Vivir sin aire acondicionado
En un planeta cada vez más caliente, los sistemas de enfriamiento son necesarios para sobrellevar el calor y reducir su impacto en el trabajo, la salud y los alimentos. Pero su uso descontrolado también puede exacerbar el problema.
Las noticias son alarmantes: cada año se rompe el récord máximo de temperaturas mientras el mundo observa como el Ártico y Groenlandia se deshielan; se registra una reducción de la capa de hielo de la Antártida, y las olas de calor son cada vez más recurrentes.
En Guayaquil, el 2015 fue uno de los años más cálidos de la historia desde 1850. Este evento se asoció con un mayor índice de mortalidad por enfermedades cardíacas en el mundo. La Espol hace un estudio al respecto en Durán.
El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), determinó por ejemplo que el mes de abril de este año, la temperatura media del aire tuvo valores por encima de los promedios en el 86% de sus 41 estaciones.
Es por eso que el último Viernes Negro (23 de noviembre del 2018), lo que más se demandó en los almacenes de electrodoméstico de Guayaquil fueron los televisores y los aires acondicionados, según la declaración de los administradores de estos locales. En una fecha en la que las ventas se incrementaron en un 20 % comparado con la fecha del 2017.
Sin duda, el aire acondicionado y los sistemas de refrigeración en general son una de las maravillas del mundo moderno. Pero ¿sabían que 1.100 millones de personas enfrentan riesgos por la falta de acceso a estos sistemas de enfriamiento, la gran mayoría de ellos en Asia y África? En América Latina, el país más expuesto a estos riesgos es Brasil.
Según el reporte Perspectivas escalofriantes, proveer enfriamiento sostenible para todos, elaborado por el equipo de Energía Sustentable para Todos del Banco Mundial y Naciones Unidas, los sistemas de refrigeración son esenciales para lograr gran parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
“La exposición humana al calor extremo está a niveles sin precedentes en muchas partes del mundo y es probable que aumente con el incremento de las temperaturas globales. Un estudio de 2017 predice que, para fines de este siglo, si las emisiones de carbono continúan en su trayectoria actual, tres cuartas partes de la humanidad enfrentarán un calor mortal”, señala el estudio.
Hace poco, las noticias que llegaron de Europa, mencionaron que junio fue el mes más cálido jamás registrado. Muchas imágenes mostraban a los acalorados locales y turistas en las ciudades buscando refrescarse de todas las formas posibles. ¿Se imaginan lo que sería atravesar estas oleadas de calor sin sistemas de enfriamiento?
Impactos en el planeta
En el estudio Impactos en el planeta de María José González Rivas, editora digital del Banco Mundial, se destaca los impactos que tendrán las altas temperaturas y la falta de sistemas de refrigeración.
Para 2050, las horas de trabajo perdidas debido al calor pueden llegar al 12% en las regiones más afectadas del sur de Asia y África occidental, o el 6% del PIB anual.
La falta de almacenamiento en frío y transporte refrigerado adecuados contribuyen a más de 1,5 millones de muertes prevenibles por vacunación cada año. Se puede perder hasta el 50% de los alimentos después de la cosecha en los países en desarrollo que carecen de acceso a refrigeración o a cadenas de frío. Sin embargo, los sistemas de refrigeración inadecuados pueden exacerbar el problema.
El enfriamiento normal de las empresas genera un círculo vicioso: a medida que el mundo se calienta, la mayor demanda de refrigeración aumenta los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero que, a su vez, elevan las temperaturas y hacen que el acceso a la refrigeración sea aún más crítico, al mismo tiempo que pone en peligro la seguridad humana y los medios de vida.
Enfriar tu casa o tu oficina contribuye al cambio climático al aumentar la demanda de electricidad, gran parte de la cual todavía se genera a partir de combustibles fósiles, y a través de la fuga de refrigerantes, que tienen un potencial de calentamiento global mucho mayor que la emisión de CO2.
Los dispositivos de refrigeración convencionales, tales como refrigeradores, aires acondicionados, enfriadores a escala industrial y otros dispositivos, representan hasta el 10% de todas las emisiones globales de gases de efecto invernadero, lo que equivale a más del doble de las emisiones generadas por la aviación y el transporte marítimo. Además, si no se controla, se espera que las emisiones de los refrigerantes se dupliquen para 2030 y se tripliquen para 2100, impulsadas por las olas de calor, el aumento de la población, la urbanización y una clase media en crecimiento.
Adoptar sistemas sustentables de refrigeración
Es por ello que adoptar una refrigeración correcta, eficiente, asequible y sostenible en los países en desarrollo puede ayudar a reducir la pérdida de alimentos, mejorar la salud, gestionar la demanda de energía y combatir el cambio climático. Asimismo, tiene el potencial de promover los objetivos acordados internacionalmente del Acuerdo Climático de París; los Objetivos de Desarrollo Sostenible; y la Enmienda Kigali del Protocolo de Montreal. Por ejemplo, solo reducir a la mitad la pérdida de alimentos con refrigeración y cadenas de frío podría cubrir las necesidades alimenticias de 1.000 millones de personas desnutridas.
Existen oportunidades de inversión para llevar al mercado soluciones de refrigeración sostenibles, así como oportunidades de ahorro de costos en instalaciones comerciales e industriales mediante la instalación de equipos de refrigeración eficientes.
¿Qué se necesita?
El estudio destaca lo siguiente: Por el lado de la demanda, se deben implementar políticas y regulaciones para reducir la necesidad de refrigeración en edificios residenciales, comerciales e industriales. Una mejor eficiencia térmica de los edificios, a través del aislamiento del calor con un mayor flujo de aire y techos más frescos, reduce en gran medida el enfriamiento mecánico. También se puede mejorar la planificación urbana, por ejemplo, expandiendo los espacios verdes en las ciudades.
Un punto importante es usar incentivos para cambiar el comportamiento de las personas hacia un menor uso del aire acondicionado y fomentar la utilización de aparatos de eficiencia energética. También es necesario hacer que las aplicaciones de refrigeración en el transporte y la logística sean más eficientes y respetuosas con el clima, al tiempo que se proporciona un mayor acceso a las cadenas de frío para el transporte seguro de alimentos y medicamentos, lo que beneficia tanto a las poblaciones rurales como a las urbanas.
Los gobiernos pueden incorporar la refrigeración sostenible en sus compromisos climáticos (contribuciones determinadas a nivel nacional) y garantizar que se incluyan consideraciones de refrigeración sostenible en los proyectos de servicios de energía, urbanos, de transporte, agrícolas y de salud, entre otros, recomienda el estudio.
En lo que respecta a la oferta, los gobiernos pueden actuar rápidamente para alentar a los fabricantes a mejorar la eficiencia energética de sus productos de refrigeración y reducir el potencial de calentamiento global de los refrigerantes en línea con los mandatos del Protocolo de Montreal. Asimismo, pueden establecer estándares mínimos de rendimiento energético y esquemas de etiquetado para los aires acondicionados.
Otro aspecto importante es que se puede contribuir a reducir el costo de un equipo más eficiente al promover la compra y el despliegue masivos e impulsar la capacitación de técnicos de refrigeración, un mejor mantenimiento del equipo y nuevos modelos de financiamiento y de negocios para brindar servicios de refrigeración.
Finalmente, los países pueden aumentar la generación y el uso de energía renovable, incluso a través de soluciones de almacenamiento térmico en supermercados y grandes edificios para gestionar mejor un incremento de la demanda de electricidad.