Sin wilmanteranes no habría correas
ANÁLISIS. El expresidente del Consejo de la Judicatura es el producto más acabado de la corrupción judicial del correísmo
No es una casualidad que el correísmo (de esto no hace cinco meses) pusiera las manos al fuego por Wilman Terán y lo salvara de la censura en el juicio político al que lo sometió la Asamblea Nacional.
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Leer másNo es una casualidad, tampoco, que uno de los testigos estrella que él pretende llevar ahora ante los jueces para que declare a su favor en uno de los tantos casos penales que se siguen en su contra, sea precisamente el exasambleísta correísta y exdelincuente juvenil (porque ya no es joven) Ronny Aleaga, prófugo de la justicia, operador político del mismo mafioso a quien Terán sirvió como operador judicial.
Menos, mucho menos es una casualidad que Terán y los correístas juntaran sus fuerzas en lo que probablemente constituye la prioridad de sus respectivas agendas políticas: desprestigiar a la fiscal Diana Salazar; y que el principal cheerleader de Terán en ese empeño sea el organismo Acción Jurídica Popular, de la candidata correísta a la Asamblea Priscila Schettini.
El corrupto expresidente del Consejo de la Judicatura, de cuyos verdaderos alcances el país ha ido conociendo detalles sorprendentes en esta última semana, está indisolublemente unido al correísmo no sólo por sus intereses comunes y sus afinidades electivas sino por su propia naturaleza.
Wilman Terán y Maribel Barreno asisten a su juicio por obstrucción a la justicia
Leer más“El 99 por ciento de los jueces que en la actualidad administran justicia en el país proviene de la metida de mano del correísmo en la justicia”: lo dice el reconocido abogado penalista Ramiro García en cuanto tiene la oportunidad de hacerlo; y se lo confirmó, en una entrevista radial en la que coincidieron la semana pasada, la consejera de la Judicatura Yolanda Yupangui, que tiene el mapa de los juzgados grabado en la cabeza.
Sirva el dato a la hora de ir adjudicando responsabilidades: el aparato de justicia ecuatoriano, con su corrupción rampante, su tendencia a la manipulación de las leyes y al abuso de los recursos de protección, su infiltración del narcotráfico y el nivel menos que mediocre de sus magistrados, es el producto del operativo de reestructuración que efectuó el gobierno de Rafael Correa a partir del año 2011 y tuvo como sumo sacerdote, durante la mayor parte del tiempo, al presidente del Consejo de la Judicatura Gustavo Jalkh. Wilman Terán no es sino el más acabado producto de ese proceso: su expresión más pura.
Ronny Aleaga, exasambleísta prófugo, comparecerá como testigo de Wilman Terán en el juicio por obstrucción a la justicia, también conocido como caso Independencia Judicial, que inició hoy.
— Diario Expreso (@Expresoec) December 5, 2024
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“Si Jalkh pudo, ¿por qué no voy a poder yo?”, decía Wilman Terán a la hora de manipular el concurso para jueces de la Corte Nacional. Así lo cuenta uno de sus más cercanos colaboradores en el testimonio anticipado que ha ofrecido en estos días en el Caso Pantalla.
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Leer másJalky y Terán: el noble y el plebeyo. El primero fue modelo del segundo. Cuando Jalkh asumía la presidencia de la Judicatura, en 2013, Terán iniciaba su carrera judicial, tras haber prestado valiosos aportes a los intereses del correísmo: primero como coordinador de investigaciones de la Comisión de la Verdad creada por el gobierno del prófugo para dizque investigar las violaciones a los derechos humanos del período democrático; luego como director ejecutivo (nada menos, algo debe haber hecho bien en su primera chamba) de la comisión investigadora del caso Angostura, cargo que desempeñó en su calidad de asesor del Ministerio del Interior en la época en que el ministro era… ¡Gustavo Jalkh!
Pregunta: ¿Para qué necesita un funcionario tan modosito y circunspecto como Jalkh, al que sólo le falta el clavel en la solapa, contar con un tipo como Wilman Terán en su equipo de asesores? Seguramente la respuesta es inconfesable para ambos y sólo se puede intuir mediante otra pregunta de aproximación: ¿qué clase de asesores jurídicos necesita un gobierno que se jacta de “meterle la mano” a la justicia y trama fraudes tan notorios como el de Chucky Seven en el Caso El Universo o los procesos del 30-S? ¿Juristas probos o todo lo contrario?
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Leer más“El doctor Terán es un joven jurista”, dijo Jalkh en marzo de 2018, en un discurso en el que le daba la bienvenida como conjuez de la Corte Nacional, cuando él estaba de salida de la Judicatura: “entiendo que hace poco tiempo está vinculado a la Función Judicial y que no lo conocíamos”, mintió: ¿entiendo que no lo conocíamos? “Pero que, en todo caso, los comentarios que hemos escuchado son muy positivos”. Con el control absoluto de Jalkh sobre el aparato de justicia, Terán prosperó en Santo Domingo de los Tsáchilas, primero como juez de garantías penales, luego como integrante de la Corte Provincial. Pero Jalkh no lo conocía.
Wilman Terán es el personaje más redondo de cuantos han medrado del sistema de corrupción y envilecimiento institucional montado por el correísmo. Producto de concursos amañados, manipulados, ineficaces, groseramente viciados hasta el punto de que un ratero de altos vuelos como Carlos Pólit pudo en ellos calificar como contralor con cien puntos sobre cien, Wilman Terán llegó al alto cargo para el cual estaba destinado desde el primer momento precisamente para manipular otro concurso: el de jueces para la Corte Nacional de Justicia, nada menos.
Si Jalkh pudo hacerlo, ¿por qué no él? Hay que ver las insólitas ocurrencias que le reportaron puntos cuando Terán era participante de concursos: por acción afirmativa en su condición de dizque representante de la ruralidad, un punto (o los que fueran); por “su gran gestión como defensor de los derechos de la niñez y adolescencia y por su inclaudicable labor en la promoción y defensa de los derechos humanos en el Ecuador”, otro; “por su indiscutible capacidad demostrada a lo largo de su trayectoria profesional, cualidades que nos hacen reconocerle como un gran jurista, y por su bondad y su sabiduría en la preparación académica”, otro más. Así funcionan los concursos en los que las cloacas del Consejo de Participación Ciudadana y el Consejo de la Judicatura siguen insistiendo con siempre idéntico resultado: consagrar a todos los wilmanteranes de la patria en los más altos cargos de los organismos de control y la justicia.
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Leer másSentenciado ya, en el Caso Metástasis, por asociación para delinquir en calidad de operador judicial del narcotraficante Leandro Norero, de quien recibió dinero a cambio de procurar sentencias favorables cuando ocupaba el altísimo puesto de juez de la Corte Nacional de Justicia.
Acusado de obstrucción de la justicia en el Caso Independencia Judicial, junto con su colega de la Judicatura Maribel Barreno, por haber pretendido interferir en los casos que manejaba el juez Walter Macías. Acusado también, en el caso Pantalla, de manipular el concurso para la elección de los jueces de la Corte Nacional con el fin de favorecer a ciertos concursantes y perjudicar a otros.
El prontuario de Wilman Terán, representado en los tres procesos judiciales que protagoniza, es la viva imagen de la lista de pecados capitales del correísmo: complicidad con el narcotráfico, manipulación de la justicia, estafa a la fe pública y reparto mafioso de altos cargos… Wilman Terán es el funcionario perfecto de este tipo de regímenes autoritarios empeñados en el control de la justicia. Sin tipos como él, el correísmo sería imposible.