La violencia se torna epidémica

Para cuando termine este año, Ecuador habrá roto otra marca: tendrá 40,4 muertos por cada 100.000 habitantes. Así lo detalla un informe de la Policía Nacional al que tuvo acceso este Diario. Allí se hace una proyección, según el número de homicidios registrados, la población censada y la velocidad con la que ocurren estos crímenes.

Lo que la cúpula policial avizora con preocupación es que en diciembre, Ecuador será el primero o segundo país más inseguro de Latinoamérica. Esto lo coloca al nivel de Venezuela, que en 2022 tuvo una tasa de homicidios de 40,4 víctimas por cada 100.000 habitantes, según la organización InSight Crime.

“40 homicidios por cada 100.000 habitantes significa más de 6.500 asesinatos en 2023. ¡Una cifra nunca antes vista en la historia del país!”, explica Juan Carlos Barragán, exdirector Antinarcóticos. Aunque estuvo más de 30 años en la Policía, no puede ocultar su sorpresa ante el panorama. (Lea también: "Las muertes violentas se centran en 17 distritos y cinco zonas del país")

En 2022, Ecuador ocupó el cuarto lugar en inseguridad de los países de la región. Ahora se prevé que subirá dos lugares sobrepasando a Honduras y Colombia. La degradación de la seguridad coincide con el cambio de gobierno. El presidente electo Daniel Noboa se enfrenta a un escenario totalmente nuevo.

El oficial indica que Noboa debe ejecutar “medidas de impacto” en los cantones más violentos “con presencia y apoyo de las FF. AA. y la coordinación de la Policía, ya que al momento la capacidad instalada de la Policía es paupérrima en preventivo e Inteligencia”.

La falta de capacidad de la Policía se evidencia en los decomisos de droga, que pese a tener más de 200 toneladas, solo han sido detenidos choferes, acopiadores, personal de seguridad, pero no los dueños, los capos.

“Hay que establecer los blancos más importantes de los GDO (grupos de delincuencia organizada) y responsabilizar concretamente a las unidades de Investigación e Inteligencia su captura”, dice Barragán y agrega que cualquier medida que tome Noboa “no funcionará sin el apoyo directo y supervisado de Fuerzas Armadas”.

Para Andrés de la Vega, experto en seguridad y exviceministro del Interior, lo que el país vive actualmente es una “violencia epidémica”, según la categoría que da la OMS cuando una nación tiene una tasa de homicidios por sobre los 10 puntos. Vega señala con preocupación que en esta epidemia de muertes y dolor hay ciudades como Guayaquil, Durán y Esmeraldas, que están entre las más peligrosas del mundo. “Las ubicaciones tienen relación con la economía criminal de la droga, que está completamente presente en el país”. De la Vega dice que se debe ver este fenómeno como una actividad productiva. En este panorama, Ecuador dejó de ser solamente un país de tránsito para ser uno de abastecimiento de insumos para la producción de cocaína, también es un centro de acopio, de cadena logística y exportación.

“Esta falta de control de esta cadena ha hecho que se creen estructuras dedicadas a esto. Y estas cadenas logísticas ya han permeado estamentos del Estado porque necesitan, por ejemplo, reducir los controles”.

Darío Bucheli Fuseau, instructor de seguridad y analista de inteligencia, coincide en que el nuevo gobierno debe enfocar sus esfuerzos a atacar los grupos criminales, sus estructuras económicas y cabecillas. Pero si se piensa a largo plazo “es importante la inversión en el tejido social, de nada nos sirve encarcelar a todos los delincuentes si el país es una fábrica de gente violenta”.

Momentos claves

• 2018. Desde ese año, la violencia se incrementó rápidamente. Uno de los hechos que marcó un antes y después fue el secuestro del equipo periodístico de El Comercio, en Esmeraldas.
• 2020. Dos años después, en el gobierno de Lenín Moreno, hubo un mayor incremento de violencia que coincidió con un aumento de las capturas de droga, especialmente en la Costa.
• 2023. Hasta el 9 de octubre pasado, la tasa de homicidios ya era de 32,6 puntos. Significa que 5.954 personas habían sido asesinadas. El 90 % es por violencia criminal (por bandas).

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