Ágatha Ruiz de la Prada: "Me espanta todo lo gris, lo negro y lo triste"
En diálogo con EXPRESIONES habla sobre la IA y la moda, así como su deseo de seguir creando hasta el final de sus días
Hay una paleta de colores que la representa a Ágatha Ruiz de la Prada: los vibrantes. Ella no para, vive en un entorno lleno de arte y creatividad, donde el color se convierte en su lenguaje.
Esa sensibilidad artística la acompañó desde la infancia, y la convirtió con el tiempo en una de las diseñadoras más reconocidas a nivel mundial.
Recientemente, sus creaciones colorizaron la Mitad del Mundo en el Quito Fashion Week. Su hijo Tristán Ramírez, quien desde joven se nutrió con la marca, fue quien se encargó de representar a la familia, mientras ella cumplía en el exterior la gira de medios para presentar su libro Todo por un plan.
Entre los desfiles, la tienda, libros, entrevistas, su agenda no para. “Es un trabajo que cambia tanto, tanto, tanto. Está en movimiento constante. Y últimamente ha sido brutal… Pero lo bonito de esto ¿sabes qué es? Que no me aburro nunca”, dice mientras empieza la entrevista con EXPRESIONES y adentrarnos en su marca homónima.
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¿Artista o diseñadora? ¿Cómo se lleva con las definiciones?
Pues yo la verdad diseñadora, si lo haces bien eres una diseñadora; mejor o peor…
¿De dónde vino la influencia en su trabajo?
Mi padre (César Ruíz de la Prada) fue realmente una gran influencia. Era uno de los mejores coleccionista de arte en España, y desde que era pequeña, capaz 5 años, yo lo acompañaba a los museos, galerías, y estudios de artistas.
¿Recuerda qué artista la impactaban?
En esa época, en los años 60 y 70 de España, pudo haber sido Eduardo Chillida o Antoni Tàpies. Siempre he tenido los ojos muy abiertos al arte, y esa visión la he trasladado a mis diseños.
¿Qué busca transmitir con esa paleta tan vibrante?
Bueno, el color es parte de mi filosofía. A mí me espanta todo lo gris, lo negro, lo triste... no me gustan. Usar colores vibrantes es algo muy terapéutico para mí. No solo es una cuestión estética, sino que tiene un poder emocional. Me divierte, me da energía, me ayuda mucho a ser feliz.
Esa alegría se le nota incluso en las redes sociales ¿Cómo va adaptando su creatividad a estas nuevas plataformas?
Ah… Las redes sociales las llevo yo misma. No es un community manager. Porque a mí me parece que es como una especie de periódico lo que yo hago. Entonces en el 90% de las fotos, hay trajes míos o cosas mías, y a la vez voy presentando mis productos, mis viajes, mis desfiles, los libros. Voy contando un poco todo lo que hacemos en el estudio.
¿Y cómo va su relación con la IA?
Aún estamos un poco verdes en inteligencia artificial, pero yo creo que ya va a llegar el momento…
¿Cree que llegue a reemplazar al diseñador?
Es que te va diciendo, “la gente quiere esto”, “le gusta esto”… Claro, la IA lo encuentra todo rapidito. Y entonces al final no va a haber quien luche contra ellos.
Dejando a un lado el tema tecnológico, ¿qué siente cuando ve a la gente viviendo esa experiencia de lo que usted ha creado?
Lo que más me gusta del mundo es ver a alguien vestido de Ágatha… Eso es lo que más feliz me hace, la verdad.
Y qué hay de las miles de piezas que ha creado, ¿hay alguna que sea icónica para usted?
La verdad es que no puedo elegir una sola. He tenido la suerte de que todo lo que he creado, lo he hecho con muchísima ilusión, gracias a Dios. Es mi don.
Hemos visto algunas de esas piezas en museos, ¿cree que ahora los textiles y el diseño llegan cada vez más a esos espacios?
Me parece una maravilla que valoren esa creación como una obra de arte, quisiera que haya más museos de la moda. Hace poco he estado exponiendo en el Museo Parodi de Miami, y me quedé fascinada.
Si pudiera darle un consejo a la Ágatha de los 80, ¿qué le diría?
Pues la verdad es que yo empecé con muchas ganas de trabajar y tengo la suerte infinita de que sigo con las mismas ganas, y eso es un milagro hoy en día. Yo sueño con poder seguir trabajando hasta el final. Hasta más de 100 años… Solo le diría que no pare.
Y a las nuevas generaciones de diseñadores, ¿qué les aconseja?
Pues hay mucha gente ahora que piensa que trabajando poco se puede conseguir mucho y más aún con las nuevas tecnologías. Y no, yo creo que la clave está en el trabajo duro. Hay que encontrar lo que realmente te apasiona y dedicarle todo el esfuerzo y la energía.
Ping - Pong
- Debilidad: Limpiar. (Está ahora mismo limpiando con un trapito)
- Su peor defecto: El rencor
- Un lugar para descansar: En mi casa, sobre todo en el campo, con mis perros que ya son 16. Ya no me atrevo a tener más, pero cada vez que veo sobre rescatar me da una pena no poder hacerlo.
- Algo infaltable a la hora de invitar a su casa: Me gusta recibir, y yo creo que es muy importante que se sienta la calidez y es con un buen vino.
- Ciudad favorita: París y Venecia.
- Si su vida fuera una película: Tendría un género bastante cómico. Ojalá haya un director que se atrevas a hacerla… Tiene que ser uno muy bueno.
- Actriz para personificarla: Me gustaba mucho Glenda Jackson, pero claro, ya no está, y otras que ya son muy mayores.
- Un lema: “El que aguanta, gana”.
Pasión por las telas latinas
En el Quito Fashion Week, la colección presentada destacó por su vibrante mezcla de colores y volúmenes, fiel al estilo característico de la marca que se ha mantenido desde los 80s.
A decir de Tristán Rámirez, hijo de Ágatha y CEO de la marca que lleva su nombre, ésta colección utiliza telas hechas a mano con telares antiguos, impregnadas de un alto contenido cultural. “Hacemos muchos viajes por Latinoamérica, y en un reciente recorrido por Honduras, conocimos la técnica artesanal de las comunidades indígenas Lenca”
Lo que distingue a esta propuesta es la apuesta por la creatividad, sin caer en convencionalismos "Para una muestra arriesgada... Nunca, nunca ponemos nombres a las colecciones", añade. Pues el mensaje es más estético: ropa divertida, y que no deje indiferente a quien la luzca.