Los waoranis están divididos por el futuro del Yasuní ITT
Comparten la misma cultura y los mismos abuelos, pero no la misma visión sobre el bloque petrolero 43. El petróleo ha traído desarrollo y conflictos
Los waoranis acostumbran a llamarse entre ellos hermanos. Pero hoy no utilizan ese calificativo, ni siquiera se dicen compañeros. Están peleados. Unos se oponen ferozmente a la explotación petrolera, otros la defienden con la misma fuerza, pues el dinero y los trabajos que reciben, constituyen su principal fuente de desarrollo.
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Leer másUn grupo de waoranis se presentó el miércoles pasado en el campo petrolero Ishpingo de Petroecuador, en el Parque Nacional Yasuní, en Orellana.
Unos iban ataviados con sus trajes típicos, otros con sus uniformes, que los identifican como obreros de varias petroleras. Pero sobre la tela jean cargaban diademas y collares de semillas.
Los líderes usaban plumas rojas y amarillas. Las mujeres portaban unas fibras vegetales que cruzaban sus pechos. Otros se habían pintado un antifaz sobre su rostro, con el pigmento del achiote. “¡No, no y mil veces no!”, gritaron. Será su respuesta a la consulta popular del 20 de agosto, con la que se decidirá el futuro del Yasuní.
Son guerreros, dicen, y defenderán la continuidad de la operación que desarrolla Petroecuador en el bloque 43.
“Hablan los que no saben. Nosotros somos los dueños de este territorio. Yasunidos nada conocen. No vienen. ¿De qué vamos a vivir si se van? ¡Vamos a luchar por el futuro de nuestros hijos!”, dice Panenky Gabano, uno de los líderes de la comunidad Kawymeno, la más cercana al campo petrolero Ishpingo, el único que se desarrolla en territorio waorani.
Situarse a favor de la explotación petrolera es una respuesta natural ante la entrega de recursos económicos que antes carecían. Un 20 % de los 200 miembros de su comunidad trabaja para la estatal petrolera o sus contratistas. Junto con otras seis comunidades kichwas de la zona, los hombres y mujeres jóvenes se han convertido en monitores ambientales, relacionistas comunitarios y técnicos.
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Leer másSe han organizado, creado empresas comunitarias que se encargan de la limpieza, el transporte y la comida de los casi 1.000 trabajadores que transitan por el bloque 43, que ocupa 80 hectáreas.
El líder Omeway dice que el centro de salud que tienen es fruto de los recursos del petróleo. Todos los niños van a la escuela; tienen agua potable y luz. “El oro negro que sale, queremos que siga. ¿Dónde está regado, dónde está destruido ömë (la selva)? Solo hablan y hablan los que reciben dinero de las oenegés, pero por acá no han venido ni a regalar un lápiz”.
Vamos a luchar por nuestra casa, porque nosotros estamos cuidando. Vivimos aquí y sabemos lo que es mejor para nuestra comunidad: educación, salud, trabajo...
Dayuma Aigua recuerda que sus padres y abuelos también trabajaron con exploraciones petroleras, las primeras datan de 1948. Reconoce que ellos tuvieron acuerdos injustos, pero que esta vez sus nietos han aprendido a negociar. “Nosotros somos los dueños del Yasuní. Es nuestra casa y nuestro futuro, pero también de todos los ecuatorianos”.
Un 90 % de los habitantes de Aguarico queremos que siga la explotación petrolera responsable. Hay proyectos en marcha que no pueden parar, como el alcantarillado, la salud.
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Leer másUna visión completamente enfrentada tiene la lideresa de la Conaie, Alicia Cahuiya. Dice que sus abuelos nacieron en el Yasuní y que ellos lo defendieron con lanzas de las petroleras o madereras. “Queremos vivir en paz. Somos únicos guardianes de nuestra casa”.
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Para Alicia Cahuiya, la explotación del petróleo siempre trae problemas: desde enfrentamientos internos, enfermedades y la pérdida de su identidad, pues la preservación de la selva es la base de la supervivencia física y cultural de los waoranis.
“Esta selva es para el bienestar de los waoranis y los hermanos Tagaeri y Taromenane. Es la casa donde tenemos farmacia, semilla, espiritualidad...”.
Como los Kawymeno, Cahuiya también recibe recursos, pero estos vienen de organizaciones internacionales, que sostienen su lucha.
Los dueños de la selva amazónica
En el área de influencia del bloque 43 Ishpingo- Tambococha-Tiputini (ITT) hay siete comunidades indígenas con 2.514 habitantes. Para los próximos cinco años, está previsto que reciban 40 millones de dólares en compensaciones y convenios. En otros bloques petroleros de Orellana, como los 16 y 67, los waoranis realizaron paralizaciones en enero pasado. Pero esas terminaron cuando lograron acuerdos para obtener infraestructura comunitaria, educación, y derechos humanos.
El Yasuní es nuestra casa. Queremos que nos respeten nuestro territorio ancestral. Los abuelos defendieron con lanza y ellos han dejado esta selva para el pueblo waorani.
- Extensión. Un millón de hectáreas tiene el Parque Nacional Yasuní. Pero el bloque petrolero 43 ITT ocupa 80 hectáreas.