Ana Belén Cordero: "Soy obstinada en lo que me propongo"
Su pasión por defender las 'causas perdidas' desde niña la condujo a ser una abogada sobresaliente y, ahora, a presidir la curul del extinto César Monge
Sencilla y centrada, es una mujer que sigue una ruta trazada al seguir el ejemplo y legado de un abuelo (Gonzalo Cordero Crespo (+), quien desempeñó varios cargos públicos de relevancia a nivel nacional), lo que la mantiene motivada y en el trayecto.
Ana Belén es esposa, madre, abogada y asambleísta en el actual período legislativo. Su dinámica de vida se bate entre estos espacios que, para ella, son fundamentales en su desarrollo personal y humano, y en los que apuesta todas sus energías.
Su incursión política no es fortuita. Es el resultado de un engranaje que se fue dando de forma natural y sin presión alguna. Apasionada por las causas justas, el Derecho le viene por herencia. “Mis abuelos fueron abogados y yo era la defensora de las causas perdidas ¡y de todo el mundo!”.
Con un máster en Derecho Empresarial (USFQ) y otro en Gerencia Política (Universidad George Washington), ahora ocupa la curul que César Monge dejó a los pocos días de ocuparla, pues fue nombrado ministro de Gobierno. Para ella, el reto significa una gran responsabilidad, pues dice que “fue un líder nato”. Y asegura que “su legado representa una lucha de tenacidad y constancia”. Mientras tanto, llama la atención no solo por su belleza, sino también por su notoria participación como vicepresidenta de la Comisión de Fiscalización.
Su interés por la agenda política empezó a tomar forma en las aulas universitarias al profundizar sobre la ideología liberal, la defensa de los derechos y libertad económica, gracias a un profesor que respeta y considera su amigo, Juan Fernando Carpio. Este avance la impulsó a involucrarse en grupos juveniles relacionados con política; más adelante, en el ejercicio profesional, a nivel privado, llevó a cabo asesoría legal, comunicacional y regulatoria en temas de políticas públicas en educación superior y en el sector universitario.
Su hogar, su todo
Nacida en Quito, vivió en Guayaquil cerca de 20 años donde, dice, fue muy feliz. Estudió en el colegio Nuevo Mundo y su preparación superior la empezó en la UEES y la continuó en Salamanca, España, para finalizar en la USFQ, en la capital.
Al trabajar en el movimiento CREO conoció a su esposo, Fabián Pozo Neira, quien conformaba el partido en Cuenca. La política unió a la pareja, que consolidó su hogar en el 2015. Hoy, luego de 6 años, ambos siguen la misma senda con ideales y principios afines.
Fabián se desempeña como secretario jurídico de la Presidencia y ambos siempre encuentran otros espacios en común para compartir. No piensan tener más hijos, pues desean desarrollar sus carreras y disfrutar de la familia que tienen.
Fabián y yo hemos aprendido a respetar y valorar el trabajo del otro y tener tiempo de pareja.
Una mamá ‘pulpo’
El día a día de esta dinámica mujer es a mil, entre las tareas propias del hogar, hijos (José María de 4 años y Juan Sebastián de 11 meses) y el trabajo. Se considera una mamá ‘pulpo’, porque hace todo al mismo tiempo y se organiza con una agenda diaria para no olvidar nada:
“Siento que tengo muchos tentáculos para tratar de cubrir todas las cosas que tengo que hacer y, aunque no siempre lo logro, trato de no complicarme. Con mi primer hijo fui una madre muy recelosa, con el segundo nos hemos relajado. Si no logro hacer compras, las pido por una aplicación; me apoyo en mis padres para que me ayuden con mis hijos y los fines de semana tratamos de descansar. Conjugar el trabajo con la familia no es fácil, pero sí se puede”.
Cara a cara
- ¿Cómo se mira a sí misma?
Soy una mujer con un carácter fuerte, un poco impaciente, pero obstinada en lo que me propongo. Me cuesta sacar fácilmente mis emociones y demostrarlas, pero sí las tengo por ahí…
- ¿El tiempo alcanza para sí misma?
¡No! Quisiera que alcance para hacer algo de deporte, por ejemplo. Como estamos empezando el período legislativo aún hay mucho por hacer, pero trato de equilibrar tiempos distribuyendo prioridades.
- ¿Cuál es su momento favorito?
La Navidad y el fin de año. Vivía en Guayaquil, pero pasábamos Navidad en Quito con mis abuelos; y el fin de año siempre en la playa, donde más me gusta estar porque soy de tierra caliente (risas) y me encanta la arena y el mar.
- ¿Qué lujos se da?
Me encantan las playas del Ecuador, especialmente las del Guayas como Olón o San José, ¡son preciosas!
- ¿Los momentos más duros?
El perder a mis abuelos fue duro, sobre todo a Gonzalo Cordero Crespo porque siempre ha sido mi referente por su honradez, además sigo sus pasos en política. En diciembre perdí a mi suegro, que era un gran abuelo y padre. Fueron momentos difíciles y los enfrenté embarazada.
- ¿Cuál es su mayor logro?
Mi mayor logro son mis hijos, mi mayor felicidad y mi razón de existir y por la que regreso a casa ¡feliz de verlos!
- ¿Cómo celebró su último cumpleaños?
Siendo ya asambleísta en Quito, con la familia. Seguimos en pandemia.
- ¿Cómo se cuida día a día? ¿Rutinas?
Me cuido mucho del sol de la Sierra porque mancha la piel. Uso bloqueador solar en el rostro, gorra o sombrero cuando hay mucho sol. Cada cierto tiempo me hago tratamientos en la cara, uso cremas y como sano.
Cuenca en su vida
De la capital azuaya heredó los apellidos, los genes y algunas costumbres, como reunir con frecuencia a la familia y a los amigos más cercanos. Su padre, abuelos, esposo, hijos y hasta su perro Simba son cuencanos. Además sigue varias tradiciones culinarias como el mote pillo, las cascaritas y el delicioso hornado cuencano.