Altruistas por convicción
Ellas le dicen ‘sí’ a las extensas jornadas de trabajo y recorridos en zonas lejanas de Guayaquil. Aspiran dibujar sonrisas en el rostro de los demás
Durante las últimas semanas por la cuarentena, diversas mujeres han sido ejemplo de que con esfuerzo y trabajo en equipo, pese a las adversidades, se pueden llevar a cabo actividades positivas. Les compartimos tres historias que animan unirse a ellas y ser solidarios, a través de donaciones u otras formas de apoyo que les permitan continuar con su misión.
- María de los Ángeles Suárez: Kits alimenticios diarios
Para la actual reina de Guayaquil servir a la ciudad, a través del voluntariado, hace que todos los días se sienta plena y fortalecida para continuar con su labor. María de los Ángeles admite que al comienzo, cuando salía de casa, sentía miedo de contagiarse y poner en riesgo la salud de sus familiares, pero se protegió a conciencia y logró su misión: conseguir alimentos y donarlos a muchas familias guayaquileñas que, debido al confinamiento, no podían salir de sus casas a ganar el sustento diario.
Junto a la organización Reina de Guayaquil procedió con la repartición de kits alimenticios y, poco a poco, ha logrado ir a varias cooperativas y sectores alejados de la ciudad que también necesitan ayuda. Además, continúa con su proyecto ‘Buen Provecho’, con el cual entrega desayunos y almuerzos a quienes trabajan en los semáforos de la urbe.
La soberana se muestra feliz de esta nueva experiencia porque lejos de los tacones y maquillaje, con ropa cómoda y zapatos deportivos ha logrado trabajar a favor de los guayaquileños. “Un día de cuarentena que no salgo a ayudar es un día perdido. De esta experiencia me llevo la satisfacción de ser un mejor ser humano. Contagiarte de la alegría y el llanto de las personas cuando les entregaban algo, eso es empatía y es lo que te da fuerzas cada mañana para continuar”, recalca.
- Ana Eguiguren: Telemedicina gratis para los necesitados
Mientras realizaba la rural, Ana fue diagnosticada con COVID-19, razón por la cual hizo un alto a sus actividades. Posteriormente, ya recuperada, y conmovida por la cantidad de personas que se enfermaban, decide crear el grupo de ayuda ‘Médicos Unidos’.
Junto a más de 20 doctores de Guayaquil, Quito, Loja, Riobamba y Cuenca ofrece de lunes a domingo teleconsultas gratuitas para las personas de escasos recursos económicos. Y así ayudar a controlar la curva de casos positivos y reducir la cantidad de personas que ingresan a las salas de emergencia, donde son mayores las posibilidades de contagio.
Hasta la fecha, han logrado ayudar con la telemedicina a más de 100 personas y visitado sectores de la isla Trinitaria, Monte Sinaí y Durán para entregar donaciones de alimentos, medicamentos y capacitar a las personas sobre temas como la importancia de una correcta desinfección. “Me llena el corazón ver la pasión de los médicos que se han unido al grupo. Y me parece espectacular que tantas personas tengan la voluntad de dar su tiempo sin esperar recibir nada a cambio. No lograría nada sin ellos”, resalta.
Sin duda, para Ana la mayor recompensa es evidenciar la alegría de los pacientes y su eterna gratitud a través de los mensajes que le escriben. Ella realiza voluntariado desde la adolescencia y actualmente espera mantener su labor con ‘Médicos Unidos’ por mucho más tiempo. Eventualmente, le gustaría establecer esta iniciativa como una fundación.
- Andrea Sánchez: Comida para las personas sin hogar
El voluntariado, desde pequeña, ha sido parte de la vida de esta joven. En la escuela ya se involucraba en campañas navideñas o en colaboraciones con fundaciones. Al crecer se dio cuenta de que su mayor sueño era tener una fundación, y en abril del año pasado, este objetivo comenzó a cristalizarse. Junto a un grupo de amigas creó la organización ‘Manitos en Acción’.
Gracias a este proyecto, cada semana, ella y 20 voluntarios más, cocinan y distribuyen comida a personas sin hogar en la ciudad. Además, ha sido parte de campañas para contribuir en el tratamiento médico de niños con enfermedades catastróficas y también en dar ayuda integral a los animales de la calle, proporcionándoles una mejor calidad de vida con alimento, esterilización, rescate y proceso de adopción.
Debido a la pandemia, Andrea tuvo que reorganizar su flujo de trabajo y potenciar su esfuerzo en la entrega de víveres, productos de protección y desinfección como mascarillas, alcohol y cloro. Reconoce que sola no podría lograr todo el trabajo que hace. Agradece a las voluntarias María José Balcázar y Martha Egas, quienes siempre han estado prestas a dar una mano cada vez que alguien necesita ayuda. “La satisfacción de saber que se hace algo bueno, hace que todo valga la pena. Sé que con dedicación y amor lograremos mucho más”, afirma.