Vivir en una zona urbana no equivale a ser mas productivo
Estudio. Según el Banco Mundial, un aumento de un punto porcentual en la tasa de urbanización debe asociarse a un incremento del 3,8 % en el PIB per cápita.
El 66 % de la población de Ecuador vive en zonas urbanas, un porcentaje parecido al que tienen países como Estonia o Grecia donde, sin embargo, el Producto Interno Bruto per cápita llega a ser de más del doble que el ecuatoriano (5.996 dólares). Esta baja correlación entre densidad urbana y productividad que existe en el país (y que se replica en Latinoamérica) preocupa al Banco Mundial, que cree que la falta de planificación está dejando rezagadas a muchas naciones.
“Nos hemos dado cuenta de cómo en China la densidad poblacional contribuye altamente a la productividad. En nuestra región no está ocurriendo eso. Y la razón es que la densidad está creando efectos de congestión, en vez de ser un factor bien aprovechado”, explica María Marta Ferreyra, autora del estudio ‘Subamos el estándar para ciudades productivas’, que ayer fue presentado en Guayaquil, justamente la urbe con mayor población del país, con más de 2,6 millones de personas.
Ferreyra, quien trabajó más de dos años en elaborar este informe, basándose en un análisis de lo que ocurre en 7.000 pequeñas y grandes ciudades de la región, sostiene que esta densidad no solo está generando factores negativos como el tráfico vehicular de sus calles.
“El problema se manifiesta en la falta de seguridad, delincuencia, falta de servicios públicos, mala infraestructura de saneamiento, el hecho de que no todas las viviendas cuenten con alcantarillado”. Y cuando sus habitantes se encuentran con estas deficiencias, dice, no pueden ser más productivos.
Para subsanar eso se debe trabajar en generar un mejor entorno, relacionado con infraestructura y mejores servicios. Los problemas de tráfico vehicular, afirma, no se solucionan necesariamente creando más puentes o carreteras. “Para eso se requiere buen transporte público y políticas basadas en precios. Si manejo en horas pico y contribuyo a la congestión, entonces yo tendría que pagar un peaje más alto”. Una medida que ha ayudado a Londres y a Singapur a disipar el tráfico vial.
No obstante, son políticas que requieren ser aplicadas a nivel de país. Las demás ciudades también deberían volverse más atractivas, para que menos gente migre a las principales urbes. En esto coincidieron académicos, empresarios y actores de planificación urbana que conocieron detalles de este estudio. “No es fácil recibir al año 5.000 familias en esta ciudad. A nadie se le puede ocurrir que por más buena que sea la gestión de la ciudad, no existan problemas”, dice José Núñez, asesor urbanístico del Municipio de Guayaquil, quien afirma que el Cabildo ha venido haciendo sus mayores esfuerzos, sobre todo en obras de infraestructura básica, como alcantarillado.
Otro reto constituye cómo mejorar el escenario para las empresas. Lo que se soluciona también con mejoras en la coordinación entre gobiernos y municipios, con incentivos y herramientas de trabajo que no sean privilegio de pocas ciudades.
Un problema que repercute en salarios
Un efecto de las ciudades poco productivas es tener trabajadores con bajos salarios. Según el Banco Mundial, esto no solo se origina por la falta de un buen entorno y dinámica de las ciudades, sino por el bajo nivel de preparación. El trabajador promedio de las urbes en América Latina tiene siete años de educación. “Si lográramos que esa persona sume un año más, eso ya contribuiría a que sea más productiva y que entre al sector formal”, dice Ferreyra. En la región, la mitad de la fuerza laboral está empleada informalmente.