Violencia en Ecuador: presenciar asesinatos deja secuelas psicológicas
El aumento de asesinatos causa secuelas a quienes los presencian. Expertos instan a identificar síntomas y buscar ayuda
Hay un peso mental tras ver un sicariato que carcome la memoria y que difícilmente cesa de lastimar. Rosa Pérez (nombre protegido), residente de Las Malvinas, caminaba por la avenida Ernesto Albán con las compras para preparar el almuerzo cuando, de pronto, los alarmantes sonidos de las balas y los gritos de los demás peatones intentaron paralizarla. A pocos metros acribillaron a un hombre con ocho balazos.
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Leer másEl trauma
“La gente corría, pero mi reacción fue esconderme tras un carro. En todo momento evité ver a los sicarios y la escena en sí del asesinato. Pero eso no me salvó de sentir terror. Pensé en mis hijos, en mi esposo y oré a Dios. No sabía si al estar tan cerca, una bala perdida me podía alcanzar”, relata Pérez a este Diario.
El hecho fue únicamente el inicio de un tormento rutinario. Ahora para salir de casa saca fuerzas de su fe, tiene constantes dolores de cabeza y, por si fuera poco, actualmente le toca salir más a menudo porque sin luz no es posible refrigerar los alimentos como se debería. En las noches cierra los ojos y su memoria es asediada por el recuerdo de las detonaciones y los gritos. Incluso el motor de una moto la hace temblar.
Lo peor es que no tiene certezas de que esto no vaya a pasarle de nuevo, pues en su barrio ya mataron a ocho personas en solo los primeros seis días de noviembre, según el coronel Víctor Molina, jefe del distrito Los Esteros.
Sintomatologías y causas
“La persona que observa estos sucesos violentos presenta, primero, distintas emociones: puede ser miedo, asco, sorpresa… Este sentir queda en nuestra psiquis, y cuando ya se está alejado de esta situación, cualquier estímulo (como el sonido de una moto) puede evocar esa emoción y trasladarnos de nuevo a cómo nos sentimos en el hecho”, explica la psicoterapeuta Isabel Cárdenas, quien también es experta en psicología de emergencia.
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Leer másPara ella es fundamental que apenas se tenga contacto con una experiencia traumática, se acuda a recibir ayuda profesional. “Si dejas postergar este trabajo emocional, se hará más sólido y en algún momento ‘va a salir’. Y cuando salga, no solo será un síntoma de angustia, esto derivará en ansiedad, pánico y depresión, con todos los síntomas que estas condiciones implican”, alerta.
Según el Ministerio de Salud Pública, uno de cada cuatro ecuatorianos experimenta algún trastorno mental; la depresión y la ansiedad son los más prevalentes, afectando al 10 % de la población ecuatoriana. Estos datos llevaron a la Asamblea Nacional a impulsar la Ley Orgánica de Salud Mental. Aunque fueron los primeros pasos en establecer un marco legal para esta problemática, los elevados índices de violencia que se manifiestan en las calles de Guayaquil hacen del trauma una problemática que podría sufrir cualquiera.
Entre la realidad y la paranoia
Y los ciudadanos más ‘ansiosos’ desarrollan síntomas similares al vivir en zonas conflictivas, o haber sido víctimas de hechos violentos, aunque no sean tan graves como un asesinato.
Debido a lo difícil que resulta para muchas personas el decidir (y discernir) buscar ayuda psicológica profesional, es probable que el afectado se aísle y se paralice en sus responsabilidades y vida social.
“(A las) Personas que tienen este tipo de dificultades no las podemos presionar hasta que nos manifiesten su sentir, pero sí se puede estar a la disposición, como para poder escucharlas. Escuchar es la base más importante para la contención emocional”, dice el psicólogo Alberto Alegre, especialista en neurociencias. Él insta a la persona afectada a identificar los síntomas que deberían llevarnos a buscar ayuda profesional: ‘‘desorden de sueño, cambios en el apetito, estar alerta constantemente, sentirse irritable... sudoración, temblores’’.
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Leer másTécnicas para autorregular las emociones
El doctor Alegre recomienda no perder el contacto presencial con los demás, sobre todo con las personas queridas y cercanas. Esto para no perder soporte socioemocional y porque la interacción es ‘‘valiosa’’ frente a situaciones de estrés. Incluso, la interacción permite el intercambio de los recursos necesarios para afrontar una situación.
Recomienda también interesarse en la meditación y actividades que garanticen tiempo de relajamiento, junto con la práctica de actividad física, porque está comprobado que es de gran ayuda para sobrellevar las situaciones angustiantes, “sobre todo cuando hay dificultades que se escapan del control de uno mismo”.
La doctora Cárdenas también comparte con EXPRESO sus recomendaciones y técnicas que pueden asistir a una persona en momentos de extrema ansiedad, además de encaminarla a buscar ayuda.
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Leer más“Es importante conocer técnicas de desahogo emocional, porque la salud mental es como una higiene”, precisó. ‘‘En el momento que algo impactante ocurre, recomiendo una respiración a cinco tiempos. Primero una respiración profunda, segundo decirnos ‘mantén la calma’, después volvemos a respirar y enunciamos ‘yo decido que voy a estar bien’, luego nos llamamos de nuevo a mantener la calma y por último respiramos profundamente una vez más. Repetir esta dinámica conduce al equilibrio emocional”.
Finalmente, Cárdenas sugiere a las personas afectadas (y a la ciudadanía en general) que escriba para el desahogo emocional: “Todos los días, redacta el suceso, qué piensas de ti con respecto a cómo te hace sentir el hecho, como si te observaras a ti mismo. Identifica el sentimiento (u emoción) que tuviste en el momento.
Después, qué se hizo y qué nos habría gustado hacer en el momento. Finalmente, qué nos habría gustado escuchar o recibir cuando pasó. Este ejercicio consta de seis pasos para autorregular nuestras emociones”, concluyó.
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