Viernes Santo: En Puéllaro llevan el teatro a la fe
Los pobladores de esta parroquia del norte de Quito se entregan por completo a la representación de la muerte de Jesús
Con total realismo, las escenas del Vía Crucis de Jesús fueron representadas por los pobladores de la parroquia de Puéllaro, ubicada en el norte de Quito. Las túnicas, sandalias, cascos y látigos estaban listos para el ritual.
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Leer másLas voces del coro de jóvenes acompañaron los relatos del padre Leonardo Merino, párroco del lugar. "Les pido que oremos con devoción, esto no debe ser tomado como una mera dramatización", sentenció al iniciar.
Un hombre de unos 40 años representaba a Jesús, sus rasgos parecidos han hecho que durante cinco años consecutivos sea este personaje. Su mirada casi no cruzaba con los demás. Ensimismado, seguía sus líneas. "Mi reino no es de este mundo", dijo en la escena de su detención.
Al menos unas 30 personas entre adultos, adolescentes y niños seguían sus líneas sin equivocación. "Empezamos a repasar desde hace más de un mes" comentó Carmen Buitrón, una de las organizadoras.
Ella, además, era la encargada de velar porque todo estuviera a punto. La música, el trayecto y hasta los tiempos correctos para que cada personaje se integre en el momento adecuado.
Los asistentes, entre propios y foráneos, no podían evitar estremecerse con el realismo de los golpes, del maquillaje y de las emociones que se transmitían durante las 13 estaciones del Vía Crucis. "Parece que le pegan de verdad", dijo una mujer tapándose los ojos.
Cerca del Cristo, su madre María lloraba desconsoladamente. Este personaje fue representado por María Eugenia Díaz, de 43 años. Con cada caída, con cada azote sus lágrimas se derramaban. "Siempre he sido muy sentimental. Yo sí siento cono verdadero el calvario", relató.
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Leer másPero este Viernes Santo no solo fue su sentimentalismo, también sus dolores propios. "Hace año y medio falleció mi esposo y mañana es el cumpleaños de mi hijo, el que decidió migrar a Estados Unidos", explicó.
UN ESPACIO PARA EL TURISMO
Sin embargo, a pesar de que el objetivo principal es demostrar la fe de los católicos en esta zona, esta ritualidad se ha convertido desde hace siete años en un atractivo turístico.
Carmen es parte de la Organización Miradores Puéllaro, que busca poner en valor la cultura de la parroquia conocida como el bosque frutal de Quito, debido a su riqueza agrícola. "Tenemos varias actividades en las dos iglesias y con estos eventos también tenemos ferias de emprendimientos con nuestros productores", acotó.
Eso no es todo, durante el resto del año hay paseos por los espacios verdes que rodean a la parroquia, así como caminatas al Cerro de la Luz, emblemático de la zona. Que, según los pobladores es el hogar de los duendes y las hadas.
HASTA EL CLIMA
Las estaciones fueron avanzando por las calles de Puéllaro y en la plaza principal se adecuó el escenario de la crucifixión. Los guardias romanos, muy metidos en su papel, insultaban a Jesús y lo empujaban.
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Leer másPara el padre Leonardo es importante mantener las tradiciones, sobre todo con los niños. "La fe es algo que se trabaja. Por eso, celebro el esfuerzo de todos. Hubo mucho entrega. Tanto en los preparativos como en el Vía Crucis".
Tampoco dejaban que los curiosos se acercaran demasiado. "Haga silencio que estamos rezando", les decían a los feligreses que conversaban.
En cuanto subieron a Cristo a la Cruz empezó a llover a cántaros, tal como relata la biblia este pasaje. Las túnicas y las sandalias se fueron desperdigando hacia la sacristía de la iglesia, donde las mujeres de Miradores de Puéllaro tenían listas las viandas para todos los actores, que fueron recibidos con aplausos.
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