Wendy Villon: “Tengo un sueno, y es que el futbol femenino crezca en todos sentidos”
Una luchadora del fútbol femenino. Wendy Villón, la entrenadora del Deportivo Cuenca que en su época también fue jugadora, recordó sus inicios y habló sobre sus metas ahora que su equipo participará en la Copa Libertadores.
Una luchadora del fútbol femenino. Así es Wendy Villón, entrenadora del Deportivo Cuenca, quien en entrevista con Diario EXPRESO recordó sus inicios y habló sobre sus metas ahora que su equipo participará en la Copa Libertadores.
“No tienes idea como fue esto, una verdadera pelea; pero como les decía a mis chicas: los tiempos de Dios son perfectos. Pero no hay tanto tiempo para celebrar, en mi cabeza ya está la Copa Libertadores”, expresó Villón, quien además destacó la compañía de su familia, en especial de su nieto Jadiel, en el campo de juego.
¿Ahora le podemos decir campeona?
Primero gracias por venir y estar con las chicas. Ese es el apoyo que necesitamos: no solo de boca, sino de hechos. Gracias a Dios logramos el objetivo. Cuando llegué les dije: yo me meto de lleno, quiero ser campeona y las chicas lo sabían (...) Pero el festejo fue en el día de partido. Tenemos unos días de vacaciones y volvemos. Ahora se viene lo más duro que es la Copa Libertadores.
¿El festejo fue a lo grande?
Teníamos que celebrarlo así, muchos dejamos nuestras ciudades, la familia, yo a mi hijo Julio (25 años) y mi nieto Jadiel (4 años) que son mi vida, pero todo sacrificio tiene su recompensa.
¿Sueño cumplido?
Así queríamos vivir esto: con estadio lleno, una ciudad unida por nosotras. No fue fácil, pero lo logramos.
¿Usted fue de las que jugó cuando no había apoyo?
Quien mejor que usted que nos vio jugar en el lodo, en las peores canchas, nadie daba el apoyo, no había ni para el agua. Uno hasta ponía de lo poco que tenía y había que rogar para los zapatos y uniformes. Fueron tiempos durísimos y en esos años soñábamos con jugar con estadios llenos. Por eso, cuando vi el Alejandro Serrano Aguilar a ‘full’, fue como un sueño cumplido. Lo que había soñado y luchado tanto se daba, pero lo disfrutaba como entrenadora. Les dije a las chicas nuevas que aprovechen esto que nosotras no tuvimos.
¿Cómo llegó al Deportivo Cuenca?
Todo fue un plan de Dios. Segundo Matamba, que fue campeón con el Cuenca, me habló y me dijo que sería bonito que trabaje acá. No tenía equipo para la SuperLiga. Él me convenció y mandé mi carpeta y le gustó, luego cuando llegamos a un acuerdo, ya tenían 3 jugadoras contratadas. Les dije que yo tenía una carpeta de chicas. Había que tener una buena base. Llevé 9 chicas e hicimos un trabajo en silencio.
Deportivo Cuenca fue un ‘equipazo’...
Me siento feliz por todo lo que se ha conseguido, estas chicas sacrificaron mucho. Tenemos muchas seleccionadas y también una chica como Tamara Bermeo, que jugo la final con 16 años.
¿Qué se viene ahora?
Hacer una buena Copa Libertadores, pero tengo un sueño a futuro y es que el fútbol femenino crezca en todos sentidos, que el apoyo sea real para todos.
Fue la 10 de Ecuador...
Tenía 17 años y el profesor Gary Estupiñán, que era el entrenador, me dio la camiseta 10, era un orgullo representar a mi país. Eso fue en 1997, en una Tricolor de mayores. Me eligieron como una de las mejores de Sudamérica. Jugué hasta el 2007.
¿Cómo se hizo entrenadora?
Estaba jugando fútbol sala y luego Gary Estupiñán y Rémulo Sotomayor sabían lo que yo había hecho en el fútbol femenino y ellos me inculcaron para que estudie y sea entrenadora. Al inicio no quería, pero me motivaron mucho. Se adelantaron a los hechos y luego comencé a ser profesora en el 2006 en varios equipos hasta que llegué a la selección nacional. Me preparé y aquí estoy.
Usted ha sido atleta, jugadora, boxeadora...
Como atleta le di varias medallas a Guayas, cuando estudiaba en el Cardenal Spellman; como jugadora arranqué en mi barrio de la 24 y Nicolás Augusto González. Aprendí a jugar en la cancha. El box fue por mi tío Segundo Mercado, pero el fútbol es mi pasión.
Seamos honestos, ¿Wendy es mejor con los pies o con las manos?
(Risas) Con ambos. Llegué a ser seleccionada de Ecuador en fútbol; en box me defendía, pero no era lo mío.
Hijo o nieto, ¿quién le sigue los pasos en la cancha?
A mi hijo lo adoro, pero es ‘malototote’; mi nieto es chiquito, hay que ver si le gusta y que tal juega, pero ya tiene entrenadora que soy yo.