Un barrio ‘fantasma’ se levanta en el norte de Quito
En Zámbiza, seis familias habitan al pie de un talud inestable desde hace 40 años.
La familia Días vive en Zámbiza desde hace 40 años. Está compuesta por seis personas oriundas de la provincia de Cotopaxi, que migraron a la ciudad para tener una mejor vida.
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Leer másTras un año de trabajar reciclando basura dentro de la zona del actual relleno sanitario, notaron que el terreno de en frente no estaba ocupado y dedujeron que no tenía dueño. Decidieron entonces establecerse allí definitivamente.
Con el mismo material de reciclaje, armaron lo más parecido a un cuarto y desde entonces lo llamaron hogar. Más tarde la autoridad municipal los desalojó. Pero al no tener un lugar donde ir, volvieron a levantar sus paredes de cartón y plástico, relata Luis Días
En 2009, con ayuda del proyecto ‘Techo para mi país’ lograron construir una pequeña estructura de bloque y cemento en esta propiedad.
Desde su llegada a la capital, el reciclaje ha sido la principal actividad económica de esta familia, cuyos miembros también crían cerdos y aves para consumo y venta, para de esta forma reunir más dinero. “Así saqué adelante a mis cuatro hijos”, cuenta Luis.
Años después llegaron sus vecinos. Unos se establecieron alrededor de ellos y otros se alejaron un poco más.
Lo que ahora es la avenida de las Palmeras, desde el puente hasta el redondel de Zámbiza, frente al relleno sanitario, hace 50 años era una cantera de material pétreo. Por esta razón, quienes aquí habitan lo llaman barrio Las Canteras.
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Leer másLa zona comprende seis predios, cuatro privados y dos municipales, de acuerdo con los datos del cabildo. Junto a este pequeño caserío existen además comercios de venta de flores, una lavadora de autos y una mecánica. Ellos instalaron mangueras para transportar el líquido vital desde zonas más altas.
En contraste, la familia Días y sus vecinos compran agua de los tanqueros y también recolectan el agua de la lluvia. Por muchos años las aguas residuales se vertían al terreno, pero hace unos meses colocaron una tubería que llega hasta la alcantarilla más cercana.
En la parte posterior de estas pequeñas casas existe una torre de energía eléctrica, sin embargo, estas familias toman luz del poste de alumbrado público.
Según Verónica Baculima, coordinadora de relocalización de Gestión de Riesgos, estas familias no pueden acceder a la relocalización, ya que no cumplen con los requisitos e incurren en invasión a la propiedad privada.
Lo que el Municipio solicita para acceder a este beneficio es habitar en zona de riesgo (no mitigable) o que la vivienda esté destruida; que los ingresos del interesado no superen el valor de la canasta básica; ser posesionarios o arrendatarios por más de cuatro años; que el valor del predio o inmueble no supere el de una Vivienda de Interés Social (30 mil dólares aproximadamente).
Además, que ninguno de los miembros de la familia sea posesionario o propietario o tenga derechos de otro inmueble en el país e ingresar de forma voluntaria al plan de relocalización.
Al estar presente el riesgo de deslave del talud, la funcionaria señala que van a buscar mecanismos para intentar ayudar a estas familias.
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Leer másAnunciaron que en los próximos días van a reunirse con ellos. Luis y sus vecinos guardan la esperanza de que alguna institución les ayude. Están dispuestos a salir del terreno, siempre y cuando tengan certeza de a dónde los trasladarán.
En el último censo de población, de 2010, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) detalló que el 4,09 % de la población nacional habitaba en una mediagua, el 0,81 % en una covacha, el 0,58 % en choza y el 0,14 % en otros tipos de vivienda.