teoría de que los cometas son el origen de las moléculas orgánicas que hicieron posible la vida en la Tierra y en otros lugares del universo”, señala un comunicado divulgado esta semana por el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia.
El hallazgo teórico, divulgado por el CNRS, parte de un “análisis con alto detalle” que expertos del Instituto de Química de Niza han hecho de un cometa artificial creado por colegas del Instituto de Astrofísica Espacial de la Universidad París-Sur.
“Hasta ahora se habían encontrado en meteoritos y cometas algunos aminoácidos (uno de los componentes de las proteínas y bases nitrogenadas), que forman parte de los ácidos nucleicos. Sin embargo, la ribosa, el otro componente clave del ARN, nunca se había detectado en material extraterrestre”, citó CNRS.
Para crear el cometa artificial, los científicos colocaron una muestra de agua, metanol y amoníaco en una cámara al vacío a 200 grados centígrados bajo cero, lo que generó “granos de polvo cubiertos de hielo, las materias primas de los cometas”. Después se expuso ese material a rayos ultravioletas, como le habría ocurrido si se hubiera formado en condiciones naturales, y a continuación se calentó la muestra como se calentaría un cometa al acercarse al Sol.
Los científicos del Instituto de Química de Niza analizaron entonces su composición, siguiendo un método muy preciso (cromatografía gasosa bidimensional combinada con espectrometría de masa de tiempo de vuelo). “Se detectaron varios azúcares, incluyendo ribosa. Su diversidad y relativa abundancia sugieren que se formaron a partir del formaldehído, una molécula encontrada en el espacio y en los cometas que se forma en grandes cantidades de metanol y agua”, añadió el CNRS.
Quizás, después de todo, los marcianos seamos nosotros.