Yaguares: Suenos de inclusion
El club que mediante el Rugby le dio otra oportunidad a las personas con discapacidad.
Realizar labor social en Ecuador mediante un deporte que tenía pocos adeptos era una utopía en 2008, pero un año después el sueño se comenzó a hacer realidad gracias al trabajo de Juan Marín, un español que se enamoró de esta tierra, al punto de adoptar la nacionalidad, formar su familia y consolidar al rugby como una herramienta para ayudar a personas con diversos grados de discapacidad.
Yaguares Rugby Club, el grupo que en 2009 nació en las aulas de la Universidad Casa Grande, vivió la transición de una disciplina que en aquel tiempo apenas tenía dos clubes: Nómadas (Quito) y Mono Rugby (Guayaquil).
Al obtener una personalidad jurídica independiente creció, al punto de participar y destacar en competencias nacionales, que en la actualidad ya cuentan con más de una docena de equipos.
Un combinado femenino y otro juvenil fortalecieron en el ambicioso proyecto. En la actualidad, alrededor de 90 deportistas sin problemas de movilidad defienden los colores de Yaguares.
Pero el sueño de Marín fue mucho más allá, y gracias al apoyo del Banco de Guayaquil llegó a un sector muy vulnerable, las personas con discapacidad, que encontraron en este deporte una motivación para seguir luchando.
En 2013 llegó el rugby para cuadrapléjicos, gracias a un convenio firmado con una fundación estadounidense que donó las sillas de ruedas. Una cancha de baloncesto y un reglamento adaptado a las necesidades de estas personas allanaron el camino.
La disputa de un torneo sudamericano en Río de Janeiro, Brasil, consolidó el trabajo. Ecuador quedó entre los últimos, pero ya se había dado un primer paso.
La Fundación Fasinarm se unió, facilitando las instalaciones donde los entrenadores de Yaguares dictan clases (de lunes a viernes entre las 08:00 y 09:00). Hoy, 150 chicos con discapacidad intelectual, síndrome de Down y discapacidad auditiva practican el rugby, demostrando grandes progresos en su motricidad.
“Hay casos de quienes pasaron de no entrenar nada a moverse entre seis y ocho horas por semana. Junto a los monitores: Jason Mejía, Joaquín Abul, Emily Franco, Gabriela Luna y Valeria Orozco estamos en el proceso de selección del equipo que aportará con jugadores para integrar una selección multinacional en el Mundial Inclusivo que se jugará en Irlanda, entre el 5 y 12 de junio de 2020”, indica Marín.
Alguien podrá considerar como básicos sus movimientos, pero para estas personas a quienes la vida les ha puesto una dura prueba, cada paso que dan los pone más cerca de su meta, demostrar que esas capacidades las hacen especiales.