A Vulgarín no le toquen el novio
Perlas de campaña. La candidata correísta implicada en el caso Petro se niega a dar explicaciones. En Guayaquil, Jan Topic hace lo que le da la gana
Dice Raisa Vulgarín que ella no tiene nada que ocultar. La candidata correísta a la Asamblea Nacional, que fue vinculada en el escándalo de plata sucia por el que cayó preso la semana pasada Nicolás Petro, el hijo del presidente colombiano, tardó cinco días en aparecer para no explicar un nabo: su comunicado público, subido al Twitter y compartido de inmediato por su amigo el expresidente prófugo, es básicamente la nada en 1.500 caracteres. Empieza con un terminante y categórico “Soy Raisa Vulgarín y no tengo nada que ocultar”, dicho lo cual procede a ocultarlo todo.
¿Ayudó o no ayudó a Nicolás Petro a trasladar clandestinamente 200 millones de pesos malhabidos de Bogotá a Barranquilla? ¿Lo ha hecho otras veces? ¿Qué sabe de ese dinero? ¿Conoce al narcotraficante que supuestamente lo proveyó? ¿Cuál es la naturaleza de su relación con este grupo de presuntos delincuentes, aparte de ser novia de uno de ellos? Raisa Vulgarín no entiende que estas cuestiones, dada su condición de candidata a la Asamblea Nacional, son del más legítimo interés público y su obligación (así como la de su partido) es explicarlas y estar abierta al escrutinio más exhaustivo y a las preguntas más incómodas.
Porque un tipo cayó preso por lavado de dinero y resulta que Raisa Vulgarín era la persona en la que ese tipo confiaba para moverle esa plata de una ciudad a otra. Ella podrá extremarse en evasivas y decir que todo es un montaje de “especulaciones negativas, tergiversaciones y un encuadre mediático que da lugar a mentiras”. Pero no: son hechos. Y esos hechos podrían hacerla cómplice de lavado de activos.
“Tengo vida privada y mi relación sentimental no debe ser objeto de ataque”, dice en su comunicado. La verdad es que nadie la ha atacado por ser novia del primo del hijo del presidente de Colombia, sino por aparecer (en unos audios que publicó la revista Semana y cuya autenticidad nadie ha desmentido) comprometida en un operativo para mover plata sucia. De eso, que es lo único que importa en esta historia, la candidata no dice ni media palabra. Se explaya, en cambio, en reivindicar su libertad para ser novia de un sinvergüenza; libertad indiscutible, ciertamente: si le gustan los sinvergüenzas, allá ella.
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Jan Topic tiene razón en un punto: que el gobierno no haya instalado inhibidores de telefonía celular en las cárceles del país es una barbaridad. Quizás sólo una cosa puede ser peor: que los instale cualquiera. Porque luego ese cualquiera va y los instala donde se le cante. Y la telefonía celular, que es un sector estratégico, no puede estar a merced de un orate con acceso a tecnología de punta. De ahí que el uso de este tipo de inhibidores es restringido y requiere autorización y justificaciones, como en los bancos.
Esta semana el candidato de los socialcristianos fue a las inmediaciones de la Penitenciaría del Litoral con un inhibidor, un obrero, una escalera y sus pantalones bien puestos. Y durante 30 minutos cortó “todo tipo de señal en el lugar”. Así nomás, por la jeta. Aspiraba con ello a dejar sentado que tiene la determinación para luchar contra el crimen. Pero lo que logró demostrar es que en este país cualquiera hace lo que le da la gana. Bueno, no cualquiera: él, que para empezar tiene inhibidores.
¿Serán inhibidores Telco algo? ¿Los vende? Nomás son preguntas. De contratos para proveer al Estado de tecnología, como el firmado por la empresa de fibra óptica Telconet con el gobierno en los tiempos en que el delincuente Jorge Glas estaba al frente de los sectores estratégicos, proviene la fortuna familiar. En fin, es difícil saber si Jan Topic quiere ser presidente de la República para mayor gloria de la patria o para mayor Glory International.
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