Cuando el amigo fiel se va...
La psicóloga Daniela Terán explica cómo afrontar la muerte de una mascota. La empatía y el respeto de quienes lo rodean son la clave.
Las mascotas son más que solo animales de compañía. Al convivir por varios años con los perros o gatos, estos se convierten en miembros claves del núcleo familiar. Por eso, ante su fallecimiento es muy común que su dueño atraviese por una etapa de duelo y cambie su comportamiento ante la falta de su pequeño y fiel amigo.
Así lo explica la psicóloga Daniela Terán, quien resalta que “con la pérdida de la mascota también va a existir un desbalance emocional y un desequilibrio de la rutina diaria que tenía la persona porque, por ejemplo, quizás estaba acostumbrado a darle de comer a ciertas horas, sacarlo a pasear, llevarlo al veterinario o salir a correr con él”.
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Es normal atravesar por este proceso pues la ausencia va a provocar sufrimiento. La experta sostiene es importante tomar un tiempo para asimilar este cambio y “si quiere llorar o no salir de casa por unos días, está bien”. Jamás deje que nadie invalide o minimice sus sentimientos.
Si en la familia hay niños, comuníquenles sobre la muerte del animalito de forma directa. No digan ‘mentiras piadosas’ como que se escapó o se fue a visitar a sus parientes. “Es adecuado que también puedan procesar el duelo y despedir a la mascota con una carta o dibujo en honor a ella”, añade Terán.
¿Cuándo adoptar otra mascota?
Aunque está muy normalizada la adopción de los perros o gatos, Terán insiste en que, tras la muerte de una mascota, no es recomendable reemplazarla por otra inmediatamente.
“Los animales no son un bien material, son seres vivos que crean una conexión única con cada persona. Hágalo cuando ya no la recuerde con dolor , y sienta que está listo para incorporar al nuevo miembro a la familia que lo va a acompañar en nuevas experiencias”.
¡Anímese a adoptar una mascota!
Leer másAtención
Si el duelo se hace crónico e interfiere en el comportamiento cotidiano de la persona a largo plazo porque no le permite disfrutar a plenitud de todas las actividades que hacía antes, lo mejor es que acuda a un especialista en psicología.