Aldo, el perro que calma a los niños en la consulta dental
Es el único asistente odontológico canino de Ecuador. Trabaja tres días a la semana y solo tres horas por jornada. Tiene largos paseos desestresantes
Cuando los pasajeros de aquel vuelo Quito-Guayaquil de la aerolínea Equair comenzaron a abordar el avión se sorprendieron al ver a un inusual acompañante. Un labrador esperaba subir para ocupar uno de los asientos. Llevaba un chaleco azul marino y una credencial que lo identificaba: Aldo. Perro de terapia. Asistente dental.
Se convirtió en la estrella del momento. Todos se querían fotografiar con él y tocarlo. Él, con mucha seguridad y calma, se acomodó en el asiento asignado y posó. Estaba tranquilo, como si no se tratara de su primer vuelo. En sus cinco años como asistente dental, los viajes los había realizado únicamente en carro.
“Tuvimos la apertura de la aerolínea. Les contamos a qué se dedica Aldo y al tener una certificación internacional viaja en cabina, como se hace en otros países con los perros de terapia”, cuenta Glenda Arias, gerenta médica de Parque Dental, la clínica en la que este labrador cumple con su labor y para quien el perro es un miembro más de su familia.
Adoptó a un gallo para salvarlo de morir
Leer másEse primer viaje lo realizó hace un mes y lo repitió esta semana. A su llegada a Guayaquil lo esperaba un grupo de niños, listos para su consulta odontológica. Él debía cumplir su misión, la misma de cada viaje mensual a la ciudad: asistir a las odontopediatras.
Es el encargado de dar calma a los pequeños pacientes en Guayaquil, al igual que lo hace en Quito, aunque en la capital su labor es permanente. Está entrenado para ello y certificado. No solo eso, es el único perro asistente dental del Ecuador.
Ha logrado quitar el miedo a muchos pequeños que apenas entraban a este centro de odontología infantil comenzaban a llorar. Ahora lo ven y se emocionan. Aldo, que responde a más de 30 órdenes, juega con ellos. Sabe decir la edad de los niños con ladridos. Sabe contar. También lo hace con ladridos. Da la pata.
Y a la hora de que los pequeños suban al salón odontológico se coloca sobre su pecho y se queda quieto para ser ese calmante que necesitan. Los menores se aferran a él mientras dura el procedimiento. Él no se mueve.
José Ayala, gerente general de la clínica, esposo de Glenda y por quien se desvive Aldo, cuenta que este asistente dental tiene su agenda. Trabaja tres veces a la semana y solo tres horas al día. Lo hace en compañía de su entrenador, Wilson Yaguapaz.
Conservan a sus perros como si siguieran vivos
Leer másCon él aprendió cómo subirse sobre el pecho del paciente, por dónde hacerlo y a quedarse quieto, siendo su soporte. Pero así como trabaja debe quitarse el estrés, sale de paseo tres veces al día. Es, además, el consentido de la pareja y de sus dos hijos.
A la vida de Glenda y José llegó cuando tenía un año y ya estaba entrenado. Se enamoraron de él y ahora es su compañero del día a día, el quinto integrante de su familia y un destacado asistente dental.
- Cuidados
Una vez al mes y durante una semana, Aldo se va con su entrenador para reforzar su adiestramiento. Recibe, además, tres o cuatro baños especiales al mes y peluquería permanente.