
Acoso sexual: el fin del ‘piropo’
Callar no es la opción, lo que se ha viralizado en redes invita a dejar atrás conductas machistas que ya no deben verse en los tiempos actuales.
“¿Y usted, qué hace para estar tan buena?”, fue la frase que resonó en un video que se viralizó estos días en Internet.
El escenario era un programa deportivo transmitido online, en donde aquellos minutos tensos visibilizaban lo que se ha vuelto parte del día a día en la sociedad.
El piropo que halagaba y pretendía iniciar diálogo con una mujer quedó en el pasado y pasó a ser una expresión violenta y hasta obscena que, muchas veces, obliga a las mujeres (de edades diferente) a cruzar la vereda, a bajarse de un taxi, a cambiar su vestido por un pantalón, o a callarse para evitar despidos.
Del inocente “quisiera ser baldosa para sentir tu caminar”, se pasó a frases explícitas de sexo. El rapero Bad Bunny diría: “Si quieres te lo meto, pero será con odio”. Y sí, es que una mujer puede sentir violentada su dignidad, incluso con la letra de ciertos géneros musicales.
Y así, el acoso sexual se va disfrazando de “piropo”.
Cultura cosificadora
Los comentarios de carácter sexual parecen no dejar indiferente a nadie. Desde la psicología se han hecho investigaciones para analizar lo que motiva a algunos hombres a comportarse así, y los resultados apuntan a una conducta cosificadora.
Barbara Fredrickson y Tommi- Ann Roberts, profesoras de Psicología en la Universidad Carolina del Norte, definieron esto en 1997 como la “Teoría de la Cosificación”. En esta subrayan aquellas experiencias que exponen a las mujeres a ser valoradas exclusivamente por su cuerpo.
Entre las consecuencias que conlleva se ven comportamientos como comentarios, señas o acosos sexuales hacia ellas (acercárseles, querer tocarlas); lo que hoy en día se disfraza como “piropo”.
No acaba ahí, esto se convierte en el escenario para trastornos psicológicos en las agraviadas, incluyendo “la depresión unipolar, los trastornos alimenticios y la disfunción sexual”, según una investigación en el 2008 del departamento de Psicología de la Universidad de Florida.
No se debe justificar por ser hombres
Para Camila Cedeño, activista por erradicar la violencia contra la mujer y directora del proyecto Muvalmu (Mujer vales mucho), “es importante mencionar de dónde nacen los piropos, estos eran parte del cortejo, la conquista y eran educados. Pero actualmente, el hombre para cortejar se expresa en la mayoría de los casos, de una manera sexual, lo cual es acoso y a su vez reflejo de una cultura machista producto de cómo se educa en casa y de lo que se consume, ya sea desde la música hasta los medios de comunicación”.
Ante esta cultura cosificadora cada vez más mujeres se quejan, tal como lo que ocurrió en estos días; en Twitter, muchas se animaron a contar su historia bajo el hashtag #Acoso.
“Antes se impulsaba el quedar calladas y se justificaba con “los hombres son así”. Pero son comportamientos que deben denunciarse, tal como se hizo en el caso del guardia de la Metrovía, que me pareció excelente que la mujer tome acción y levante su voz para pedir respeto”, precisa Cedeño.
Para Arianna Tanca, politóloga y escritora, todo esto es parte del aprendizaje como sociedad. “Vemos que hay la necesidad de incluir más voces de mujeres en todos los ámbitos, opinando, contrastando narrativas y promoviendo este cambio cultural. Va a tomar tiempo, no va a ser fácil, pero hay que hacerlo”.
Halago y acoso no es lo mismo
La pasividad frente al acoso sexual ya no es opción. El Código Orgánico Integral Penal (COIP) en su artículo 166 tipifica al acoso sexual como “la persona que solicite algún acto de naturaleza sexual, para sí o para un tercero, prevaliéndose de situación de autoridad laboral, docente, religiosa o similar, sea tutora o tutor, curadora o curador, ministros de culto, profesional de la educación o de la salud, personal responsable en la atención y cuidado del paciente o que mantenga vínculo familiar o cualquier otra forma que implique subordinación de la víctima, con la amenaza de causar a la víctima o a un tercero, un mal relacionado con las legítimas expectativas que pueda tener en el ámbito de dicha relación”.
Esa es la diferencia con el piropo, el cual es un cortejo y es educado. Según explicó la abogada Gabriela Rojas, “para que se considere como acoso de naturaleza sexual en el comentario debe solicitarse explícitamente un acto o favor sexual”. Es decir, frases soeces como “quiero que me hagas tal cosa…” si son dichas de manera explícita, aplicarían.
Cuando ocurre en un ambiente laboral, “la denuncia no debe tramitarse en el Ministerio de Trabajo, porque estamos frente a un delito de acoso sexual, y la denuncia debe realizarse en la Fiscalía”.
La profesional aclara que hay que respaldarse de pruebas. “Lo ideal es demostrar el acoso, y esto se puede hacer mediante grabaciones, mensajes, correos, el testimonio de la víctima y de testigos si los hubiera”.
En cuanto a los años de condena, “si la víctima es mayor de edad, la pena privativa es de 1 a 3 años, pero si la acosada es menor de edad, discapacitada o no comprende el hecho, o en su defecto por cualquier causa no pueda resistirlo, la sanción puede ser de 3 a 5 años de prisión”, refiere Rojas.
Bandera roja
Del acoso sexual al abuso o violación hay una fina línea. Aprenda a reconocer si está siendo acosada:
- Contacto físico deliberado, no solicitado e innecesario, tales como rozamientos, palmadas.
- Búsqueda reiterada y deliberada de encuentros a solas con la persona de forma innecesaria en horario y lugares extra-académicos o laborales, por ejemplo.
- Comentarios explícitos que inciten un acto o favor sexual. Recuerde que eso no es piropo.
- No se debe cosificar a la mujer

Como mujer acepto piropos pero con respeto “¡Qué hermosa mujer!” no es lo mismo a “estás buena”, este último no lo aceptaría porque su expresión ya es relacionada a la comida, es decir, habla de cosificación.
Me parece oportuno que cuando ya se trata de algo que nos limite hay que tomar acción. Si por ejemplo, en el área de trabajo tiene que dejar de usar vestido y cambiarlo por un pantalón para evitar algún comentario sexual, eso ya es una alerta.
Hoy en día ya no hay excusas para quedarse calladas, estamos en tiempos donde se habla de equidad, y de evitar la violencia de género en cualquier ámbito, es momento de que dejemos de ser cosificadas.
-Camila Cedeño, activista y directora de Muvalmu
- Es necesario un enfoque de género

“En el ámbito político nunca he sufrido acoso sexual, he tenido la suerte de desenvolverme en un espacio laboral que integra mucho a la mujer.
En el caso de lo que se viralizó en redes, es importante saber que no está bien normalizar esta práctica. Trasladémoslo a la cotidianidad, imaginen que van caminando rumbo a su trabajo, ¿a cuenta de qué un hombre puede opinar sobre cómo se ven y más aún de forma sexual? Es absolutamente desubicado, independientemente si la mujer se ofende o no.
La clave es generar conciencia, sobre todo en un espacio como el fútbol, que es más visto por los hombres. Esto es una oportunidad para entender que los contenidos deben tener un enfoque de género”.
-Arianna Tanca, politóloga